17 de enero de 2020

Ana Ma. Gurrola Togasi. Escuela Nacional Preparatoria. UNAM. Ciudad de México.
Comunidad de Educadores de la Red de Docentes IB
Actualmente, lo políticamente correcto es estar a favor de las grandes causas de la humanidad, una de ellas son las medidas para la sostenibilidad, Sin embargo, es pertinente preguntarse cuántas personas realmente modifican sus hábitos y patrones de consumo para asegurar la sostenibilidad. En la ENP, estos temas se bordan en os programas de estudio, pero no tendrán el impacto necesario en los estudiantes si lo profesores no somos coherentes entre lo que hacemos y lo que decimos.

Me parece que como pocas veces en la historia de la humanidad estamos sufriendo de diversas modas o tendencias, las redes sociales y los medios de comunicación en general están saturados de información sobre los más diversos temas: los derechos de la mujer, el cambio climático, la contaminación ambiental y un largo, larguísimo etcétera.

Comunidad de Educadores: Un espacio para visibilizar el pensamiento de los docentes

La Red Iberoamericana de Docentes (41.700 miembros) quiere aprovechar la gran visibilidad que tiene sus blogs, tanto en la Red como en abierto, y va a iniciar una etapa en la que se van proponiendo temas de interés para la profesión docente que se actualizarán cada dos meses y que serán revisados por nuestro Comité Académico con el compromiso de hacer un retorno de todo lo recibido. Los docentes que a lo largo de 2020 publiquen un mínimo de 5 artículos recibirán un certificado acreditativo. El registro en esta acción es libre y gratuito y las entregas se harán a través de una plataforma Moodle para tener un control y las herramientas de evaluación adecuadas. Todos lo interesados puede registrarse desde hoy hasta el 31 de diciembre de 2019. Los datos que se solicitan son los necesarios para emitir, en caso de haberlo logrado, los certificados. Registro en: https://forms.gle/ssatywJomDsff2T27

Y en 2020 haremos entre todos el Año Iberoamericano de la Cultura Científica

Nadie quiere ser políticamente incorrecto, así que sin más reparos aceptamos una postura a favor de estas grandes causas de la humanidad. La pregunta que vale la pena hacerse es ¿cuántos de nosotros estamos comprometidos para tomar medidas en nuestro diario vivir que realmente puedan significar una mejora. o al menos, la mitigación de estos serios problemas?

Me pregunto si estaríamos dispuestos a restringir el número de horas que pasamos en Internet, para mitigar el cambio climático, o a limitar el número de prendas de ropa nueva que podemos adquirir en un año y así ayudar a preservar los recursos para las próximas generaciones.

Las generaciones posteriores a cualquier guerra sabían muy bien lo que significaba la escasez de recursos, desafortunadamente esas personas han ido falleciendo y sus descendientes han olvidado las medidas transmitidas para vivir de manera económica.

Es difícil saber en qué momento exactamente empezamos a consumir recursos y energía de una manera tan desmesurada que pusimos en riesgo el abasto suficiente para las siguientes generaciones. Vivimos en una sociedad que todo descarta, los envases, las bolsas e incluso los aparatos electrodomésticos y electrónicos, cuya obsolescencia programada y diseño evitan la posibilidad de reparación.

Cuando yo era niña, actualmente tengo 52 años, los refrescos venían en envases retornables de vidrio, las verduras que comprábamos en el mercado se envolvían en papel periódico y se transportaban en una bolsa re-usable, los huevos se colocaban en una “huevera”, muchas veces en forma de gallina, por cierto, y las familias tenían una sola televisión que duraba hasta 20 años o más.

Los niños éramos educados en el ahorro y la economía, al menos los que provenimos de familias modestas, no estaba mal visto darle varios usos a un mismo objeto, los niños menores usábamos la ropa de los mayores, las toallas viejas se usaban para limpiar los pisos y nuestras madres hacían los famosos “chilaquiles” con las tortillas de maíz y la deliciosa “capirotada” con el pan que sobraba de la comida.

Las mujeres de Canadá y de los Estados Unidos elaboraban, con retazos sobrantes de tela o de ropas viejas, los cubrecamas “quilt” que muchos de ellos son considerados verdaderas obras de arte que se heredaban en las familias por generaciones. Era una manera económica e inteligente de mantener a las familias abrigadas durante las frías noches de invierno de Norte América.

Ahora todo se tira o se deja de usar porque ya no está de moda, las familias no quieren dar la apariencia de escasez, es mejor endeudarse con las tarjetas de crédito para adquirir mercancías que muchas veces no necesitan.

Yo vivo en México, un país en el cual la frase “crisis económica” está siempre presente, salimos de una y entramos a otra aún más grave. Los bancos y algunas entidades gubernamentales están publicitando, como estrategia para enfrentar la crisis, la elaboración de un presupuesto familiar y que las personas se pregunten si realmente necesitan las cosas o se trata de un deseo, o capricho en algunos casos, que puede ser suplido en otro momento.

La sensatez y la reflexión, basadas en los principios de que no puedes gastar más de lo que ganas y que los recursos son finitos, son pautas de conducta que molestan e irritan a algunas personas. Se sienten ofendidas por estar limitadas por un presupuesto, consideran que para eso trabajan, para darse “sus lujos”, de manera que recurrir al “tarjetazo” es una forma de sentirse felices y realizadas, aunque sea momentáneamente.

Este estilo de vida consumista e irresponsable característico de la segunda mitad del siglo XX nos ha llevado a la crisis que vivimos actualmente. El problema es complicado y requiere de soluciones drásticas, parecerá trillado, pero definitivamente la educación es parte importante de la solución.

Es necesario desaprender las costumbres de desperdicio y descarte para adquirir nuevos hábitos ¿cómo fue posible que sin darnos cuenta mi familia perdiera, en unos cuantos años, hábitos de economía que fueron transmitidos de generación en generación? Sin duda alguna que la mercadotecnia y la publicidad son efectivas, ojalá y la educación surtiera efectos tan rápidos.

Para que nuestros estudiantes tomen consciencia del problema y de lo que es necesario hacer para mitigarlo, los profesores debemos no sólo ser consientes sino coherentes entre lo que decimos y hacemos.

En la Escuela Nacional Preparatoria, institución en la que trabajo, en los programas de estudio se abordan temas relacionados con la sostenibilidad, en el caso de química se trata sobre los dispositivos electrónicos, los elementos químicos, materias primas y energía que son necesarios para su fabricación. También se incluyen los severos problemas sociales y ambientales asociados a la explotación de recursos mineros como el coltán, otras tierras raras y metales como el cobre empleados en su fabricación.

De igual manera, se habla de la obsolescencia programada, las modas y tendencias que han aumentado significativamente los desechos electrónicos, de su correcta disposición y reciclado que aminoren los problemas ya mencionados.

Es importante mencionar la decisión de Japón de elaborar las medallas de la próxima olimpiada con metales reciclados, provenientes principalmente de dispositivos electrónicos. Para los atletas ganadores seguramente será un doble honor, recibir las apreciadas medallas olímpicas y ser los primeros en poseer una presea reciclada.

En este momento, lo más importante es preguntarnos ¿vale la pena tener el último modelo de teléfono celular? ¿realmente lo necesito? ¿cuánta gente sufre para extraer las materias primas necesarias? Pero si para los profesores esto sólo significan contenidos escolares que tiene que impartir porque la institución los obliga, y no impactan en sus patrones de consumo y la toma de decisiones cotidianas, lo más seguro es que no pase nada.

Es verdad que el futuro ya nos alcanzó y que mañana ya es hoy, es una triste y preocupante realidad que los recursos necesarios para las siguientes generaciones, incluso para las actuales, ya están comprometidos. No se trata de ser “cool” y apoyar las buenas causas de la humanidad, de re-enviar un video con un mensaje positivo, se trata de re-educarnos la más rápido posible y modificar nuestros voraces y destructivos estilos de vida, de otra manera la sobrevivencia de nuestra especie está en grave peligro.