24 de julio de 2020

Irma Rosa Almidón López, Huancayo, Perú.
Alexis es un niño de primer grado de secundaria, se le ve triste, vive con sus hermanos mayores por parte de su mamá y con ésta; no lo tratan bien en su casa por ese hecho. Su madre, que no se preocupa de sus alimentos, inclusive ha dicho que no lo quiere y si desaprueba algunas áreas curriculares en el colegio, va a retirarlo.

En el Perú, probablemente, existen muchos Alexis, que son privados de sus derechos básicos establecidos en la Convención de los derechos de los niños, en nuestra Carta Magna que es nuestra Constitución Política, así mismo en el Código de los niños y adolescentes.

Ser sujeto de derechos significa ser titulares de los derechos, es decir aquel al que puede atribuírsele derechos y obligaciones a través de la Ley. En tal sentido, las personas físicas (naturales) o jurídicas son sujetos de derecho. Las primeras están integrados por la especie humana y que el hecho de nacer le hace un sujeto de derecho. Las jurídicas (morales) no son individuos, sino entidades creadas por las personas naturales, más allá de su naturaleza abstracta o ideal, también son sujetos de derecho. Alexis como sujeto de derechos los tiene y no se le está respetando.

Esto quiere decir, que los seres humanos, las empresas, las cooperativas, las asociaciones civiles y las organizaciones no gubernamentales (ONG), por citar algunos ejemplos de personas físicas y jurídicas, cuentan con derechos que están protegidos por la ley. Estos sujetos de derecho también tienen obligaciones que no pueden evadir: de lo contrario, son castigados de acuerdo a lo estipulado por la legislación en vigencia.

Todos los seres humanos, sin distinción de nuestras diferencias personales, sean estas culturales, de género, o étnicas son sujetos de derechos, lo que implica el reconocimiento de las posibilidades de vivir dignamente con calidad, y contar con las condiciones propicias para el desarrollo de la autonomía y la búsqueda de bienestar. Nuestro Alexis no vive dignamente, menos con calidad, ya que es rechazado por su propia familia.

Todos los seres humanos, comprometidos con la vida, el desarrollo, la solidaridad, la educación del individuo, el cuidado y protección de la riqueza social y natural del planeta somos garantes de los derechos de los niños y niñas adolescentes, por tanto somos responsables de que sus derechos no sean conculcados de ninguna manera.

Pero también remarquemos que el estado debe ser el gran garante de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y debe efectuar las transformaciones que sean necesarias para ello: financiamiento, cobertura, institucionalización, entre otras. Pero no puede actuar solo, la transformación pasa por un cambio esencialmente cultural. Para lograrlo, necesitamos un gran pacto social en la que todos los sectores de la sociedad y cada persona en particular, se sientan parte de esta transformación.

Los maestros y la escuela no se pueden desentender de un niño al que ven golpeado, falto de alimento o de higiene. Muchos maestros ponen manos a la obra: desde dar de comer hasta bañar a los chicos, y además enseñar. Cuando se habla de la infancia temprana, el tema legal es complejo, pero la escuela tiene el rol de detectar y acompañar en el proceso. 

Desde las escuelas se debe brindar una educación en derechos humanos por ser fundamental en el desarrollo integral del individuo ya que, por un lado, le hace ser respetuoso con los derechos de los demás, y por otro, al ser conocedor de cuáles son sus derechos exige a las autoridades su respeto. La enseñanza de los derechos humanos se vincula con el reconocimiento y el respeto de estos derechos. Tiene como fin que los ciudadanos conozcan sus derechos y deberes para con la sociedad y que se formen desde niños y adolescentes en el respeto de la dignidad humana.

Deseo culminar, transcribiendo lo señalado en Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, 30 de septiembre de 1990: "No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana".