5 de junio de 2018

Gerardo Mora (México, DF).
Se presenta un diseño de secuencia didáctica para las clases de Historia en educación básica secundaria (adolescentes de 13-14 años) utilizando la estrategia “Aprendizaje basado en problemas” (ABP), con el objetivo de fomentar vocaciones científicas.

El fomento de las vocaciones científicas debiera ser una práctica cotidiana en la escuela básica. Este propósito no debe dejarse sólo a las asignaturas de Ciencias, sino integrarlo en contenidos transversales y utilizar estrategias didácticas adecuadas (activas), como el “Aprendizaje basado en problemas” (ABP).

En la escuela básica secundaria (adolescentes de 13-14 años) se imparten cuatro clases de Historia a la semana, cada una de 50 minutos, en los dos últimos grados. El programa de estudios establece cinco Bloques cronológicos para cada curso (historia mundial y nacional), que se dividen en temas panorámicos, temas para comprender el periodo de acuerdo a sus ámbitos (económico, social, político o cultural) y temas para “analizar y reflexionar” en los que el alumno debe “investigar”. Pero lo normal es que el profesor exponga los temas y los alumnos tomen “dictados”, “ilustren” sus apuntes, lean su libro de texto, busquen información en la red (web) y respondan exámenes de conocimientos declarativos (identificar hechos). Estas actividades fomentan una memorización contraria al desarrollo del pensamiento científico, incluso en las asignaturas de Ciencias.

Excepto en Educación Física y Tecnologías, los alumnos permanecen 200 días al año sentados en su aula alineados individualmente hacia el pizarrón. En estas condiciones, es difícil cambiar las rutinas docentes. Por eso desarrollamos una secuencia didáctica para la clase de Historia, a partir de un problema que le permita comprender y utilizar la información que le proporciona el docente, el libro de texto o las fuentes históricas.

Para empezar, se formula una pregunta que implique su respuesta la realización de inferencias (argumentos lógicos) para comprender un tema histórico (conceptos, principios o procedimientos) o resolver un problema sobre el mismo. Nos referimos a niveles taxonómicos superiores a la memorización.

La secuencia se divide en tres partes: en la primera (15 minutos) se presenta la pregunta a partir del uso de fuentes primarias (imágenes, objetos, documentos), que deben resultar interesantes para los alumnos. Esta motivación es endógena o intrínseca, dando sentido al estudio de la historia para el desarrollo de sus inteligencias múltiples (lógica, lingüística, interpersonal, etc.).

De acuerdo a la pregunta (qué, cómo o por qué), la exposición docente puede desarrollarse en tres formas, a las que denominamos “guía de museo”, “cronista”y “detective”. Como “guía” el profesor presenta información interesante por su forma y contenidos. Como “cronista” narra un acontecimiento histórico resaltando a los personajes. Y como “detective” presenta pistas para que el alumno realice hipótesis. Las respuestas esperadas (escritas y orales) de los alumnos se evalúan por su forma narrativa -descripción, relato (story) o explicación- y la información recuperada de la clase.

En la segunda parte de la secuencia (25 minutos), se presenta la información para resolver la pregunta mediante “palabras clave” (no más de 10) que los alumnos organizan en un esquema, mapa o pictograma.

En la tercera parte, se le pide al alumno responder la pregunta por escrito (5 minutos) y se comenta la respuesta de alguno como evaluación formativa.

El diseño de esta secuencia requiere considerar el tipo de grupo (ordenado, pasivo, activo o desordenado), para definir el nivel de dominio procedimental adecuado (demostración, práctica o aplicación), las estrategias de motivación extrínseca o exógena (reto cognitivo, rutina de estudio, contrato o estímulos) y el tipo de actividades (individuales o grupales, lúdicas, kinestésicas, etc.).

La evaluación sumativa puede realizarse mediante reactivos de opción múltiple (respuesta directa, complementación, jerarquización, selección de elementos o por columnas) omultirreactivos (utilizando lecturas breves).

Concluimos aclarando que esta forma de utilizar el ABP en clase debe complementarse con Talleres y proyectos de museología, periodismo y dramatización como lo establecemos en nuestro Modelo de Educación Histórica (https://independent.academia.edu/GerardoMora). Ambos son “laboratorios” para plantear y resolver problemas, recuperando información de fuentes (evidencias) y realizando inferencias lógicas (algorítmicas o heurísticas). Así puede contribuir la asignatura de Historia al fomento de las vocaciones científicas.

I Congreso Iberoamericano de Docentes
Algeciras, Cádiz, España 6 al 8 de diciembre de 2018

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