6 de junio de 2022

Biól. Prof. Marcela Alejandra Quinteros - https://orcid.org/0000-0002-0139-745
Deán Funes. Córdoba. Argentina.
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.

Los cambios disruptivos en el mundo, en los jóvenes, y en la ciencia de la educación obligan a repensar y poner en práctica un nuevo proceso de enseñanza y aprendizaje centrado en el alumno (Aragay, J., y otros, 2015) 1. A dar un salto conceptual del enfoque enseñanza/aprendizaje al de construcción de conocimiento.

Hoy, las metáforas dominantes en la escuela deben ser "el estudiante como un trabajador", “el docente como guía” (Coalition of Essential Schools, 1984 2). El proceso de construir conocimiento puede significar también, intercambiar los roles: el estudiante puede ser mediado, pero también mediador.

Hay que dejar la visión de “mapa” con la que los docentes orientan su acción, a la visión de “territorio”, donde se hallan la diversidad, los desafíos, la realidad cotidiana (Calvo Muñoz, 2012).

Especialistas de la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO en su documento sobre desafíos, tensiones y cuestiones abiertas en relación con el currículo para el siglo XXI observan que las expectativas relativas a la tarea de educar y al rol del docente han cambiado considerablemente. Señalan que los currículos contemporáneos abogan por el aprendizaje activo; consideran a los estudiantes como protagonistas en la construcción y regulación de sus aprendizajes; postulan una enseñanza centrada en las necesidades y expectativas de los estudiantes; consideran interrelacionadas las dimensiones cognitivas, ética y emocional en los aprendizajes; proponen facilitar la comprensión y la aplicación de conocimientos más que su acumulación (Amadio, Opertti, & Tedesco, 2014). Pone especial énfasis para ello en el desarrollo de habilidades relevantes para el siglo XXI y de competencias digitales y socioemocionales que están siendo demandadas en el mercado laboral, tales como pensamiento computacional, resolución de problemas, habilidades de pensamiento crítico, y habilidades socioemocionales.

El currículo debe estimular y proponer la multidisciplinariedad para que los estudiantes sean capaces de asociar los conocimientos y combinarlos para un mejor desempeño. Pero, sobre todo, el gran cambio estructural está en que el centro del currículo se desplace de los contenidos hacia la persona: el estudiante es hoy el centro del aprendizaje y su protagonista principal.

Uno de los desafíos más importantes que experimentan los países que buscan cambios en la secundaria, es cómo mover el currículo real desde el dominio de los conocimientos hacia trayectorias curriculares dirigidas más hacia la creatividad y la identidad.

Se propone el desarrollo de un modelo educativo que promueva la participación activa de los estudiantes en el proceso de aprendizaje, a partir de actividades que involucran la resolución de problemas auténticos que les exigen tomar decisiones, indagar en diversas fuentes, poner en relación distintos contenidos, saberes y lenguajes. Se busca que los alumnos desarrollen capacidades acordes con el mundo contemporáneo, para lo cual promueve el trabajo en proyectos colaborativos que, además de formarlos intelectualmente, fomentan habilidades para la vida en sociedad, como la empatía, el respeto por la diversidad y la construcción de vínculos positivos interpersonales y sociales.

En las experiencias innovadoras, el diseño curricular se estructura en torno a áreas de conocimiento que se presentan como unidades curriculares, proyectos, talleres …. Lo común es que el currículo abre espacios tanto de construcción disciplinar de conocimientos, como de construcción multi o interdisciplinar. Consecuentemente, el trabajo docente, la evaluación y promoción de los estudiantes sigue los lineamientos de esa forma de estructurar el currículo (Steinberg, Tiramonti, & Ziegler, 2019) (García Huidobro, 2019) (Mehta & Fine, 2015). Con un contenido interdisciplinario, los estudiantes son llevados a integrar la información dentro de estructuras consistentes de conocimiento y a practicar su transferencia flexible a nuevos temas. Las actividades de aprendizaje se definen por las preguntas a las que los estudiantes pretenden responder y por las habilidades que ellos adquieren, más que por el desarrollo separado de diferentes temas (OECD, 2013).

Ante el surgimiento de nuevas demandas de la sociedad, se ha tratado de dar diferentes repuestas, sobre todo desde el abordaje pedagógico. Una de las que más se ha difundido y planteado como alternativa en estos últimos años ha sido el Aprendizaje Basado en Proyectos, ya que responde a los modos en que las personas aprendemos mejor y les permite a los alumnos adquirir herramientas que necesitarán en su futuro.

El método de proyectos permite desarrollar el modelo ideal de una acción completa guiada mediante las fases que lo componen. A partir de la recopilación de información procedente de varios recursos, se elabora un plan de trabajo que determina el procedimiento metodológico a seguir, que implica acción conjunta del grupo de trabajo constituido; el cual debe optar por una estrategia a seguir, entre varias posibles. En la etapa de realización del proyecto, la acción investigadora y experimental ocupa el lugar prioritario. Concluido lo cual, los estudiantes realizan una fase de autocontrol y concluye con la valoración y reflexión final de evaluación en diálogo con los docentes involucrados. (Blanchard, 2014)

El aprendizaje basado en problemas (ABP) es una metodología centrada en el aprendizaje, en la investigación y reflexión que siguen los alumnos para llegar a una solución ante un problema planteado por el profesor.

En esta metodología los protagonistas del aprendizaje son los propios alumnos, que asumen la responsabilidad de ser parte activa en el proceso. Ayuda al alumno a desarrollar y a trabajar diversas competencias: resolución de problemas, toma de decisiones, trabajo en equipo, habilidades de comunicación (argumentación y presentación de la información), desarrollo de actitudes y valores: precisión, revisión, tolerancia… Favorece el desarrollo del razonamiento eficaz y la creatividad. Desarrolla, sobre todo, de habilidades en cuanto a la búsqueda y manejo de información y las habilidades de investigación. (Servicio de Innovación Educativa UPM, 2008)

El Instituto Buck de Educación (BIE) define el ABP como “un método sistemático de enseñanza que involucra a los estudiantes en el aprendizaje de conocimientos y habilidades, a través de un proceso extendido de indagación, estructurado alrededor de preguntas complejas y auténticas, y tareas y productos cuidadosamente diseñados”. Cabe destacar que esta metodología implica un cambio disruptivo en las dinámicas de aula, un cambio de rol docente en donde pasamos a ser facilitadores, líderes, gestionamos conflictos de equipos, curamos contenido, ayudamos a los alumnos a investigar y organizarse de forma autónoma, y por lo tanto implementar esta metodología requiere de experimentación, ensayo y error, investigación y práctica.

Tradicionalmente se ha concebido un proyecto como el ámbito de aplicación de un aprendizaje ya aprendido. Hay que entender que un trabajo de proyecto no es la práctica de un aprendizaje, es el aprendizaje mismo (Esteve Gilbert, 2019). El aprendizaje por proyectos permite desarrollar los diferentes tipos de competencias (la del conocimiento especifico, la metodológica y la social), fomenta una actuación autónoma y creativa, el aprendizaje en equipo, asistido por medios y la interdisciplinariedad basada en las experiencias de los propios estudiantes.

El ABP posibilita la consecución de las competencias que se consideran deben adquirir los estudiantes del siglo XXI, como así también el abordaje de grandes temas que preocupan a la humanidad como las identidades diversas, las temáticas ambientales, enfermedades epidémicas, salud reproductiva, etc. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2003, p.8) definió competencia como “la capacidad para responder a las exigencias individuales o sociales para realizar una actividad o una tarea”, que incluye una combinación de “habilidades prácticas y cognitivas interrelacionadas, conocimientos, motivación, valores, actitudes, emociones y otros elementos sociales y de comportamiento que pueden ser movilizados conjuntamente para actuar de manera eficaz”.

Se espera que los alumnos sean capaces de aprender a aprender, que conozcan sus propios procesos cognitivos, reflexionen sobre ellos y puedan gestionar el proceso de aprendizaje de manera cada vez más autónoma 3. Que puedan apropiarse de maneras de aprender, formas de vivir en el mundo, formas de relacionarse con otros, y herramientas para integrarse al mundo.

Biól. Prof. Marcela Quinteros-Carabajal

 

BIBLIOGRAFÍA:

  • Amadio, M, Opertti, R, y J.C. Tedesco. (2014). Un currículo para el siglo XXI: Desafíos, tensiones y cuestiones abiertas. Investigación y Prospectiva en Educación UNESCO, Paris. [Documentos de Trabajo ERF, No. 9].
  • Blanchard Giménez, M. (coord.) (2014) «Transformando la sociedad desde las aulas. Metodología de Aprendizaje por Proyectos para la Innovación educativa en El Salvador». Madrid. Narcea.
  • Calvo, C. (2012). Del mapa escolar al territorio educativo. Revista de Pedagogía, Universidad Central de Venezuela.
  • Esteve Gilbert, J. M. (2019). Educar en el present per millorar el futur. Institutos innovadors. Obtenido de IE Jacint Verdaguer: https://issuu.com/jesteve/docs/ice_setembre.pptx
  • Estudiante como trabajador, profesor como entrenador. Disponible en: http://essentialschools.org/common-principles/
  • García-Huidobro, Juan. (2007). Desigualdad educativa y segmentación del sistema escolar. Consideraciones a partir del caso chileno. Pensamiento Educativo: Revista de Investigación Educacional Latinoamérica, 40(1), 65-85. Recuperado de http://ojs.uc.cl/index.php/pel/article/view/25489
  • Informe Anual 2013 sobre las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales. Disponible en: https://www.oecd.org/corporate/mne/2013annualreportontheguidelinesformnes.htm
  • Mehta, J., & Fine, S. (2015). The why, what, where, and how of deeper learning in American secondary schools. Boston: Jobs for the future.
  • Servicio de Innovación Educativa de la UPM (2008). Aprendizaje Basado en Problemas. Madrid: Universidad Politécnica de Madrid. Recuperado en https://innovacioneducativa.upm.es/guias_pdi
  • Steinberg, C., Tiramonti, G. y Ziegler, S. (2019): Políticas provinciales para transformar la escuela secundaria en la Argentina. Avances de una agenda clave para los adolescentes en el siglo xxi. Buenos Aires: UNICEF-FLACSO.
  • UNICEF, El Aprendizaje Basado en Proyectos en PLaNEA Características, diseño, materiales e implementación. Buenos Aires, marzo 2020. © Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

1 Aragay, J., y otros (2015) citado en UNICEF, El Aprendizaje Basado en Proyectos en PLaNEA Características, diseño, materiales e implementación. Buenos Aires, marzo 2020. © Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

3 Mauri, T. y Rochera, M.J. (2010). La evaluación de los aprendizajes en la educación secundaria. En Coll, C. (Coord) Desarrollo, aprendizaje y enseñanza en la educación secundaria. Barcelona, Graó.