16 de abril de 2021

Mixzaida Yelitza Peña Zerpa
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
Caracas, Venezuela
Nunca se olvidarán tres fechas claves: a) El 30 de diciembre de 2019 donde China manifiesta públicamente lo que sucede en Wuhan, b) El 9 de enero de 2020 donde se identifica el nuevo Coronavirus, y c) El 11 de Marzo de 2020 cuando es declarado al Covid-19 pandemia.

Hace un año el coronavirus era algo nuevo para nosotros. La ciencia contribuyó con los últimos avances por medio de la medicina, investigaciones y experiencias previas. En un principio se aplicaron: a) Tratamientos de UCI avanzados, b) Medicamentos antivirales, c) Antibióticos para afecciones secundarias y d) Una serie de tratamientos relacionados con la hidroxicloroquina, remdesivir y/o ivermectina en medio de estudios y debates.

Ahora bien, ante el fracaso de los tratamientos mencionados se inicia la fase preventiva con el objetivo de poner fin a esta pandemia. Nos referimos a la inoculación masiva: la vacunación. Algo nuevo para nosotros, pero si bien recordamos existen 28 enfermedades, entre ellas la rabia, poliomielitis, rotavirus, meningitis, papera, sarampión, tosferina, influenza y viruela que se previenen mediante una vacunación rutinaria durante la niñez o edad adulta. Algunos casos implicaron procesos dramáticos que duraron entre 10 a 15 años, el uso de recursos (económicos, materiales y humanos) y una etapa de maduración para su implementación. De esta forma, emergió un conocimiento desde diferentes partes del mundo que sirvió para esta nueva etapa que intenta mitigar los efectos del nuevo Coronavirus.

Un conocimiento desconocido para una gran mayoría mientras para un grupo reducido de personas es el día a día. Nos referimos a los científicos quienes intentan avanzar en sus ensayos clínicos, unificar criterios, redefinir conceptos y seguir lineamientos de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Nos prepara para un futuro sin pandemia y a la divulgación de los conocimientos previamente avalados por la OMS y otras organizaciones internacionales según criterios de eficacia, eficiencia y calidad.

¿Qué comprende la ciencia de las vacunas?

Implica un trabajo impulsado por diferentes empresas, diversas fórmulas y plazos. Aun cuando cada empresa tiene autonomía deben cumplir un conjunto de funciones alineadas con la OMS: Establecimientos protocolos, normas, guías, procesos regulatorios (eficacia, seguridad y calidad), políticas y hasta el intercambio de conocimientos entre empresas.

Hasta los momentos existen 79 fórmulas de vacunas que son investigadas en animales. Mientras 71 fórmulas han llegado a varias etapas de ensayos clínicos en humanos y 20 vacunas están en las etapas finales dentro de las pruebas. Sin embargo, 8 vacunas han sido permitidas para un uso limitado por las autoridades de algunos países y solo 4 vacunas han llegado a la fase final por medio de las normas internacionales aceptadas para una evaluación, aprobación y/o autorización de emergencia.

No todas las vacunas funcionan de igual forma. Hay un grupo de vacunas que usan un ARN mensajero (Pfizer, Moderna), mientras otras insertan el material genético dentro de otro virus, un adenovirus que causan resfriados en invierno (Astrazeneca, Janssen). Sin embargo, existe un grupo de fórmulas que usan la proteína ensamblada en nanopartículas y otro conjunto de vacunas que usan virus muertos que no causan enfermedades.

En función del primer tipo de vacunas, aquellas que usan el ARN mensajero, es un material genético que proporciona a nuestras células instrucciones cómo fabricar proteínas que usa el Coronavirus. Una vez que se produce la proteína nuestro sistema aprende a reconocerla. Se identifica el Coronavirus cuando nos infecta. En cambio, las segundas fórmulas emplean un virus diseñado que protege el gen insertado hasta que ingresa a nuestras células y comienzan a producir la proteína que nuestro sistema necesita detectar.

Sabemos que las vacunas y la información llegan a los diferentes países de forma escalonada. Algunos países tienen la suerte de producir sus propias vacunas y contribuir con otros países mediante acuerdos bilaterales. Mientras otros se apoyan en la OMS como organismo internacional quien no solo ofrece capacitación a todos los países del mundo sino el acceso a la vacunas. Su mayor reto principal es la distribución equitativa y justa de las dosis. Por tal motivo, se creó el mecanismo global denominado COVAX integrado por 190 países.

¿Qué es el COVAX?

El Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 es una alianza impulsada por actores públicos y privados. Está codirigido por la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi), la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre sus objetivos: Acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas contra la COVID-19, y garantizar un acceso justo y equitativo a ellas para todos los países del mundo.

A pesar que algunas científicas lo califican como un centro de intercambio de dosis que se fabrican para ser agregadas juntas y distribuirlas equitativamente con el mínimo costo posible, trae un beneficio directo para los 92 países con menos recursos y capacidad de pago. Una muestra son los países que han recibido dosis de forma gratuita, entre ellos Ghana, Nigeria, entre otros.

El conocimiento, la investigación y la información se centran en la OMS con la finalidad de generar estándares, comparar vacunas diversas y concluir con bases científicas. Ahora, bien, quien intenta hacerlo sin las verdaderas bases científicas a nivel internacional pierde credibilidad. 

¿Qué pasa en Venezuela?

El plan de vacunación de Venezuela no es público. Aun se desconoce sus detalles y actores involucrados. No sabemos: ¿Qué?, ¿Cuándo?, ¿Cuántos?, ¿Cómo? y ¿Quienes?

Este país suramericano parece tener más de un plan de vacunación. El sector privado presenta un plan apoyado por el opositor Guaido mientras que Maduro contempla un plan que beneficia otros sectores (salud y educación).

Las noticias indican el ingreso de 200.000 dosis de vacunas rusas Sputnik-V y 500.000 vacunas chinas. Una cantidad no representativa para una población cercana a los 30 millones de habitantes venezolanos.

En este mes de abril no se ha iniciado una fase masiva de vacunación. Tampoco se ha hecho público un cronograma de arribo de dosis de inmunización ni implementación de dicho plan. Aun no contamos con los recursos para la compra. El presidente ofreció petróleo por vacunas. Esto me recuerda el personaje de ficción de la película de Titanic Caledon Hockley, quien aun con mucho dinero no era más que papel sin valor en medio de una crisis donde lo importante era salvarse. Esperemos que este no sea el caso y puedan vacunarse todas las personas sin importar las tendencias políticas, sectores involucrados o ingresos económicos.

La población necesita estar informada y contar con conocimientos claros que pueda transmitir a otros. No deben existir espacios para la ambigüedad. Necesitamos conocer las estadísticas: ¿cuántos personas de cada centro hospitalario han sido vacunadas?, ¿cuáles son los centros hospitalarios beneficiados? y ¿cuáles son los centros educativos beneficiados con el plan de vacunación?

No hay tiempo que perder. La salud está en riesgo en medio de un juego político entre el gobierno y la oposición. La OMS es clara: todas las vacunas tienen riesgos, más unas que otras, pero los beneficios están por encima de los riesgos.

La única forma de salir de esta pandemia nos impulsa a trabajar integralmente y de forma cooperativa. De nada sirve que un país completo este vacunado si la nación vecina no ha comenzado la primera fase de vacunación. De nada sirve que un grupo dentro de la sociedad esté inmunizado si el resto está en riesgo. ¡De la unión surge está la fuerza!