18 de octubre de 2020

Claritza Arlenet Peña Zerpa. Caracas- Venezuela
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes
Las hijas de Belén (2004), Ofelia (2007) y Mujeres Wao (2019) con forman la muestra para el estudio de la formación femenina en la Amazonía. Las tres obras están disponibles al público luego de la participación en festivales de cine. Entre las notas finales se señala:a) la escuela se presenta como el espacio para abrirse al mundo exterior y b) la búsqueda del bien común marca los proyectos de emprendimiento (ambiente y núcleo familiar).

Palabras clave: niña, Amazonía, formación femenina, cine.

Introducción

La vida amazónica ha sido representada en cortometrajes, mediometrajes y largometrajes. Especialmente, los personajes nativos aparecen con frecuencia para hablar de tradiciones y las amenzas de las industrias al ambiente. Su mirada impregnada de sabiduría dejan a las nuevas generaciones retos y encomiendas.

La Amazonía, si bien fue el centro de las miradas de medios de comunicación y redes sociales para finales del año 2019, develó el sentir por el cuidado y la protección. Ya en el año 2020 sigue siendo el foco de atención para realizadores (as), así, por ejemplo, se identifican muestras de cortometrajes en Sudamérica: Perú y Colombia, por ejemplo.

El debate político y ambientalista sigue en pie. Basta ver las producciones antes y después de la quema de la Amazonía para identificar un significativo aumento de producciones y nuevas temáticas. Ficamazonía había aparecido en Colombia (año 2019) con narrativas derivadas de las problemáticas de la Amazonía como principal protagonista. Antes de esa fecha, festivales1 ambientales de Sudamérica exhibían obras con fuerte predominio de denuncia ante impactos ambientales de la minería ilegal, petróleo, agroindustria negra (uso de agro tóxico en productos transgénicos), tala, ganadería, entre otros. 

Pensar la Amazonía exclusivamente como biodiversidad es un error. Es un sentir, anidado a la tradición. La riqueza de grupos indígenas con once mil años de asentamientos, coexisten con sus culturas en la madre Pachamama. 

¿Cómo ven las niñas el mundo antes de la pandemia? Resulta una pregunta de especial atención para la autora. Representa una primera aproximación al objeto de estudio la revisión de las narrativas femeninas antes de la pandemia. Para ello tomé una muestra de tres obras cinematográficas: Las hijas de Belén (2004), Ofelia (2007) y Mujeres Wao (2019), si bien de distintos géneros cinematográficos, contienen un elemento en común: el predominio de personajes infantiles. Sus narrativas ofrecen una visión de mundo donde se devela la formación femenina en comunidades de la Amazonía. Luego de una trayectoria importante por festivales están disponibles en YouTube y Vimeo.

Personajes femeninos y sus miradas

La construcción de personajes femeninos en el género documental se acerca a los relatos de nativas. A través de las palabras, tomas o escenas de las acciones, en espacios familiares o comunitarios, marcan acentos de importancia. Si bien, la voz acerca a espectadores (as) a los roles y las tradiciones, también es cierto, que devela la participación de la mujer en la economía, ambiente y la política. Desde pequeñas observan liderazgos. Por lo general, asociados a las mujeres más sabias y maduras (no necesariamente sus progenitoras), quienes son reconocidas por las demás por el poder de sus acciones y palabras.

La defensa por los territorios y los derechos de las mujeres se reconocen. No resulta algo ajeno ni extraño. Ya se ha conquistado de manera paulatina. Las nuevas generaciones lo saben y buscan afirmarlo desde el deseo de educarse y recrearse. No en vano se identifican en documentales nuevas generaciones empoderadas.

Aparece visible y nada sorprendente la organización de las mujeres y el empoderamiento. Sea vender comida en un mercado o cultivar cacao detrás hay algo más que la idea de sostenimiento familiar. Está la niña con un sueño profesional y las estudiantes formándose para fortalecer a sus comunidades. Las madres muestran cada vez más independencia económica, no necesitan de los hombres para alimentar a sus hijos. Aquel discurso de fragilidad se ha ido desvaneciendo, tal como lo registran Las hijas de Belén (2004) y Mujeres Wao (2019).

Ahora bien, ¿estos personajes se acercan a los testimonios y estudios de las mujeres en la Amazonía? Este planteamiento es clave para la autora. Seguidamente me acercaré a las acciones resumidas en frases.

“Quiero ir a la escuela”

El acercamiento a la cultura de los pueblos desde la propia gente es una de las constantes en los documentales. Las voces de hombres y mujeres en sus distintas actividades (pesca, agricultura, ceremonias, cuidado de los niños…) forman parte de conocimientos compartidos ancestralmente. Las nuevas generaciones (herederos directos), así como los espectadores quienes desde el momento de la elección de la película reconocen el valor etnográfico. 

Las Hijas de Belén (2004)rememoran, a través de relatos, las experiencias de la niñez de mujeres pobladoras. Es común identificar en las narrativas, el deseo de ir a la escuela y la negativa de los padres. En esas sociedades patriarcales, el poder está centralizado. La madre acepta con pasividad las decisiones del patriarca, mientras asume la responsabilidad completa de la alimentación de su núcleo familiar.

La subsistencia del núcleo familiar está en primer lugar. Por ello, las nuevas generaciones trabajan desde tempranas horas en el Mercado de Belén vendiendo pescado, huevos y ponche. Es notable el predominio del trabajo infantil. En el caso de las niñas están solas en los puestos de ventas. Asumen la promoción de la mercancía, así como el control de la contabilidad. Sin ir a la escuela, han aprendido el valor del intercambio de alimentos por dinero.

Algunas menores, según los testimonios de las informantes, se prostituyen. A merced de la situación económica de sus familias, dentro el área del mercado, ofrecen servicios sexuales. Una de las niñas, está conmovida por su amiga, reconoce que es importante cambiar esas situaciones.

No todo es trabajo. También necesitan “refrescarse” comer helados y compartir con sus amigas. Este espacio para la recreación es cubierto con los ingresos recibidos por concepto de la venta de mercancía. 

“Yo quiero salir de aquí para estudiar, para tener mi futuro”2 es una de las peticiones de la niñas a su mamá. Desde pequeña reconoce la educación como clave para una mejor calidad de vida. En ese plan, también incluye a su familia. La decisión individual no permea a un colectivo. Al contrario, permite resignificarlo. El cambio de un miembro se traduce en el cambio de su grupo. Pese a conocer la tradición (heredada a través de la progenitora) no es suficiente. Ser vendedora de masato (bebida de yuca) no es la única opción en su vida. Verse a sí misma distinta es una clave recurrente en los testimonios de las niñas. Ello rompe con la herencia familiar y presenta la emergencia de miradas femeninas. 

“Espero a mi muñeca”

En el cortometraje de ficción Ofelia (2007) el personaje mantiene una relación armónica con el vasto espacio natural. Lo observa, camina y disfruta. Juega con las mariposas amarillas y encuentra una grata sorpresa: una muñeca.

La muñeca es más que un regalo. Representa la posibilidad, en medio de la selva de poseer un objeto (cercano a sus deseos de niña). Lamentablemente, esa posesión es efímera. En aquel patriarcado, tiene importancia el transporte de mercancías. Recuperar una muñeca, resulta indiferente a los hombres. Ellos son la autoridad y como tal debe respetarse. La negativa de recuperar a aquella muñeca de las aguas deja a la niña conectada con la esperanza. Ofelia refiere esa lucha entre desear y poseer.

“Cultivamos cacao para no tumbar los árboles” (Dayana)

Las niñas waoraníes en la Amazonía Ecuatoriana crecen viendo a las madres cultivando cacao (kopemoenga). Las más grandes pueden formar parte de aquel proyecto. Al tiempo que mantienen aquellos bosques para nuevas generaciones (herencia de sus abuelos) aprenden a empoderarse. Ahora cuatrocientras mujeres cubren sus propios gastos, trabajan y estudian. Con la compra de chocolate es posible financiar los estudios.

Las niñas pueden tener otros horizontes gracias al trabajo de mujeres y otras niñas. Una muestra de los cambios introducidos en comunidades marcadamente machistas. Ya no solo se trata de generar recursos sino de enseñar a las demás en sembrar su futuro con la educación. La escuela forma parte de un proyecto en las vidas de niños y niñas.

Se vende lo cultivado sin perjudicar los bosques. De modo que es compatible el uso de las categorías economía y sustentabilidad.

Notas finales

El tránsito de un género cinematográfico a otro ofrece particularidades en torno a la formación femenina. Destaca en primer orden la escuela como espacio para abrirse al mundo exterior y dar un sentido distinto a la vida dentro de una comunidad.

Continuar la labor de mujeres empoderadas aparece como una herencia e invita a seguir creando espacios para la presencia femenina. La búsqueda del bien común marca los proyectos de emprendimiento (ambiente y núcleo familiar).

Madre-trabajadora aparecen como roles entremezclados de las generaciones de mujeres adultas, mientras que las niñas asumen desde temprana edad: hija-trabajadora y buscan alcanzar uno de los más anhelados: estudiante.

Referencias

Belaunde, Luisa.(2011). La mujer indígena en la colonización amazónica: ruptura de la masculinidad tránsitos y nuevos espacios políticos. Lima: Centro Peruano de Estudios Sociales.
Gutierrez, Humberto. Ofelia. (2007) Disponible en: https://vimeo.com/70244023
Corcuera, Javier (2004). Hijas de Belén. Perú: Mediometraje. https://vimeo.com/31424300
Peña, José. (2019). Arde el arte por el Amazonia. Disponible en: https://festiverd.com/festiverd-arde-el-arte-por-la-amazonia-ardiente-aaxaa/
Planelles, Clara y Sánches Orlando. (2019). Mujeres WAO De la Amazonía ecuatoriana. Laboratorio de Comunicación de SIGNIS (CommLab). Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=2XksnvVeiS4&feature=youtu.be

 

1 .En festivales ambientales entre los años 2017 y 2018 ofrecieron a los espectadores producciones documentales vinculadas con la Amazonía. Así, por ejemplo, Festiverd-Venezuela en la selección oficial del año 2019 tenía dos documentales Tsumi, hombres de río (2017) y El tiempo es agua (2018). En Festiver-Colombia la edición del 2018 ofreció varios títulos: Lágrimas de aceite (2018), Biomural: equilibrio amazónico (2018), Ambiente de paz. Bosques sostenibles (2018), El paraíso oculto (2017), Muerte lenta: el Pueblo Uitoto acorralado por el mercurio (2018); Valentín, el último cazador con cerbatana (2018). Ya en la edición del 2017 se encuentra Amazonas (2016) y en año anterior Voces del Amazonas (2015).

 

2 . Desde esta visión las niñas luchan por el ejercicio de la educación, pero, ¿en las instituciones educativas pueden cumplir sus sueños? Es una de las primeras interrogantes planteadas. Al revisar algunos autores se encuentra, por ejemplo, que no siempre es así “las muchachas indígenas van a las ciudades para terminar sus estudios secundarios o cursar estudios superiores. Pero las dificultades de integración a los centros estudiantiles urbanos, la falta de recursos financieros para mantenerse y las presiones y ofertas de diversión de la ciudad, se suman” (Belaunde, p.192)