10 de febrero de 2019

Óscar Macías. Formación IB. Cuando en enero de 2014 (han pasado 7 años) Julia Ávila, docente de secundaria en Madrid, escribió su texto todavía quedaban 3 años para que en todo el mundo se dedicará el 11 de febrero como el Día de la Mujer y la Niña Científica. En realidad cuando ahora recuerdo el día que descargué ese trabajo me llamó la atención el título. En primer lugar pensé en la creatividad que había tenido Julia.

Sobre todo cuando leía todo el texto y descubría que llevaba un decálogo maravilloso sobre lo que debe ser las ciencias en las aulas. El decálogo decía así:

  • Sistema educativo abierto, que potencie la creatividad y no la entierre.
  • Sistemas evaluativos donde se valore el proceso para llegar a la solución por encima de ésta.
  • Cambios en el sistema social, donde se muestre el valor de la Ciencia
  • Fomento de la paciencia en el alumnado.
  • Políticas económicas de apoyo a la ciencia.
  • Creación de asociaciones científicas para el alumnado interesado
  • Desmitificar la figura del científico, mostrando su día a día, personas comunes con un trabajo común.
  • Actividades científicas realizadas en las aulas, más allá de la propia teoría.
  • Trabajo de determinados temas desde el punto de vista de la indagación.
  • Normalización de la Ciencia en nuestro día a día.

A los docentes se les escapa el punto de las políticas económicas pero todos los demás cada uno puede poner su granito de arena.

Desde hace meses vengo reflexionando sobre los días mundiales. Si duda son una llamada de atención pero es una labor de todos los días. Un docente tiene al mismo tiempo decenas de alumnos, de los cuales normalmente la mitad deben ser niñas. Poner el mensaje de la belleza, la utilidad y lo apasionante que es la ciencia y la tecnología a una niña un minuto. En un año de clase se podrá decirlo a a más de un centenar de niñas, seguro que alguna no se olvida sobre todo si ponemos emoción en ese diálogo.

Soy Ingeniero y siempre he pensado que un proyecto de ingeniería tiene muchas aristas y que para muchas de ellas la mirada femenina le aportaría humanidad e intuición. Por eso me gustaría que uno de estos años se hiciera un énfasis en que nuestro mundo tecnológico, dominado por algoritmos e inteligencia artificial precisa de muchas mujeres en espacios relevantes de las empresas tecnológicos y eso nos ayudará a que la sociedad digital piense en los mayores yen los niños como destintarios más indefensos frente a unas tecnologías que serán más cordiales.

Te invito a unirte a nuestra red iberoamericana de docentes para seguir trabajando en que el decálogo de Julia sea una realidad en las aulas iberoamericanas. No podemos esperar que venga una reforma educativa que solucione todo. La solución está en manos de las miles de Julia que existen en nuestras clases.

Y quiero terminar recomendando la lectura a niñas, y a niños de un texto de Julia Posidonia, el hogar de Vaqueta que os va a encantar: https://principia.io/2015/08/20/posidonia-el-hogar-de-vaqueta.IjE2NiI/

Gracias Julia por poner pasión y emoción como docente y como divulgadora.

II Congreso Iberoamericano de Docentes. Docentes frente a la pandemia