26 de marzo de 2021

Ricardo Ramírez, Bogotá.
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
La presentación de los conceptos “desarrollo sostenible” no son biunívocos; la reflexión sobre estos conceptos, tras más de dos décadas de teorizaciones e intentos de implementación, permanece ambigua, ya que sólo parece haber consenso en la aceptación de que los factores socioeconómicos, culturales y ambientales condicionantes de las comunidades y sociedades humanas han de contemplarse de forma integrada e interactiva.

El concepto desarrollo sostenible es relativamente nuevo. La palabra sustentabilidad fue utilizada por primera vez en 1987 en el documento titulado “Nuestro Futuro en Común”, también conocido como Informe Brundland, que fue presentado en la Asamblea General de las Naciones Unidas. No obstante, su “mensaje”, a pesar de la ambigüedad del significado del término y de su engañosa simplicidad, o quizá por eso, ha tenido una gran aceptación tanto en los sectores económicos conservadores, como en los sectores sociales progresistas, por la posibilidad de dotarle de connotaciones coherentes

II Congreso Iberoamericano de Docentes. Docentes frente a la pandemia

Tiene como propósito asegurar que las necesidades del presente sean satisfechas sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para también satisfacer las propias. Durante más de medio siglo, la comunidad internacional de naciones ha reconocido que la educación es un derecho humano fundamental. En el año 2000, acordó los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en los que se señala la educación como un medio indispensable para que las personas desarrollen su capacidad.

El primer esfuerzo para lograr un mundo sustentable se realizó con el establecimiento de los Objetivos del Milenio en el año 2000, que tenían como plazo cumplirse para el 2015. Sin embargo, a pesar de los avances, estos no se lograron. Por ello fue necesario establecer nuevos objetivos y lineamientos que involucraran los esfuerzos del sector público, del sector privado, y de las personas en general. De esta manera se establecieron los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible, con sus diversificadas propuestas. Lo cual ha contribuido a disparar una ingente cantidad de información sobre esta temática a través de fuentes impresas y electrónicas que han inundado editoriales y multiplicado “webs” en la red de redes.

La escuela refleja el espíritu crítico de la sociedad y debe responder a los intereses y necesidades de esta. Es imperativo sensibilizar a los alumnos que ahora tenemos en nuestras aulas, y que formarán parte de quienes toman decisiones en los diferentes ámbitos, para que lo hagan de una manera ética y solidaria en beneficio de la comunidad.

La filosofía de los ODS involucra diferentes áreas del conocimiento y promueve interacciones entre éstas. No es posible observar de manera fragmentada la realidad. Para reducir las emisiones de carbono, no sólo se debe de innovar de manera tecnológica, sino que implica incluso un nuevo paradigma de organización social. Reducir, reciclar y reutilizar, llama a nuevos modelos de negocios que impactan tanto en la economía como en la cultura. La formación ética de los estudiantes debe promover la solidaridad con la sociedad.

¿Por qué la educación es clave para el desarrollo sostenible?

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un gran objetivo a lograr para el año 2030 si deseamos un mejor futuro para la humanidad. Si anhelamos alcanzar estos objetivos, la educación y el rol de los docentes es primordial en la formación de ciudadanos involucrados, que conozcan su entorno y tomen decisiones en beneficio de una comunidad sostenible. En este contexto, es necesario preguntarnos como docentes, ¿Cuál es nuestra labor en el interior de nuestras clases para razonar sobre los retos sociales, económicos, ambientales, políticos y culturales contemporáneos? ¿De qué manera estamos enseñando a nuestros estudiantes para vivir en un mundo que exige nuevas formas de interacción entre todos los agentes de la sociedad? Son planteamientos que intentare esbozar a continuación.

Los objetivos expuestos en la Agenda 2030 se centran en cinco grandes ejes de importancia específica para la humanidad y el planeta, que por sus siglas en inglés se denominan las “5 P”: personas, planeta, prosperidad, paz y alianzas. Estas cinco categorías son con las que se pretende solucionar las diferentes crisis que como humanidad ya empezamos a asumir: el cambio climático, la desigualdad, las grandes migraciones que obligan a las personas a dejar su hogar, el establecimiento de las tecnologías de la información y la necesidad de formar vínculos entre diferentes sectores para solucionar los diversos retos.

En un primer intento para alcanzar un mundo sustentable se realizó con el establecimiento de los Objetivos del Milenio en el año 2000, que tenían como plazo cumplirse para el 2015. Sin embargo, a pesar de los alcances, estos no se cumplieron. En un mismo sentido y debido a ello fue prioritario presentar nuevos objetivos y lineamientos que involucraran los esfuerzos del tanto del sector público, como del sector privado, y de los individuos en general. En este sentido se estipularon los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En este sentido podemos decir que la escuela refleja el sentido crítico de la sociedad y debe dar solución a los intereses y necesidades de esta. Es fundamental sensibilizar a los estudiantes que actualmente tenemos en nuestras aulas, y que, a su vez, hacen parte de quienes deciden en los diferentes ámbitos. Desenvolviéndose un amplio sentido ético y solidario en beneficio de la comunidad.

En las instituciones en que he trabajado en Colombia se han incorporaron los ODS como eje transversal en todos los cursos del área de Ciencias Sociales, con el interés de formar ciudadanos con una visión global y sustentable. La clase “Derechos humanos y enfoques multiculturales” de la educación superior media que se efectuó en todas las instituciones, tiene el objetivo de motivar a los estudiantes a comprender y analizar problemáticas reales desde diferentes enfoques sociales. Los estudiantes escogen un ODS e investigan la situación en el ámbito global y local. Acto seguido, desarrollan entrevistas a personas de diferentes grupos demográficos identificando y asimilando historias de vida sobre el impacto de la problemática.

Examinamos la importancia de la educación para crear capacidad profesional en otros sectores, e ilustramos la importancia de trabajar juntos, con un enfoque multisectorial, para lograr todos nuestros objetivos. La educación nos otorga las herramientas clave para abordar los ODS y lograrlos.

Existe un ODS dedicado en exclusiva a la educación de calidad para todos los habitantes del mundo (ODS nº 4). No obstante, entender que este es el único vínculo entre la propuesta de sostenibilidad de las Naciones Unidas y los procesos educativos es simplista. El papel de la educación en el cumplimiento de todos los ODS (y, por tanto, del proyecto de cambio) es crucial.

Que la población conozca los ODS y exija su cumplimiento a los gobiernos pasa por que la Escuela los incluya en sus programas y la Universidad hable de ellos a los estudiantes. Pasa por devolver a la sociedad civil el poder de preocuparse de su futuro, de actuar como agente transformador de y en la política.

Es necesario ser proactivos y no quedarnos paralizados. La amenaza de lo insostenible planea sobre nuestro futuro. Voces humildes lo anuncian, como por ejemplo el contenido presente en la edición de los contenidos que desarrollaron Daniel Gil, Amparo Vilches y Óscar Macias sobre la Década de la Educación por la Sostenibilidad Pero las iniciativas que pretenden hacer de este reto (quizá el mayor al que se enfrenta la especie humana en toda su historia) algo relevante en la agenda educativa no consiguen hacerse un hueco. Quizá cabe preguntarse qué escuela, qué universidad construimos si un desafío así queda fuera de nuestro horizonte.
 
La apuesta por desarrollar indicadores para medir el Desarrollo Sostenible

Una importante consideración radica en la manera de evaluar dicha que transición ( la apuesta al desarrollo sostenible) viene siendo una cuestión ineludible para poder diferenciar las formas sostenibles de las no sostenibles del desarrollo; cuestión no exclusivamente técnica, ya que en la determinación de indicadores influye el enfoque desde el que se concibe el desarrollo sostenible, y los procedimientos en su determinación influyen a su vez en la formación de nociones sobre el desarrollo sostenible.

En primera instancia en este aspecto radica por tanto en la elección de los procedimientos de selección o definición de indicadores en base siempre a procesos que deberían ser explícitos, abiertos y transparentes.
Los indicadores de sostenibilidad hacen referencia a aspectos definibles y medibles de la realidad cuyos índices o niveles absolutos y la dirección en la que cambian sirven, tienen la función de indicar si el mundo, una ciudad, una empresa, una institución (por ejemplo, un centro educativo), tiene un desarrollo más o menos sostenible. El desarrollo de ello es fundamental, por cuanto:

1) Suministran información;
2) Se desempeñan como señal de aviso;
3) Se desarrolla una mayor conciencia de lo que significa trabajar hacia la sostenibilidad;
4) Conforman una herramienta indispensable para la toma de decisiones políticas, personales, educativas…, a plasmar en objetivos de desarrollo sostenible y puesta en marcha de acciones para alcanzarlo; y
5) Hacen parte de un valioso procedimiento de evaluación para hallar las maneras de comportamiento compatibles con el mejor desarrollo humano deseable.

En este sentido y entendiendo que el desarrollo sostenible tiene que ver con múltiples aspectos y variables de la realidad social, económica, ecológica, sanitaria, educativa…, es preciso combinar indicadores, o determinar indicadores multivariados desde criterios generales y específicos.

Podríamos pensar como en una primera etapa. tendentes a establecer: a) condiciones racionales en su aplicación y comprensión (uso de métodos reproducibles, coste razonable, facilidad de obtención e interpretación…); b) condiciones estandarizadas para su comparabilidad; y c) condiciones sistémicas integradoras de todos los aspectos y cambios involucrados en la complejidad de la realidad que tratan de evaluar. Yen una segunda etapa, dirigidos a establecer las condiciones que garanticen su adaptación al contexto, su referencia a objetivos previamente definidos, así como una relación coherente con los aspectos susceptibles de modificación.