1ro de junio de 2019

Severa Contreras Guerra, Guaymas, Sonora, México.
Una chica de 65 años, muy inquieta, que ha laborado 40 años, como profesora de tiempo completo en CBTIS 40, manteniendo un acendrado afán de matematizar a los alumnos. 15 años en educación superior no han bastado para satisfacer su curiosidad por todo lo que es ciencia. Devoradora insaciable de los materiales mensuales publicados en Iberciencia, mismos que la han llevado a extremos ecologistas no previstos en su proyecto de vida.

En 2009 ingresé a la COMUNIDAD DE EDUCADORES POR LA CULTURA CIENTÍFICA. Recuerdo el día que entré por primera vez a la plataforma, estaba tan emocionada, que los dedos temblaban sobre el teclado. Palabras gratas que me daban una calurosa bienvenida, mensajes de presentación de mis compañeros, caras amables de las fotos que compartían y el hermoso collar de perlas que orgulloso mostraba a nuestras muy abiertas pupilas el CAEU de la OEI: materiales de los 7 contenedores que nos permitían: conocer y situar la Ciencia en contextos cotidianos, involucrarnos en proyectos novedosos y de utilidad social, investigar sobre lo que nos interesa, despertar la curiosidad en los estudiantes, sobre diversos temas, y por supuesto, promover las vocaciones científicas de nuestros alumnos.

Un gran impacto me causó la lectura del reportaje: Una plegaria global por todos los bosques de Javier Silva Herrera, material del contenedor de Desafíos ambientales de la comunidad de Educadores para la Cultura Científica.

Decía la nota: “Tal vez si Colombia hubiese cuidado sus bosques…” y enseguida narra los desastres ocurridos en ese país por el grave problema de la desforestación.

Gracias a las actividades que realizamos en el CAEU de la OEI, aprendimos los enormes beneficios que nos dan los bosques y tuvimos oportunidad de reflexionar en el impacto de los mismos sobre el clima, el medio ambiente, el mejoramiento de los suelos, y hasta en la economía de una región. Sin embargo, llena de impotencia y frustración me preguntaba ¿Qué puedo hacer por los bosques? Sólo soy una maestra de matemáticas ajena a los problemas ambientales. Podría pasar el resto de mi vida reforestando áreas pero el impacto sería mínimo. Entonces pensé: sólo un efecto sinérgico podría ser la solución.

MUCHAS ESCUELAS CON MUCHOS MAESTROS Y MUCHOS JOVENES REFORESTADORES SERÍA LA SOLUCIÓN, NO SOLO EN MI PAIS SINO EN VARIOS PAISES, ES MÁS, EN EL PLANETA ENTERO.

Emocionada tracé un proyecto interdisciplinar muy ambicioso: Un pulmón escolar en cada escuela, es decir crear nosotros los maestros pequeños bosques como ecosistemas protegidos, en nuestra área de trabajo, para lograr ese efecto sinérgico que sea un bálsamo para tanto daño hecho a la madre naturaleza. Llevé el proyecto al Concurso Estatal de prototipos de DGETI, donde obtuve el primer lugar y un pase al Concurso Nacional que se celebrará en Tampico Tamaulipas en Mayo del 2014. Espero emocionada, no un reconocimiento personal sino la oportunidad de difundir un proyecto que encierra una esperanza ecológica para quién más amamos, los niños. Los beneficios se prevén inconmensurables, solo se necesita apoyo del equipo de la OEI, que entiendan que es de vital importancia, este proyecto que encierra una de las perlas de su collar.

Recorriendo esta sarta de perlas, topé con una que se exhibía muy interesante para todos: Los ¿mitos? De Coca Cola, sobrecogedor relato en forma de noticia de Isabel Lantigua. La noticia parte de la campaña publicitaria orquestada alrededor del refresco de Coca Cola, bebida que todos disfrutamos cuando gorgotea alegremente en nuestra garganta. En Australia, la campaña tenía como objetivo desmentir algunos de los mitos que circulan en torno a esta bebida: que si engorda, que daña los dientes, contiene cafeína, destruye los huesos, etc. La nota me llevó a intentar una actividad disciplinar en torno al envase de la Coca y de paso discutir los mitos con los jóvenes estudiantes. Más tarde esta actividad formó parte de otras que nacieron al interior de las perlas de este collar y que me sirvieron para escribir mi primer texto de matemáticas llamado Cálculo Diferencial que ahora ha puesto en venta la editorial Fondo de Cultura Económica para los estudiantes de Educación media superior en México.

El texto contiene otra actividad genérica que nace a la luz de un reportaje cuya autora es María R. Sahuquillo titulado: La guerra a la obesidad se librará en colegios e industria alimentaria. Describe a la obesidad como una enfermedad que afecta casi al 10 % de los niños y adolescentes españoles, por lo que el gobierno quiere combatirla desde las edades tempranas con un Anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición que limitará hasta un máximo del 2 % las grasas saturadas en los alimentos y obligará a que los menús escolares estén supervisados por profesionales de la nutrición. También restringirá la venta de productos con demasiado azúcar y grasas en las máquinas expendedoras de los colegios.

La nota adquiere tintes alarmantes en el contexto mexicano ya que somos el país con número uno en obesidad infantil y con un gran número de enfermos diabéticos e hipertensos. Traté didácticamente esta noticia en el aula de clases y más tarde en el texto, alarmada por el tremendo daño que provoca los malos hábitos alimenticios en nuestros niños.

Siguiendo con la idea de disminuir la tasa de obesidad en nuestra escuela, nos decidimos por la explotación didáctica del reportaje de Cristina Castro Borbón: Comer mal es peor que fumar, en el que nos habla de los hábitos alimenticios y sus riesgos que a veces son más peligrosos que el consumo de tabaco. El debate entre estudiantes resulta muy interesante y las aportaciones revelan que los jóvenes están equivocados en los conceptos sobre la buena alimentación, mismos que determinan pésimos hábitos de consumo y sobre todo las malas decisiones de la cafetería escolar sobre qué productos pondrán en las manos y bocas de los consumidores novatos.

De este modo fui recorriendo con intensa curiosidad cada perla del collar encontrando otra de gran impacto entre mis estudiantes: Virus ¿Podrán con nosotros? Interesante reportaje de Luis Miguel Ariza. El autor nos habla de las terribles pandemias ocurridas por virus del ébola, VIH, Hantavirus, H1N1, cuyos nombres provocan horror al saber que nacen para infectar y provocar terribles enfermedades que en ocasiones llevan a la muerte. El terror nos sobrecoge cuando leemos “las autopsias de sus víctimas revelan que se ceba en el cerebro humano, agujereando las capas de las meninges que protegen las zonas cerebrales, y convirtiendo el fluido cerebroespinal en toda una suerte de líquido sangriento”. Ante este desolador panorama del ataque de Virus, pedí a mis alumnos que describieran como se lo imaginaban: Todos coincidían en un feroz bichito lleno de maldad. La descripción me llevó a escribir una actividad genérica en mi libro de texto dónde hago la aclaración:

“¿Cómo te imaginas un virus? Seguramente un bichito pequeño y feroz con cara de maldad y múltiples patas con las que se aferra al enemigo. Sin embargo no es así, un virus no alcanza ni la categoría de célula, sólo es una o dos tiritas de código genético que necesita una célula huésped para multiplicarse. Su tamaño varía de 20 a 500 milimicras, tan pequeñito que resulta increíble imaginarse como el virus del sida, ataca y destruye jóvenes y en forma numerosa y frecuente, produce epidemias y pandemias.”

Otro tema que afecta la salud de los consumidores, es comer carne y más cuando somos engañados. Raquel Vidales nos sorprende en su reportaje titulado Lo que esconde una hamburguesa, en el que nos alerta sobre la presencia de carne de caballo que puede producir enfermedades en quienes la consumen, más aun si le han añadido sulfitos para disimular la mala calidad de la carne. Este fraude alimentario resulta común en algunos países de Europa por lo que derivamos la sospecha a nuestro México; esto nos llevó a pedir a nuestros alumnos una investigación sobre la carne de la hamburguesa que se expide en tiendas, restaurants y negocios de comida rápida. Por falta de recursos para buscar el ADN correspondiente, nos quedamos con la sospecha.

No obstante, así como cuidamos conservar la salud del cuerpo, también debemos cuidar la salud de la mente. Al respecto, la práctica de leer libros es un magnífico ejercicio mental como nos lo expresa en su reportaje Esteban Magnani. Condenados al éxito, del contenedor Sociedad digital fue todo un éxito didáctico en mi pequeño salón de clases.

Según la narrativa de Esteban, un e-book es un libro electrónico que está pensado sólo para leer y no sirve para otra cosa. Cuentan con ventajas como la enorme disponibilidad de ejemplares en la red, no cansa tanto la vista, se pueden prestar sin temor a perderlos y no tienen gran costo, la mayoría se pueden descargar gratis; los árboles se salvan de ser talados para producir el papel de impresión. Tal parecería que estos libros están condenados al éxito, sin embargo Esteban menciona una importante desventaja: El carácter efímero de los soportes que transportan la información.

Los alumnos y yo, su maestra terminamos el análisis de este reportaje concluyendo que no cambiamos por nada el enorme placer de la lectura de un libro físico y las tantas sensaciones agradables que trae la imaginación cuando se recorren páginas.

Además de cuidar nuestro físico de microscópicos depredadores, mis alumnos y yo, consideramos la importancia de cuidarnos de los cyberacosadores que pululan en internet. Esta decisión la tomamos al leer el reportaje de David Alandete: Mano dura contra el cyberacosador. En internet se practica la violencia psicológica y la presión sobre las personas que sucumben ante los acosadores, como nos narra el autor de este reportaje, el acoso termina en suicidio. Los motivos de acoso son muchos pero predomina el de tipo sexual. Los docentes debemos poner en alerta a nuestros jóvenes estudiantes que participan confiados en las redes sociales sin saber cuándo caerá a su muro un depredador encubierto.

El contenedor de Otros temas de cultura científica exhibe una hermosa perla aportada por Bruno Geller, quién nos hace reflexionar sobre la base de la pregunta ¿creacionismo o evolución?, reportaje que nos habla sobre la teoría de la evolución de Darwin (el origen de la vida obedece a procesos naturales), está perdiendo la batalla contra el Creacionismo.

En Argentina la doctora Alicia Massarini llevó a cabo una investigación sobre el tema; ella concluye diciendo que la Teoría evolutiva fue por muchos años el marco teórico en que se fundamentaba e integraba el conocimiento biológico. En la actualidad, los profesores omiten hablar de evolución, tal vez por ignorancia sobre el tema, falta de recursos didácticos o por cuestiones ideológicas. En este punto yo me pregunto si habrá una cuarta explicación a la omisión en la teoría genética y en realidad no la enseñamos por el temor acendrado que nos legaron los frailes de la Santa Inquisición, a negar la existencia del ser divino que crea todo.

Supongo que la Santa Inquisición ya hubiera liquidado a Malen Ruiz de Elvira, periodista que se atrevió a señalar 12 acontecimientos que cambiarían al mundo antes del 2050: la clonación humana; existencia de otras dimensiones (aparte de las 4 de Einstein); vida extraterrestre; Catástrofes ambientales (por energía nuclear); creación de vida; explotar la fusión nuclear como fuente de energía; Colisión de la tierra con un cuerpo celeste; El gran terremoto y otros. El debate se acelera en el salón de clases cuando se tocan los doce puntos. Hay opiniones en contra y a favor, sin embargo la mayoría coincide con las consecuencias positivas y negativas que traerían estos hechos si se dan. De igual modo resulta muy interesante observar las diversas opiniones de los adolescentes sobre la prevención en los cuentos de ciencia ficción que crean sobre el tema. En lo particular, me parece muy probable que sucedan estos acontecimientos y me gusta que los docentes preparemos a los muchachos para el futuro que vendrá irremediablemente ya que el tiempo no se detiene.

Considero que un presidente de una nación debe estar muy preparado para estos cambios que vendrán a futuro y sobre todo con el manejo de máquinas y energía nuclear, por lo que resulta oportuno leer el artículo de Miguel Ángel Quintanilla Fisac llamado Ciencia para ciudadanos donde nos habla de la hipótesis Némesis de Richard Muller, físico norteamericano, profesor en la Universidad de Berkeley. La hipótesis habla de que cada 26 a 30 millones de años ocurren extinciones masivas de seres vivos que puede explicarse como consecuencia de la existencia de una estrella (Némesis) que describiría una gigantesca órbita alrededor del sol, lo que provocaría una caída de meteoritos sobre la tierra. Esta teoría puede ser cierta o no, lo relevante del físico Muller es el curso de Física que imparte a futuros presidentes sobre energía nuclear, las armas, los ataques terroristas, la tecnología espacial, telecomunicaciones, cambio climático y energías renovables con un cuidado especial de separar las cuestiones morales y políticas de la información científica que requerirán a su tiempo. Este artículo me encanta porque va colocando a los estudiantes con las patitas en la tierra y todo aquel que se sienta atraído por la política conocerá un poco a lo que se enfrentará en un cargo de este tipo. Responsabilidad social en debate.

Imprescindible educar en la cultura científica a los ciudadanos y más aun a los ciudadanos con pasaporte a la presidencia de un país; sin embargo Martín Gordillo expresa su opinión en el artículo llamado Comunidad de Educadores para la Cultura Científica, sobre la importancia del proyecto de la OEI que agrupa más de 2.500 docentes iberoamericanos alrededor de más de 350 materiales didácticos inspirados en documentos periodísticos, escritos para divulgar la cultura científica. Los docentes utilizan este material para ampliar la visión del estudiante y hacerle entender que hay muchos campos inexplorados del conocimiento que esperan ser transitados. A propósito, me encanta este párrafo en el que Martín Gordillo dice: La bata (del investigador de laboratorio) y la bota (del investigador de campo) pueblan muchos sueños infantiles sobre el futuro profesional, pero cuando en el camino se cruzan el álgebra, la cinemática o la tabla periódica, los sueños se desvanecen para muchos alumnos que acaban optando no por lo que querrían estudiar, sino por lo que no les queda más remedio que elegir. Y es que la dificultad de esas materias está tan naturalizada como la idea de que sus contenidos son refractarios a la relevancia social, sus competencias, ajenas a la creatividad y sus controversias, distantes de lo axiológico.

Sabias palabras que reflejan al 100% lo cotidiano en el campo escolar, sin embargo, es necesario hacer sentir al estudiante su vocación cuando explora los textos de un reportaje, cuando contrasta la opinión vertida en los artículos con la propia opinión que se ha formado respecto a un tópico. Asumo y reconozco la acción formadora y reformadora del material didáctico que forma el collar de perlas que la OEI ha colocado en el cuello de Iberciencia.