27 de julio de 2022

El instituto público que dirige Toni Solano en Castellón, inaugurado hace una década, fue construido por una empresa pública de la Generalitat valenciana, Ciegsa, que protagonizó uno de los grandes escándalos de corrupción del PP valenciano. Tiene un diseño cuidado, pero nada más cruzar la puerta, el director señala una fuga de agua en el patio que ha inundado parte del campo de fútbol. El instituto, el Bovalar, está situado junto al campus de la Universidad Jaume I, en una zona de expansión urbana, y acoge alumnado de barrios muy distintos. “Tenemos de todo, desde hijos de profesores universitarios a chavales que están en una chabola”, dice. El centro está, además, sobreocupado: se construyó para 600 alumnos y el curso que viene alojará a 900. Nacido en Montilla (Córdoba) hace 54 años, profesor de Lengua castellana y Literatura, Solano abrió un blog en 2006 y miles de docentes siguen sus opiniones en las redes sociales. Su tono gira hacia la preocupación, sobre todo, cuando habla del impacto que estos años de pandemia han dejado en el ánimo de los alumnos.

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