Ridao Ángela. Tandil. Argentina
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
La pandemia ocasionó cambios en las experiencias lúdicas en la primera infancia, los contextos por donde transitaban se modificaron, surge un nuevo escenario donde el uso del espacio, tiempo y objetos de juego se re-crean. Las oportunidades y posibilidades lúdicas compartidas se transforman en su cotidianeidad escolar y urbana.
El contexto de las infancias y la educación desde 2020 se ha visto influenciado por cambios notables. Se visualizaban ideas, discursos y narrativas en las cuales creíamos harían de la educación una sociedad justa y equitativa en todos los contextos, pero fue sorprendida por el COVID19, el cual ocasionó cambios vitales; nuevas circunstancias nos estremecen fuertemente, en el lenguaje cotidiano aparece reiteradamente palabras como: cuarentena, confinamiento, aislamiento, contagios, barbijos, máscaras, sanitizantes, saludo distanciado, vacunas, etc. Este fenómeno nos reposiciona social de una manera distinta, lo cotidiano se vuelve extra-cotidiano, lo conocido y familiar en un horizonte desconocido con emociones cambiantes (miedo, ansiedad, depresión, estrés, entre otras). Aparece un cambio cultural repentino y no esperado
En el transcurso del tiempo de pandemia, casi dos años, vemos las consecuencias del aislamiento y/o confinamiento en la primera infancia, aparece: la desconfianza, temor a socializarse fuera de su espacio cotidiano, conocido y familiar; problemas de aprendizaje; tiempo más lento para ejecutar acciones y resolver problemas sensorio-motores, entre otros. Por ello y por muchas otras cuestiones que van apareciendo en el día a día es que somos conscientes de la urgencia y necesidad de inclusión de la infancia en los centros escolares, con propuestas innovadoras acordes a las circunstancias actuales. Ello requiere revisar métodos, estrategias pedagógicas, re-crear programas y planes educativos, teniendo en cuenta la formación integral del ser humano, por otro lado, acoger todas y cada una de las realidades familiares, poner atención a las necesidades de los diferentes contextos, cultivar vínculos de confianza, crear espacios e iniciativas para acompañar la tarea educadora de las familias con sus hijos/jas.
Asimismo, surgen variados interrogantes: ¿Cómo educar en un tiempo que requiere mayor discernimiento comunitario (centro educativo-hogar)? ¿Cómo promover el valor educativo que posee la lentitud, la calidez, el dialogo, la confianza, alimentar el amor educativo? ¿Cómo afrontar los límites y las limitaciones?
Las voces que se escuchan reiteradamente en la sociedad es “nadie estaba preparado para esta realidad”, la queja se ha instalado y llevará tiempo correrla para recomponer el espíritu positivo y creativo, el cual subsane las consecuencias de la pandemia.
En los centros educativos o los jardines para la primera infancia para niños/ñas observamos que han variado su funcionamiento, sus costumbres; en muchos casos han cercenados ciertos usos en la proximidad de unos con otros por temor al contagio; también aparece una baja oferta educativa por no contar con un edificio que pueda cumplir con los requerimientos establecidos por protocolos sanitarios.
Aun hoy el estado de incertidumbre de la comunidad está presente, la circulación espacial y temporal de la gente cambió en cuanto al conjunto de dinámicas y avatares. El ritmo de los acontecimientos trajo aparejado cambios de hábitos y costumbre, por ende, la sociabilidad y socialización se recortó, dando paso encuentros grupales reducidos.
En cuento a los centros educativos, es necesario trabajar ciertos conceptos que nos ubican en el espacio y tiempo escolar (jardín de infantes) como son el concepto de entorno y contorno. Según Gordillo M. M. (2020) el entorno significa ambiente, seria “lo que rodea”, mientras que contorno es el territorio que rodea un lugar o una población. Es así que contorno parece referirse a lo espacial de una forma más nítida que la palabra entorno.
El contorno educativo podría identificarse con el centro, con el edificio escolar mucho más que con el aula o sala (Fernández Enguita M. 2018) De modo que los centros escolares pueden ser más o menos grandes, con patios, etc. (todo ello en relación a la cultura escolar de cada lugar). Los contornos son diferentes y se asocian con ciertos entornos relacionales, si bien la educación escolar se caracteriza por la presencialidad, la cual “tiene un lugar”, un espacio y un tiempo (cantidad de días y horas), actualmente, tenemos que sumar el entorno digital, el cual supera la necesidad de coincidir en el espacio y en el tiempo. Gordillo M. M. (2020) destaca que el coronavirus acabó abruptamente con todo eso y las escuelas tuvieron que cerrarse, con lo cual muchos entendieron que la nueva situación afectaba a la presencialidad pero no necesariamente a la sincronía.
Las instituciones educativas incorporan un nuevo servicio, la virtualidad, como forma de seguir vinculados de manera remota, aunque esta oferta para los niños/ñas pequeños es insuficiente y no adecuada. Se los observa agotados por exceso de exposición a pantallas e incluso en muchos casos se niegan a participar en videoconferencias y actividades (Zoom, Meet, WhatsApp, Classroom, etc.) Los niños/ñas de estas edades necesitan libertad de movimiento, explorar y experimentar en lo concreto y tangible. En consecuencia, el impacto de este fenómeno pandémico ha provocado mayor vulnerabilidad respecto a los efectos a mediano y largo plazo debido a la escasa interacción entre pares, escasa posibilidad de movimientos corporales los cuales se han vuelto parsimoniosos, en otros casos lerdos.
Es indudable que esta pandemia ha cambiado la forma de actuar, de pensar, de conocer, de aprender. Las infancias, como los docentes, han transformado sus formas de conducta, dialogo y modos de actuar tanto a nivel virtual como a nivel social, ello ha producido variaciones en las formas culturales y educativas. En relación a estas afirmaciones se destaca el pensamiento de García Torres A. E. (2021) quien señala que el acto educativo como acto creador y dialógico en el que las personas somos sujetos activos de este proceso, se convierte en un nuevo desafío en pos de producir lo nuevo, por medio de una apertura hacia la creatividad, la estética y la ética, que componen nuevas maneras de conformación de las subjetividades desde la escuela.
Nuevas infancias y una pregunta ¿juego dónde estás?
Teniendo en cuenta lo expresado hasta aquí y surge una incógnita ¿Cómo vivirán las infancias (de 1 a 5 años) su tiempo?
Es sabido que el fenómeno trascendental de la primera infancia es el juego, pero… ¿los juegos dónde están?
Para dar respuesta tenemos que tener en cuenta una serie de consideraciones como punto de partida al tema:
Todos estos beneficios del juego aquí expresados en el tiempo de pandemia se ven afectados. Porque aparece el miedo, la sobreprotección y la limitación al juego libre, en una primera etapa por el encierro de esta pandemia muchos espacios fueron vedados (parques, plazas, centros educativos, etc.), aparecen limitaciones espaciales y consecuentemente las oportunidades de juego decrecen.
Las familias y los niños/ñas se vieron obligados a acomodarse en el interior, en la casa, habitar gano nuevos contornos con nuevas narrativas lúdicas. Los espacios son más reducidos y limitados pero no impiden el juego, la creatividad se desarrolla permanentemente: juegos e historias inventadas, contar, leer, narrar, cocinar, dramatizar, bailar, cantar, desarrollar una motricidad diversa, juegos de mesa, casas dentro de las casas. A pesar de todo el juego encontrara diversas formas para acontecer.
Actualmente, estamos con mayor apertura, las infancias están poblando las plazas, parques, centro educativos, se observa alta disponibilidad para el encuentro con el otro/s, gran variedad de juegos, nuevos formatos lúdicos (algunos violentos), inventiva, imaginación, desafíos. El paisaje es un collage de realidades diferentes, aparece la habitabilidad del espacio, la creación de un espacio productivo, inclusión de experiencias variadas que dan lugar a nuevas configuraciones, nuevas narrativas.
En definitiva el juego es un fenómeno que hace al proceso de humanización y al proceso de creación. Por ello podemos concluir diciendo que a pesar de las situaciones y circunstancias que se han dado en el devenir de la historia de la humanidad siempre encontramos al juego, ya sea de forma rudimentaria o de manera sofisticada.
Los juegos dejan huellas en el ser humano, las que se transmiten a la progenie. Cuando entrevistamos a personas adultas y ancianas sobre el tema, vemos cómo la memoria se reactiva encontrando momentos sensibles, muchas veces replican movimientos de cómo eran sus juegos, los relatos demuestran la recuperación de momentos lúdicos de una época pasada e inolvidable. O sea, a pesar de…… en este tiempo la pandemia el juego de una manera u otra sigue estando, ya sea en el hogar, en el patio familiar, en los centros educativos, en los espacios urbanos, suburbanos, rurales, hoy sumamos el espacio virtual.
Referencias:
Fernández Enguita M. (2018) Más escuela y menos aula. Ed, Morata. Madrid
Garcia Torres A. E. (2021) Articulo Educar es amar, apuntes para una praxis educativa comprometida con la vida, en el contexto de la COVID-19en Revista IB (Revista Iberoamericana de Docentes) 29/6/21 http://www.formacionib.org/noticias/?Educar-es-amar-apuntes-para-una-praxis-educativa-comprometida-con-la-vida-en-el. España
Gaskins S. (2013) Articulo Como organizan el juego las distintas culturas. En Revista La primera infancia en perspectiva N°9. Ed. The Open University. Reino Unido
Lameiro L. (2012) Video Proyecto Territorio do brincar. Instituto Alana. Brasil https://www.youtube.com/watch?v=xPuYZ8_qarM
Lansdown G. (2013) Articulo El derecho de los niños al juego. En Revista La primera infancia en perspectiva N°9. Ed. The Open University. Reino Unido
Marin I. (2020) Jugar no es optativo. En Jugar una forma de vivir. https://www.immamarin.com/2020/12/jugar-no-es-optativo/