26 de julio de 2021

Shutterstock / Jacob Lund

Maite Mijancos Gurruchaga, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Tareas en verano: ¿es mejor repasar o desconectar? Después de un curso tan intenso, ¿es aconsejable que los estudiantes sigan realizando tareas o que desconecten para recargar pilas? ¿Qué alternativas hay a los clásicos cuadernillos para consolidar lo aprendido en el curso? ¿Es más interesante que los más pequeños aprendan a emplear el ocio con otras actividades intelectuales, como la lectura? ¿Algún consejo en este sentido?

Frecuentemente olvidamos lo importante que es el tiempo de ocio, el tiempo libre, el tiempo de creatividad. Es en esos momentos cuando más tenemos que involucrarnos los progenitores, no para imponer, sino para sugerir, porque es el momento de crecer en madurez y en tantos valores que nos ofrece.

Hemos vivido y vivimos una época de pandemia, tantas veces difícil para nuestros niños, y el precio a pagar puede ser la tendencia al sofá, ver series sin medida, la locura de las fiestas sin fin o las pantallas, juegos y seguir conectados. Pero, ¿también comunicados?

Desde el punto de vista educativo, lo interesante es que abramos su mundo con actividades diferentes, porque la vida no es solo estudiar. Algunos padres se preguntan si es bueno ampliar un poco, repasar, adelantarse incluso: “Es tan importante… ¡te juegas todo!”, nos decimos. Gran error: te lo juegas en el tiempo de ocio.

¿Qué es el tiempo de ocio?

Es el tiempo disponible no escolar y se opone al trabajo. El ocio es uno de los destinos más interesantes en que podemos gastar el tiempo libre. Es un tiempo de creatividad, no tiene nada que ver con la ociosidad (no hacer nada), debe ser aprovechado para crecer personalmente y puede representar un potencial humano inmenso en la medida que favorece la facultad mental libre.

Por eso, creemos importante hacer algunas sugerencias sobre cómo repartir el tiempo de ocio:

  • Descanso personal: horas de sueño adecuadas.

  • Recreativo: pasarlo bien, tiempo de reír, de diversión, deportes, senderismo… Propóngaselo con su familia.

  • Cultural y artístico: lea libros buenos, escuche más música, fórmese. Sus hijos le copiarán.

  • Social: quede con sus amigos y con su familia siempre que pueda.

  • Créese un rincón privado: colecciones, orden de los armarios con los niños…

Los mejores 5 consejos para sacar partido al tiempo de ocio

  1. Considérelo como el complemento más importante de su vida. Es tan importante en adultos como en niños. No se trata solo de mantenerlos ocupados, rellenando el tiempo hasta septiembre.

  2. Fomente el juego, los deportes, las aficiones que ayudan a la educación en valores: constancia, saber ganar y perder, hacer amigos, ser generosos, apertura de mente…

  3. Busque actividades gratificantes, valiosas, que llenen su vida y le ayuden a gozar de ella, por ejemplo, en el medio natural.

  4. Exija con cariño, comprensión y autoridad, evitando el enfrentamiento, por las buenas, con insistencia y en positivo. Esto sí que es un arte, es educar para el futuro y para ser feliz.

  5. Muy importante: el error más común consiste en darle menos importancia al ocio que al estudio. Al llegar la adolescencia se encuentra con que su hijo no sabe qué hacer con su tiempo libre.

Las tareas pueden tener diferentes formas

El verano tiene otra finalidad educativa que no son los estudios y que, como se ha expuesto, cumple una función, si cabe, más importante. Esta función nos habla de qué quiero hacer con mi vida, ya que no viene programado por un currículo obligatorio, por unos objetivos mínimos. Aquí deberían brillar la imaginación, las relaciones personales, la observación de la naturaleza y todo aquello que nos hace más humanos.

Leer, aprender otros idiomas, un cuadernillo para pequeños, ¡claro que sí! No olvidemos que hacemos de nuestro tiempo libre lo que hacemos de nuestra vida, y es allí donde nos recargamos, donde todo adquiere un sentido, hasta el propio trabajo y los estudios.

Empezar el día animando a los niños a hacer su cama y recoger su cuarto, simple pero muy eficaz para educar. No se les puede solucionar todo. Si no colaboran con su familia, ¿cómo van a ayudar en un futuro a la sociedad, a ser solidarios y tolerantes, a tener los valores que deseamos ver en nuestros jóvenes para construir un mundo mejor?The Conversationhttp://theconversation.com/es/republishing-guidelines —>

Maite Mijancos Gurruchaga, Profesora de Orientación Familiar y Tutoría de la Universidad Internacional de la Rioja, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.