3 de abril de 2020

Por. Dra. Cs. Nancy Chacón Arteaga, UCPEJV, La Habana, Cuba
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
Titular académica de C. Sociales y humanísticas
Presidenta Cátedra de Ética Aplicada
El trabajo llama la atención de cómo la Educación en tiempos de la pandemia del covid 19, no puede desconocer el escenario de hegemonismo ideo político y económico a nivel planetario y que impacta las acciones para enfrentar el nuevo coronavirus, ante lo que se hace cada vez más urgente contribuir a la práctica  de la solidaridad global para sobrevivir.

La humanidad vive hoy la sacudida terrible de una pandemia de alto riesgo letal, el sar – cov 2 o nuevo coronavirus covid 19, que ha puesto a prueba todos los resortes y mecanismos con que cuentan los seres humanos en el planeta para hacer frente a la misma.

Comunidad de Educadores: Un espacio para visibilizar el pensamiento de los docentes

La Red Iberoamericana de Docentes (42.000 miembros) quiere aprovechar la gran visibilidad que tiene sus blogs, tanto en la Red como en abierto, y va a iniciar una etapa en la que se van proponiendo temas de interés para la profesión docente que se actualizarán cada dos meses y que serán revisados por nuestro Comité Académico con el compromiso de hacer un retorno de todo lo recibido. Los docentes que a lo largo de 2020 publiquen un mínimo de 5 artículos recibirán un certificado acreditativo. El registro en esta acción es libre y gratuito y las entregas se harán a través de una plataforma Moodle para tener un control y las herramientas de evaluación adecuadas. Los datos que se solicitan son los necesarios para emitir, en caso de haberlo logrado, los certificados. Registro en: https://forms.gle/ssatywJomDsff2T27

Y en 2020 estamos haciendo entre todos el Año Iberoamericano de la Cultura Científica

Sin embargo los seres humanos hemos llegado a la segunda década del tercer milenio con una deuda humana y planetaria que arrastra desde el siglo 20 y que ninguna de las metas “humanistas”, “medioambientalistas” y “educativas” para el desarrollo sostenible de la UNESCO o de la UNICEF, entre otros organismos internacionales para proyectar metas de desarrollo para la humanidad, como lo hace ahora la agenda 2030, se han logrado vencer de forma homogénea o al unísono en todos los países por igual.

Muchos son los factores y causas que en forma de barreras se levantan para impedir estos propósitos del desarrollo sostenible de los seres humanos y el planeta, las más profundas están en el desarrollo desigual de las naciones engendrado por el sistema capitalista, que en sus diferentes fases de desarrollo llega hoy al capitalismo de ideología neoliberal, colonizadora, guerrerista, xenofóbica y hegemónica de las potencias imperialistas, encabezadas por los Estados Unidos, el que ante el desarrollo científico y tecnológico que ha permitido la globalización por medio de la digitalización de las sociedades, la comunicación y trasferencias de tecnologías, entre otros procesos, también aspira a un supra gobierno global, con el dominio de las riquezas naturales del planeta y una “ciudadanía global o planetaria” sin patria, identidades, ni fronteras.

Obviamente estos propósitos apuntan al despliegue de una nueva estrategia geopolítica para la redistribución de áreas de influencias por las riquezas de los países, que borre fronteras, subsuma o absorba identidades nacionales y culturales, como pasa ya hoy con las poblaciones autóctonas, las mal llamadas “minorías étnicas”, la tragedia humana de los emigrantes de todo el planeta, así como la satanización de todos los movimientos, asociaciones y organizaciones sociales que se rebelen ante el orden mundial establecido y sus reglas de doble rasero jurídico - moral, siempre a favor de los poderosos, para lo cual se emplean todos los medios tecnológicos y mediáticos para construir realidades virtuales, falsos positivos, escenarios bélicos, así como el empleo de las ciencias, las ingeniería biológica, la biotecnología, etc, en experimentos con poblaciones humanas y las guerras.

Todavía hoy está por aclararse si el paciente 0 del covid 19, es el diagnosticado en Wahun, China, a lo que el Presidente Trump ha llamarlo el “virus chino”, como pretexto para emprender una campaña mediática anti china, que ha tenido eco en la prensa internacional y en las redes. Por su parte el Presidente chino Xi Jinping, ha descartado que el virus por tener un brote en Wahun sea chino, incluso con sospechas de que haya sido introducido por los Estados Unidos por la vía de un laboratorio del ejército que estuvo en ese lugar y que días antes del brote cerraron el laboratorio y se retiraron, así como de un diagnóstico postmortem de unos pacientes en los EEUU antes que en China.

No obstante, hasta ahora no se ha dado el paso de una concertación para de forma conjunta llevar a cabo la investigación desde posiciones científicas acerca de este particular u otros tantos asuntos como el trabajar unidos por una vacuna contra el covid 19, así como otras muchas tareas pendientes en el conocimiento sobre esta nueva sepa del coronavirus y sobre todo en los intercambios de las experiencias acumuladas para su enfrentamiento. 

Un hecho alentador es que este 31 de marzo 2020, se dio a conocer que Rusia y China realizaran acciones de ayuda a EEUU para el combate conjunto de la enfermedad en ese país.

Esta actitud de solidaridad responsable, dista mucho de la asumida por el propio Trump, que aun en estas condiciones de la lucha contra el coronavirus ha arreciado el bloqueo contra Cuba, ha incrementado las sanciones contra Irán, así como contra Venezuela, fraguando atentados y ofertando incluso abiertamente millones de dólares por la cabeza del Presidente constitucional Nicolás Maduro.

El mundo ante esta pandemia ha evidenciado que tiene muchas vulnerabilidades de los sistemas socioeconómicos de los países, pero sobre todo en el ámbito de los accesos desiguales a la atención médica y en los propios sistemas de salud que no están concebidos para extender una atención por igual a los seres humanos, contraponiéndose la estabilidad y ganancias de la economía por encima de la vida de la población, incluso conscientemente de que se sacrificarían o morirían “porcientos” de personas de la tercera edad, considerada población inactiva que ya no aportan a la economía y se consideran una carga social o de los emigrados indocumentados, entre otros grupos humanos vulnerables, todo lo cual en esta posición reaccionaria y antihumanista se considera como un bien al propio país; no es casual que una de las primeras reacciones que tuvo la población en los EEUU al conocer de la expansión del virus fue acudir a las tiendas a comprar armas y “asegurarse o protegerse” de lo que no se sabía que iba a acontecer en el país.

Esta es una causa primera de la poca o ninguna solidaridad que vemos hoy, tanto interna hacia el interior de los países como la que se exporta entre países ante esta tragedia común, lo peor es que en lugares donde la solidaridad es un valor moral de la práctica del propio sistema social y como política internacional que llevan a cabo acciones solidarias como el caso de Cuba, son atacados, criticados e incomprensibles, a no ser por maliciosas intenciones de traficar con seres humanos, esclavizar a su población, recuperar dinero, entre otros absurdos infundios, que han sido esgrimidos por el gobierno de los EEUU, quien ha “alertado” o amenazado a quienes soliciten ayuda médica a Cuba, con una manipulación mediática en el mundo y en las redes.

Algunos analistas de todas las especialidades preocupados por el derrotero de la humanidad en estas circunstancias identifican como una regularidad la incertidumbre y la confusión en los imaginarios sociales ante sus existencias y futuro más cercano, otros apostamos a la solidaridad global en sus múltiples formas de concreción práctica para enfrentar el impacto de la covid 19, en lo cual la educación y los educadores tienen mucho que hacer y de hecho hacen.

Por ello como una fortaleza global también vemos la tendencia del renacer de entre lo más profundo de la esencia de los seres humanos, de los pueblos atrapados en esta tela de araña, los sentimientos de amor, el canto a la vida, el aprecio por lo que tienen, el mirar hacia su propia familia, ahora en peligro de extinción, el aprecio por los amigos, el valor de sus costumbres, de los paisajes de sus tierras, el justo aprecio y agradecimiento por aquellos que extienden la mano, el aplauso infinito que dan los agradecidos a quienes lo sacrifican todo hasta sus vidas por salvar vidas en difíciles condiciones en cualquier parte del mundo, como son aquellos médicos, para médicos, personal de apoyo y voluntarios, hacia donde todos miramos con hálito de esperanza!!!.

Hoy la palabra de orden que se va imponiendo en los sentimientos y la racionalidad humana es la colaboración, la cooperación y la solidaridad, cuyo himno es el buen consejo que brota del fondo de los corazones de Quédate en casa!, que corre de país en país en todos los idiomas por las redes, el canto de los artistas desde sus balcones o habitaciones enclaustradas, el ruido de las máquinas de coser en las casas de muchas mujeres haciendo mascarillas con sus propios recursos para proteger a su familia y regalar a sus vecinos o a quien lo necesite, entre muchas otras iniciativas que dicen que la solidaridad no muere porque es un valor universal y práctica insoslayable para la sobrevivencia y perpetuidad de la humanidad y el planeta.

En este contexto la entrega de los educadores resulta vital, son los que aun víctimas también de las circunstancias en sus realidades diversas, se crecen para atender a sus educandos como una expresión sublime de amor al ser humano que caracteriza nuestra profesión y son quienes desde los recursos que se disponen elaboran actividades de estudio, se comunican virtualmente por internet con sus estudiantes, por teleclases o por las diferentes modalidades que se han podido implementar en los países y siguen ahí en la atención al alma de las personas, trasmitiendo también el aliento de seguir adelante, lo cual es un gesto supremo de humanismo y solidaridad.

Esto es también una luz en el camino que nos alumbra y que nos dice que aun en condiciones de aislamiento social como medio de enfrentamiento a la pandemia renace lo mejor del ser humano, los educadores no quieren rendirse, son aquellos que ponen los oídos en la tierra y responden a sus latidos, aportando su grano de arena con fe en lo mejor de los seres humanos, ¡¡¡esperanza, solidaridad y amor!!!