César Vicente Benavides Torres. Casa de la Ciencia y el Juego. I.E.M. Aurelio Arturo Martínez. Facultad de Educación Universidad de Nariño. Pasto Nariño Colombia.
No conozco a Ramón Barrera; lo escuché accidentalmente en su charla de TEDx Sevilla que la titula como SORPRENDIZAJE. Me atrapó esta nueva palabra, que ensambla: sorpresa y aprendizaje. El anuncia que va a patentarla para que no se la “roben”. Tomo esta palabra prestada para relacionarla con varios actos educativos que se desarrollan en la Casa de la Ciencia y el Juego, un centro interactivo que fomenta las vocaciones científicas, es considerada el “aula” más grande de la ciudad, que emociona, sorprende y alienta a los más pequeños para que incursionen en el maravilloso mundo de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. En este centro interactivo de ciencia, todo es sorpresa, emoción, magia, perplejidad.
Como parte de nuestra auto reflexión permanente, siempre nos preguntamos: ¿Cómo debe ser la visita a un museo interactivo de ciencia?. Creemos que lo imprescindible es lograr que la sorpresa, el asombro y la perplejidad le den espacio a las preguntas. Según las teorías modernas de educación, se trata de provocar una desestabilización, una disonancia cognitiva, muchas dudas sobre hechos que se dan por conocidos, un desconcierto que les encante, que les lleve a querer indagar. Ramón Barrera señala un camino que lo vivimos a diario con las niñas y niños que nos visitan: Sorpresa, curiosidad, deseo, acción. Y como eje transversal nosotros agregamos que la pregunta se pasea por todas estas fases, como un insumo esencial del aprendizaje activo.
El cerebro necesita emocionarse para aprender, dice hoy la Neurociencia.
En la sección de Educación del domingo 23 de julio de 2017, Simón Granja, redactor de “El Tiempo”, titula su escrito así: “Aprender a Maravillarse, la mejor forma de educar”. Se refiere básicamente a la pedagogía que lidera la Fundación Monserrate de Milán- Italia, basada en “enseñarles a sorprenderse con la naturaleza que nos rodea, para así aprender a respetarnos a nosotros mismos.” Este modelo educativo que nace hace 50 años, enfatiza que “la capacidad de sorpresa está íntimamente relacionada con lo que aprenden las personas.” Son muy interesantes las preguntas que orientan este proceso y que se formulan a los estudiantes como motivadores de su aprendizaje: ¿Tú que dices?. ¿Qué entiendes? ¿Qué opinas? ¿Qué quieres? ¿Qué harías? ¿Qué podemos hacer juntos? ¿Por qué no empiezas? ¿Por qué no te arriesgas? Estas preguntas buscan despertarle el deseo de conocer, de aprender, de indagar, de incursionar, de explorar un tema desconocido. Es decir busca despertar su curiosidad, dejar el miedo, hacerle caso a la intuición, bajarle a la cantaleta, invitarlos a no temerle al error y aprender de las dificultades. Es estar en permanente movimiento mental, social, cultural y emocional.
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La Casa de la Ciencia y el Juego dispone de espacios para el diálogo, la reflexión, el juego, la diversión, la creación, la sorpresa, el asombro, el deleite y el aprendizaje. Busca conjugar la rigurosidad con el espíritu juguetón que por naturaleza, todos poseemos. La filosofía es el juego y como cualquier juego, es cosa seria y por tanto muy emocionante, conmovedora, inquietante. Para las niñas y los niños, jugar es divertido y una de las actividades más importantes en su vida que les hace disfrutar fantásticos momentos. Durante el recreo, en el patio de las escuelas y en los parques de nuestras ciudades, los niños viven para jugar y juegan para vivir mejor, porque son actividades muy emocionantes. Los museos interactivos de ciencia, así como el trabajo que se desarrolla en las aulas de clase, deben someterse en forma diaria a la reflexión, deliberación permanente, a la crítica constructiva, con el fin de mejorar la oferta educativa, ser más eficientes, más asertivos y mucho más humanos.
En ese sentido en noviembre de este año 2017, en Medellín se desarrollará el evento internacional “El Museo Re imaginado” que convoca a todos los profesionales que trabajan en museos para encontrar mejores rutas, mejores caminos y estrategias para el aprendizaje. Así como en las escuelas el aprendizaje debe cambiar a las personas, en los museos de ciencia, cada visita debe contribuir a cambiar comportamientos y sin lugar a dudas creemos que estos espacios deben ser muy emocionantes, ligados a la sorpresa, la magia, a lo discrepante, a la perplejidad, al asombro y a la maravilla. Neurocientìficos afirman que el cerebro solo guarda o recuerda aquello que lo emociona, que los sorprende y por ello la nueva ruta a explorar debe ser crear y diseñar ambientes llenos de emociones, para convertir el aprendizaje de las ciencias en algo placentero, divertido e interesante, que contribuya a resolver problemas de la vida cotidiana. Es decir el futuro a explorar por los docentes y gestores culturales de museos, debe ser diseñar ambientes educativos donde lo emocionante y lo sorprendente avive la llama del deseo de aprender y proponer, para mejorar nuestras vidas. Se discutirá sobre la importancia de estos espacios para realizar transformaciones en las personas que visitan los museos. Por otro lado la VII Mesa Nacional de Museos discutirá sobre el papel que juegan “los museos en un nuevo país”. Estos eventos muestran la preocupación reinante para encontrar alternativas al quehacer museal.
En una escuela fría y sin emociones, a un estudiante le pueden quitar el gusto por la ciencia para toda la vida. Por eso la educación en ciencia tiene que ser similar a la educación en el arte, porque se requiere incitar, observar, percibir, conocer, abrirse, excitar, provocar. No se deben dar respuestas sino estimular a formular preguntas. Si uno se subvierte, si mira lo extraordinario en lo ordinario, puede abrirse al asombro y entonces irá a consultar un libro que le interese. Pero antes tiene que maravillarse, tiene que impresionarse, tiene que emocionarse. Lo ideal sería que se escuche la ciencia como se escucha un vallenato, una salsa, un reggaetón o música de Beethoven o un cuarteto de Mozart. Hay que escuchar y disfrutar esa música, no necesariamente aprender a tocar un instrumento.
La idea a la que le apostamos, es transmitir significados y sensaciones, porque el cerebro necesita emocionarse para aprender y tenemos el reto de diseñar actividades extraordinarias, que proporcionen experiencias muy EM¡OH!CIONANTES!!
Para seguir la senda de la nueva palabra SORPRENDIZAJE, queremos contribuir a fundar dos nuevas palabras que nos recuerden todos los días, la función que deben cumplir todo espacio de aprendizaje; un poco difíciles de pronunciar en principio, pero portadoras de un gran mensaje emocional: Emocionizaje (emoción y aprendizaje), asombrizaje (asombro y aprendizaje). En ellas, el corazón de la pedagogía es la EM¡OH!CION.