12 de junio de 2020

Juana Judith Chávez Espín, México
La sociedad y la educación enfrentan hoy en día frente a la robotización y la automatización de una gran cantidad de procesos y trabajos, en un mundo que está aguantando tensiones ambientales, políticas y sociales.

Robotización y Automatización vs Sociedad y Educación

Ante una creciente robotización y automatización de procesos productivos es necesario defender una educación basada en dos pilares: los conocimientos y las competencias personales. Capaz de dar herramientas a las personas que habrán de enfrentar desafíos en un mercado de trabajo de alta cualificación: conocimientos profundos para podre alcanzar trabajos de cierta cualificación y al mismo tiempo competencias relativas a la gestión de la incertidumbre.

 ¿Seremos capaces de sostener la vida en este escenario? Es necesario proteger la vida, los ecosistemas y mirar a las personas, fundamentalmente a las mujeres, quiénes son responsables de la reproducción y sostenimiento de la vida. Y echar una mirada para redefinir que clase de sociedad queremos, así como que educación necesitamos.

 En un futuro que cada vez parece más robotizado y automatizado, es necesario preguntarse si serán sostenibles los costos de materiales y energía. La educación tiene un papel principal, no tal vez como responsable de todos los cambios y mejoras, pero sí como transmisora de los valores que la sociedad quiere transmitir. También vive un momento de encrucijada que la obliga a grandes transformaciones.

 Debe haber una mayor implicación e interconexión entre la enseñanza de las humanidades y de las ciencias, un mayor peso en la investigación neurocientífica relacionada la importancia de las emociones en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Todo esto con un currículo extenso, que debe repensarse de otra manera, para generar aprendizajes profundos y evitar contenidos innecesarios. Un diseño curricular que podría hacerse por etapas educativas, y no por cursos concretos.

Además que refleje lo que la sociedad necesita y considere los problemas que se viven en el día a día (escasez de alimentos, recursos naturales y de energía fósil; aumento de desigualdades y violencia) en lugar de un conocimiento fragmentado por materias.

 Un aprendizaje que esté conectado con los cómo, un aprender haciendo, colaborando el alumnado y conectado con el entorno de cada centro, sin olvidar la importancia de los conocimientos, como base imprescindible sobre la que trabajar las competencias. Vivimos un momento de profundo y acelerado cambio que nos exige pensar qué sociedad queremos y qué educación necesitamos para alcanzarla.