24 de septiembre de 2019

Dra. C. Débora Mainegra Fernández Pinar del Río, Cuba

El artículo reflexiona acerca de los aspectos que deben ser tenidos en cuenta para proponer trasformaciones objetivas y viables a la evaluación, tanto académica como educativa, de manera que respondan a la formación integral de los hombres y mujeres del futuro.

Los docentes debemos enfrentar el reto de perfeccionar los métodos de evaluación del aprendizaje y de los sistemas educativos, pero antes se impone una revisión profunda de qué queremos lograr con ellos y qué trasformaciones pueden propiciar una mejora en las competencias sociales y profesionales de los hombres y mujeres del futuro.

La evaluación, tanto educativa como académica, pareciera ser tema cotidiano al interior de las familias y los gobiernos: no se requiere formación alguna para opinar sobre “la cantidad de tareas” que encargan los maestros o sobre la calidad de la educación que ofrece una institución, pero ambos temas requieren un análisis más profundo.

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