9 de abril de 2022

En mi centro, salvo pandemia, se celebra una feria de orientación académica y profesional cada año. Se trata de invitar a antiguos alumnos, sobre todo; pero también familiares o amigos cuya trayectoria coincida con las inquietudes de nuestro actual alumnado. La pretensión es que los y las estudiantes puedan acercarse a personas que están cursando o acaban de titularse en grados universitarios, medios o superiores; o que han recibido formación de cualquier tipo. Por supuesto, se invita también a las universidades como institución, sin que ello sea incompatible con la consabida visita a Aula en el Ifema. El principal objetivo es que chicos y chicas puedan informarse de manera más personal, cercana y realista acerca de las dificultades, ventajas o salidas profesionales que tiene cada titulación, de primera mano y sin que aparezcan captadores que abruman a folletos y bolígrafos corporativos a las ya desnortadas criaturas. Como resultado, con frecuencia, el alumnado cambia de parecer, porque desconocía la existencia de tal o cual formación o, simplemente, lo que en principio había elegido no se corresponde con sus expectativas o sus posibilidades.

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