28 de octubre de 2019

Mª Azucena Matilde González. Redondela (España) IES de Mos
No todo lo que vemos atrayente en la teoría está exento de dificultades. No todas las metodologías actuales son una panacea. Trataré de hacer una reflexión sobre mi última experiencia de trabajo en grupo trabajando el ABP. Veremos las virtudes y las dificultades que este tipo de trabajo acarrea a personas diferentes. Así que me pondré en el lugar de mis alumnos y alumnas que, supongo, lo tendrán más difícil.

Ser inquieta es lo que tiene: cualquier propuesta que suponga un estímulo es bien recibido; supone un acicate a nuestro constante afán de aprendizaje y mejora ¿no es eso lo que llaman mejora continua?

En el mes de octubre comenzó un curso sobre ABP las siglas son en inglés, pero es aprendizaje por proyectos (ojo, no con proyectos! Que en esto hacen mucho inca pie).

Este curso era en red, lo desarrolla INTEF (del Ministerio de Educación de España) y como yo este curso estoy impartiendo 3º ESO PMAR y dadas las características del grupo y las metodologías utilizadas con este tipo de alumnado pensé que sería una estupenda idea profundizar en ella.

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Al principio fue estupendo: lo primero es conocer la plataforma, los recursos de la misma, anotarse en algún grupo de trabajo…

Las primeras actividades perfectas:

- vemos opiniones sobre dicha metodología

- definimos la metodología y los pilares en los que se fundamenta

- aprendemos sus peculiaridades: cuestiones de las que partir y las características de las mismas

- definir el papel del docente y del alumnado

- su forma de trabajar (vemos multitud de ejemplos de distintos niveles educativos y de diferentes materias)

- etapas del proyecto: definir los grupos (nombre del grupo, componentes, papeles a definir: portavoz, secretario, controlador, coordinador, crítico), partir de una cuestión/reto/problema, organización y planificación, búsqueda y recopilación de información, análisis y síntesis, presentación de proyecto a la comunidad educativa para recopilar apoyos, ver la respuesta de esta comunidad, definir el producto final que tiene que revertir en la comunidad educativa, conocer las herramientas del trabajo colaborativo, buscar los estándares de aprendizaje de la programación para poder desarrollar contenidos que nos exigen, evaluación y autoevaluación (planes de mejora)

- su forma de evaluar (recoger a lo largo de todo el proceso evidencias del aprendizaje) y luego utilizar: rúbricas, portafolio, diario de aprendizaje rutinas de pensamiento como semáforos o dianas, corrúbricas…

¡Todo perfecto!

Mientras las tareas permitían un trabajo individual, mientras los plazos se cumplían, mientras el aprendizaje dependía de todos y cada uno de los alumnos y alumnas. Perfecto.

Pero claro, aprender a trabajar por proyectos implica hacerlo en grupos: definirlos, darles a todos los papeles pertinentes, que el grupo sea equilibrado…Pero, en este caso, los grupos se hicieron al azar. Cada una de nosotras se anotaba en uno de los grupos predefinidos por el sistema sin conocernos, sin saber qué cualidades tenía cada una de nosotras, sin ver que dificultades teníamos...el Azar lo hizo todo. Hablo en femenino porque resultó que nuestro grupo estaba formado por cuatro mujeres.

Al principio, en la primera actividad, intercambiamos los teléfonos, los correos (participar en el foro era un engorro, aunque nos puntuaban por dicha participación). Pusimos en marcha la primera actividad con una de las herramientas indicadas para trabajar en un mismo documento simultáneamente. Efectivamente somos distintas: a dos nos gusta trabajar con tiempo y en plazos, buscamos la información muy bien...una de ellas es una correctora nata y la cuarta es la perfección personificada (para el “maquetado” de la entrega es perfecta). Por supuesto, cada una tiene su forma de vida, sus costumbres, sus horarios, sus deberes familiares y profesionales. Y todo esto había que organizarlo y adaptarlo para que el trabajo saliese adelante con cierta dignidad.

¡No estaba mal el grupo para haber sido al azar!

Pero en la segunda actividad ya no fuimos capaces de cumplir los plazos. Y eso a las dos primeras colaboradoras ya nos frustró un poquito. Vemos que no participan, que el grueso del trabajo lo hacemos dos y luego las otras dos lo rematan y además la nota es la misma para todos los miembros del grupo.

Por ahora vamos cumpliendo los plazos de las siguientes entregas, el curso está finalizando (sólo falta una actividad en grupo y las dos finales ya son individuales). Nunca perdimos la compostura ni las buenas maneras de ahí que, al final, la experiencia no es más que eso, una experiencia con la que ser capaces de adquirir empatía con nuestro alumnado.

Así que:

Eso de trabajar en grupo no resulta ser tan estupendo. Puede haber incompatibilidad de caracteres, diferentes capacidades y posibilidades de búsqueda de recursos, diferentes horarios y condicionantes externos...

Tener en cuenta esta experiencia personal me permitirá definir mejor los grupos cuando ponga esta metodología en práctica.

¡Porque voy a utilizar lo que estoy aprendiendo, seguro!