21 de octubre de 2020

Oscar Monroy Rueda. Ciencias del Suelo– Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo.
Punta Arenas, Magallanes – República de Chile.
La relación directa de los Andes y la península Antártica en sus componentes geológicos respecto de los tipos rocosos en los sedimentos de cristales y granitos, producto de la sedimentación por desgaste de fricción de glaciales en el sur de América y los sedimentos rocosos del continente blanco.

En los lugares donde la actividad volcánica es relativamente reciente, y continua muestra del fuego de la tierra que emerge de las entrañas, demostrando que la energía del planeta es más que eso, sesenta y cinco millones de años de fuerzas tectónicas que confluyen entre vapores sulfurosos, son más un símbolo del poder mismo del principio físico de la geología de nuestro planeta, respecto del vasto volumen de datos que podemos obtener al efectuar cualquier estudio.

Andes épicos donde en medio de las cadenas montañosas, grandes picos con muestras del pasado y su legendaria actividad volcánica de la cual sus rastros son apenas visibles al ojo humano, frente a innumerables formaciones, desde altiplanicies a lagos y depresiones donde en abundancia de geiseres, no se apaciguan los fríos ambientes que siempre acompañan al observador de estos extensos parajes, en grandeza del panorama geológico que emerge desde el casi mismo infinito en colosales formaciones de hielo, que dejan ínfimo cualquier esfuerzo mínimo de presencia humana en la zona, respecto del imponente telón de fondo que se antepone al hielo en el misterioso ambiente Antártico y su relación geológica que en observación de sedimentos revelan los datos a que se refiere el investigador Williams S. Bruce sobre el arco antillano Antártico.

Las rocas como mensajes del tiempo, nos informan del sinnúmero de acontecimientos de pasados remotos, eones de cataclismos y eventos que marcaron las grandes masas continentales actuales y su relación con los diversos procesos tectónicos, pero más aun la diversa similitud entre las zonas de la península Antártica y la cordillera sur de los Andes, las presiones por altura hacen que el agua se convierta en una niebla, que previa a la existencia de una imponente formación enmarca la actividad de exploración respecto de los fenómenos que se pueden encontrar en magnificencia de búsqueda y estudio a nuevos lugares y recolección de muestras representativas.

Cada volumen de muestras y la distribución granulométrica en sus contenidos de finos tamiz 200, facilitan las mezclas cohesivas naturales, arenas graníticas nesosilicatos, cromatos y silicatos en su estructura iónica feldespatos, y de su composición química en sinergia con el tiempo dan origen a la gran adherencia de estos suelos en muchos lugares, que además se fortalecen con las cargas de los hielos que soportan en peso constante, que frente a las presiones y arrastre revelan desgastes en las superficies expuestas, y rastros de micro molido de diversas rocas resultado del avance de los grandes bloques de agua milenaria congelada, donde estos sedimentos nos indican que en alguna oportunidad estas formaciones de hielo estuvieron allí presentes, en los lugares donde hoy se observan algunos valles con presencia de olivina, procesos los cuales se refiere Agassiz y Tyndall sobre la marcha de glaciares y demás demostrados por ellos respecto al tema, sobre freno y fenómenos por descompresión continua apenas observable, además destrucción mecánica y de los cambios de temperaturas en los procesos por dilatación y contracción alternadas, sumándole sobre el congelamiento de aguas filtradas y congeladas y demás fenómenos de cuñas naturales en rompimiento de rocas en componente tangible.