13 de enero de 2022

Raúl Carbajal López. Grupo de Estudios Sociales de la Ciencia CTS.
En el año 1971 el cantautor Joan Manuel Serrat lanzó la canción “Pueblo blanco” (en el álbum Mediterráneo). En ella se narraba la historia de una España rural en decadencia: “escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer”. Quizás en pleno siglo XXI no podamos tomar la “mula, tu mula y tu arreo” pues en nuestras casas quizás no las haya, y si las hay están en viejos recuerdos fotográficos. Por mucho que nos demos golpes en el pecho (y entonemos el mea culpa, incluso en lengua latina y tono eclesial) la experiencia diaria nos indica que seguir “el camino del pueblo hebreo” y buscar “otra luna” es una postura política que es asumida (honestamente) por muy pocas personas de nuestras comunidades locales rurales.

¿Por qué lo rural es político?

Si algo hemos aprendido del feminismo en la ruralidad es que lo “personal es político”, dicho en otras palabras: “los problemas personales son problemas políticos. No hay soluciones personales en este momento. Solo hay acción colectiva para una solución colectiva” (Carol Hanish, en la obra “Notas del segundo año: la liberación de la mujer publicada en el año 1970). Por todos/as es conocida la situación del mundo rural iberoamericano: olvidado y condenado al progreso de la comunidad en su conjunto. Nadie es responsable en sentido estricto de la situación del rural: cada persona que actúa y vive en comunidad tiene una pequeña parte de responsabilidad (cada una a su nivel). Podríamos decir que si el mundo rural está como está se debe al conjunto de decisiones tomadas socialmente y apoyadas (de manera consciente o inconsciente) en el pasado-presente. Tal y como se afirma en la película “El séptimo día” (Carlos Saura, 2004) en las zonas rurales no se olvida y raramente se perdona (para no ser tan dramáticos como en Puerto Hurraco pongamos encima de la mesa la importancia de conservar una memoria histórica ajustada a la realidad y a los acontecimientos, haciendo uso de la empatía y el entendimiento al diferente).

El fracaso de la “vuelta al campo” postpandémica (y otras reflexiones humanas)

Tras el inicio de la pandemia derivada de la Covid-19 el mundo rural se puso de “moda” como un “reservorio” humano frente al estrés urbano derivado de la evolución histórica del capitalismo. Los/as defensores de lo rural nos hicimos varias ilusiones con una “repoblación” masiva, soñando la revitalización del modo de vida rural desde perspectivas humanistas, ecologistas, inclusivas y modernas. El Eurobarómetro 491 de la Comisión Europea nos deja claro la posición “política” de las personas encuestadas: el mundo rural serviría como un espacio de entretenimiento (ocio y como espacios naturales) y no para formar un verdadero proyecto de vida (en todo caso cuando las condiciones de vida se hayan homologado a las urbanas). Las aspiraciones personales se convierten por tanto en comportamientos humanos con visiones específicas que se vinculan con corrientes sociales (que desde un punto de vista electoral se adhieren a unas determinadas siglas o tendencias).

Hasta este momento se han enunciado dos obviedades, necesarias: la situación de crisis del mundo rural iberoamericano tiene un componente humano y político, nacido de la toma de decisiones de carácter económico, social, cultural, ideológico. Cada persona (con sus visiones y perspectivas) asume una posición en relación a determinados temas y se posiciona. Tal como afirmó Manuel Tamayo y Baus “también se lavó las manos Pilato, y no hay manos más sucias que aquellas manos tan lavadas”:

Si no hacemos nada, todos/as somos Pilato

San Mateo en su Evangelio (Mt 27, 24) narra la historia de un humano (Pilato) que “viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos”. Afirmó una frase muy dilapidaria que se podría aplicar a nuestros “pueblos (no tan) blancos”: “vosotros veréis”.

En los pasados meses de noviembre y diciembre (del año 2021) hemos visto como las Tractoradas ocupaban las calles de las grandes ciudades reclamando una dignificación de la ciudadanía rural y de sus aspectos relacionados (ecologismo, diversificación social y económica, comunicaciones, igualdad LGTBI, feminismo…). Está claro que no todas las personas buscamos lo mismo en esta vida: incluso cuando las supuestas metas sean las mismas las estrategias para lograrlas no son las mismas. De ahí la importancia de la participación.

¿Participar críticamente o seguir el rebaño?

Tras el “sorprendente” adelanto electoral en la comunidad autónoma de Castilla y León el debate social en relación a la España Vaciada u Olvidada se ha convertido en un bastión esencial de cada una de las organizaciones políticas existentes en España. Como no podía ser de otra forma, ciertas plataformas ciudadanas se han convertido en plataformas electorales. Tal como se puede leer en el periódico “El País” (11 de enero de 2022) “los candidatos de la España Vaciada soslayan la ideología frente a la defensa territorial”. Recordemos la frase final del maestro Don Gregorio en la película la “Lengua de las mariposas”: el lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Analicemos críticamente cada movimiento, recuperemos la tan denostada “memoria histórica” y reflexionemos mirando con honestidad cada realidad rural, sin olvidar en que macro/microsistema nos encontramos (el capitalismo de mercado). Solamente así podremos actuar en consecuencia.

Entre bulos y manipulación vive el mundo rural

La reciente “polémica social” sobre la ganadería extensiva (y por ende, la campaña política contra el Ministro Garzón) nos ha dejado manifiesto que mediante bulos virtuales (difundidos en redes sociales, WhatsApp y periódicos afines) hasta los sindicatos agrarios progresistas como la UPA o COAG o partidos políticos como el partido socialista han caído en la “trampa de los tumultos”. Los tiempos de crisis y de incertidumbre no ayudan en ningún caso a la resolución de la “cuestión rural”: solamente a través del debate sosegado, de la reflexión y el análisis crítico -pero honesto- se logrará una(s) solución(es) para nuestro querido mundo rural.

Dice el dicho que “a río revuelto ganancia de pescadores”. Participar y ser “activista rural” no consiste solamente en votar cada “X” tiempo ni seguir a una “muchedumbre furiosita”. Solamente a través de la promoción cultural y sociopolítica de la ciudadanía rurbana se podrá aspirar a lograr la dignificación del rural iberoamericano: es una decisión política y claramente colectiva.

Si la neutralidad sigo, a andar solo me condeno, porque el neutral nunca es bueno para amigo ni para enemigo (Pedro Calderón de la Barca).

Dr. Raúl Carbajal López
Grupo de Estudios Sociales de la Ciencia CTS
Proyecto: "Memoria Campesina de Tineo"
Página web: https://www.memoriacampesinatineo.com/ 
Perfil profesional: enlace