2 de septiembre de 2020

El coronavirus (COVID-19) ha sido dañino y desconcertante para todos, especialmente para los niños. En marzo, los colegios de todo el mundo cerraron sus puertas, y muchos se mantendrán así hasta el otoño. Eso supone seis meses sin la normalidad de un día escolar, sin mencionar el importante parón sin educación formal para los muchos niños que no pueden acceder a las clases online.

Es un problema global. Según Naciones Unidas, los colegios han tenido que cerrar en 191 países, lo que ha afectado a más de 1.500 millones de alumnos y 63 millones de docentes. En muchos países, las escuelas se están reabriendo con cautela: en Alemania, Dinamarca, Vietnam, Nueva Zelanda y China, casi todos los niños están en sus pupitres de nuevo. Todos estos países tienen dos cosas en común: bajos niveles de contagio y una capacidad razonablemente sólida para rastrear brotes. 

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