11 de marzo de 2021

Mixzaida Yelitza Peña Zerpa
Caracas, Venezuela
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
Según la FAO (2010) las aguas subterráneas abastecen de agua potable por lo menos al 50% de la población mundial y representan el 43% de toda el agua utilizada para el riego. En Venezuela los acuíferos representan una superficie total aproximada de 829.000 Km² (Aveagua, 2011). Aunque, este país suramericano ha logrado inventariar un total de 50.000 pozos a nivel nacional con fines domésticos, agrícolas e industriales gracias al trabajo colaborativo entre universidades e instituciones públicas, se estima que para los mismos fines se hayan construido más de 100.000 pozos (Dautant y Guevara, 2011). Esta problemática se agudiza ante la crisis económica, social, política y ambiental en las grandes ciudades venezolanas, entre ellas Caracas. El negocio redondo para muchas empresas privadas encargadas de la perforación de los pozos.

Palabras claves: aguas de pozos, Venezuela, impacto ambiental, negocio del agua

II Congreso Iberoamericano de Docentes. Docentes frente a la pandemia

Introducción

Las proyecciones actuales indican que la población mundial pasará de los actuales 6.900 millones de personas a los 9.100 millones en 2050. Un aumento que requerirá de un 70 % más de producción alimentaria a nivel mundial, y hasta un 100 % más en los países en desarrollo, en comparación con los niveles de 2009 (Naciones Unidas, s.f). Una situación que indica un aumento significativo del consumo de agua potable dentro de los sectores domésticos, industrial y agrícola. Ya que sin este vital líquido no serían posibles los procesos internos ni mucho menos los productos generados.

Según la FAO (2010) las aguas subterráneas abastecen de agua potable por lo menos al 50% de la población mundial y representan el 43% de toda el agua utilizada para el riego. Una gran dependencia a nivel mundial que indica que aproximadamente 2.500 millones de personas necesitan exclusivamente los recursos de aguas subterráneas para satisfacer sus necesidades básicas diarias de agua (UNESCO, 2012).

Se entiende como aguas subterráneas aquellas acumuladas de forma natural entre rocas o sedimentos permeables a la que accedemos por medio de manantiales y pozos. En relación a estos últimos, las ciudades lo integran dentro de sus dinámicas de dos formas diferentes:

  1. Ciudades con suministro de agua potable por fuentes superficiales, pero intensamente explotadas por pozos privados (muchos ilegales, pero sin ellos habría desabastecimiento), y
  2. Ciudades con suministro de agua potable por fuentes subterráneas, muchas veces con un número significativo de pozos privados.

Hay que destacar que para llegar a las aguas subterráneas se requieren de pozos perforados. Aquellas tecnologías de captación que se encuentran dentro de los sistemas abastecimiento en las comunidades.

La puesta en funcionamiento de un pozo requiere un estudio previo del terreno, un análisis de la salubridad del agua que se va extraer, perforar, a veces a más de cien metros de profundidad, y acondicionar la instalación. De esta forma, se puede llegar hasta el acuífero, extraer el líquido por medio de bombas y llenar los tanques de las zonas residenciales. Más, allá de estos procesos se incluye el mantenimiento predictivo, preventivo y correctivo.

Impactos ambientales

La extracción de aguas subterráneas da lugar a diversos tipos de problemas ambientales, entre ellos: la degradación de la calidad de las aguas bombeadas. Se estima que el 20% de los acuíferos mundiales está siendo sobreexplotado (Gleeson et al., 2012), lo que va a tener graves consecuencias, como el hundimiento del suelo y la intrusión de agua salada (USGS, 2013).

Ahora bien, ejemplos de impacto a nivel global se encuentra India y México. El primer país ha incrementado el número total de pozos mecanizados y pozos tubulares de menos de 1 millón en 1960 a 19 millones en el año 2000 contribuyendo en gran medida con la mitigación de la pobreza, pero al mismo tiempo ha provocado una grave tensión en el subsuelo en algunas áreas (UN Water, 2015).

En cambio otros investigadores indican desde México (Huizar – Alvarez, s.f) los siguientes efectos: (a) Elevación del nivel del agua por recarga artificial intencional o Abatimiento del nivel del agua subterránea, (b) Compactación del esqueleto del acuífero (consolidación), (c) Erosión de suelo por desaparición de vegetación (descenso del nivel del agua), (d) Desaparición de humedales, (e) Cambios en la cantidad de recarga o Reducción de la descarga a cuerpos de agua continentales y en zonas costeras, y (f) Contaminación por disposición final de residuos. Cambio en la calidad del agua inducido por bombeo.

¿Qué sucede en Caracas, Venezuela?

El potencial de las aguas subterráneas en Venezuela es menos conocido. Se estima que los acuíferos representan una superficie total aproximada de 829.000 Km², los cuales, a través de estudios preliminares, se han estimado en ocho mil millones de metros cúbicos por año. Se pueden clasificar de acuerdo a la región, esto según Aveagua (2011) (Ver Figura 1).

Figura 1. Reservas totales aproximadas de aguas subterráneas, según región administrativa (Reservas totales estimadas con base a pozos de agua hasta una profundidad de 50 metros. 1999- 2000)  Tomado de Aveagua (2011)

Las regiones que presentan las formaciones acuíferas más relevantes se localizan en la Costa Occidental del Lago de Maracaibo, la Mesa de Guanipa y la parte Occidental del río Apure. La recarga de los acuíferos proviene fundamentalmente de la infiltración directa y de las recargas de los cauces de agua superficiales, además de las recargas subterráneas provenientes de las filtraciones de la Cordillera.

Como otros lugares del país, la capital de Venezuela sufre desde hace años graves problemas en el suministro de agua. De acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida recientemente publicada por la Universidad Católica Andrés Bello, solo un 26% de los hogares venezolanos recibe agua a diario.

Aunque Venezuela ha logrado inventariar un total de 50.000 pozos a nivel nacional con fines domésticos, agrícolas e industriales gracias al trabajo colaborativo entre universidades e instituciones públicas, se estima que para los mismos fines se hayan construido más de 100.000 pozos (Dautant y Guevara, 2011). Más aun en situación de crisis económica y social donde las necesidades de un pueblo buscan soluciones rápidas y donde el proceso parece acelerarse. Ante tal situación, las estadísticas quedan desfasadas ante una gestión ineficiente e invisibilizada desde sus actores de interés, llámese universidades, centros de investigación, consultoras y el mismo Estado. Los datos actuales no confiables.

Actualmente, son pocos los profesionales venezolanos que hablan sobre esta problemática ni los propios profesionales formados en el sector lo hacen. Hace algunos meses, un ingeniero venezolano comentaba que una extracción descontrolada de agua por pozos podría generar asentamientos diferenciales en la tierra como ocurrió en Ciudad de México.

El mismo profesional señalaba otras consecuencias relacionadas con la sobreexplotación de un acuífero (salinizar el agua, dañar tuberías o disminuir la curva de abatimiento de los pozos hasta el punto de que no se pueda extraer agua). Hay casos en que se perforan los pozos y luego la producción es cero litros por segundo (…) Hay pozos que se perforan y se encuentra cierto lecho o acuífero impermeable de suelo. Entonces, tienes un agua que no se recarga, que no es renovable. Por consiguiente, se pierde la inversión de las comunidades, el proyecto fracasa y los impactos de los procedimientos quedan a la vista. En última instancia las comunidades pueden surtirse pero la calidad del agua no es apta para consumo humano.

La Constitución venezolana es muy explícita en sus artículos 304 y 127. El primer artículo declara que las aguas son bienes del dominio público de la Nación y que la ley garantizará su protección, aprovechamiento y recuperación, respetando las fases del ciclo hidrológico y los criterios de ordenamiento de territorio. El segundo consagra la obligación del Estado, con la activa participación de la sociedad, de garantizar la protección del agua, además de otros elementos de los ecosistemas. Son dos artículos explícitos que buscan la protección y mitigación de los impactos ambientales sobre las aguas. Por consiguiente, la Ley General de Aguas de 2007 prevé multas para quienes perforen pozos sin la pertinente licencia, pero la realidad venezolana indica que una mayoría lo hacen sin pedir permisos legales. Quizás, esta situación está incidiendo en el caudal del agua que ingresa a Caracas: “la entrada por acueductos de Hidrocapital se ha reducido en 4000 litros por segundo, aproximadamente, en tres años. Los sistemas Tuy que deberían mandar 90.000 litros de agua por segundo a la ciudad, están enviando alrededor de entre 11.000 y 12.000 litros” (Pimentel, 2021).

El negocio de muchos

Los pozos de agua subterránea emergen como un negocio para muchas empresas privadas dentro del país. Las mismas se encargan de la perforación, mantenimiento e inspección. Hace algunos meses, el costo total se aproximaba entre los US$15.000 y US$25.000. No preguntamos: ¿Las empresas presentan el estudio de impacto ambiental ante el ente nacional correspondiente para cada proyecto de perforación?, ¿Las empresas tienen estadísticas confiables de los pozos perforados dentro del país? y ¿Cuántas empresas conforman este negocio?

Por otro lado, el sector inmobiliario ya lo percibe como un requisito para la compra-venta de un apartamento en las grandes ciudades venezolanas. Sin este vital líquido pocos son los clientes que se arriesgan de tener un inmueble con medidas sanitarias precarias.

Recomendaciones

Para una buena gobernanza es necesario reconocer según el Dr. Hirata (s.f):

  1.  La regularización o legalización de pozos privados
  2. La identificación de pozos con mala construcción, diseño y mantenimiento
  3. La priorización en la identificación de áreas con exceso de extracción o contaminación Debido a restricciones financiera y de personal en los órganos responsables de manejo.
  4. El establecimiento de estudios pilotos y poner en práctica medidas de gestión. En segundo lugar, definir arreglos organizacionales para luego incorporar reformas legales e institucionales.
  5. La búsqueda del uso integrado - aguas subterráneas y superficiales - para aumentar la seguridad hídrica (+ cambios climáticos)
  6. La toma de los conflictos del recurso hídrico subterráneo (sobreexplotación y contaminación) más aparentes, por medio de mecanismos de comunicación social.

Además son necesarias otras condiciones:

  1. Disminuir la desconfianza en el uso de este tipo de aguas con proyectos confiables, certificados y avalados por un ente rector (universidad, consultora, empresa)
  2. Diseñar tratamientos para las aguas extraídas de pozos con características organolépticas, químicas y/o biológicas alteradas. En el caso de no ser posible incluir la clausura de pozos de aguas no aptas para consumo humano.
  3. Proponer un modelo de gestión eficiente y sostenible de aguas de subterráneas desde el Estado Venezolano que incluyan a todos los actores involucrados.
  4. Realizar un estudio hidrogeológico local para lograr una mejor caracterización de las formaciones geológicas que componen el sistema acuífero y de determinar la vulnerabilidad de los acuíferos que sustentan el abastecimiento de las comunidades.
  5. Actualizar el inventario de aguas subterráneas (pozos) a nivel nacional: número real de pozos, tipo de uso, características del acuífero, volumen, calidad, zonas de descarga y recarga, profundidad
  6. Contratar a personal calificado para la gestión, diseño e implementación de proyectos.
  7. Articular los actores locales, estatales y regionales a nivel nacional.
  8. Articular el sector educativo (tesistas y pasantes) con las investigaciones nacionales de las aguas subterráneas.
  9. Activar los centros de investigación privados y públicos.

Referencias

Hirata, R. (sf). Perspectiva de la gobernanza en las aguas subterráneas en áreas urbanas. Disponible: http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/groundwatergovernance/docs/Montevideo/Presentations/PS3_RHirata.pdf CEPAS USP [Consulta: 2021, Febrero 2]

Naciones Unidas (s.f.). Población. Disponible: https://www.un.org/es/sections/issues-depth/population/index.html#: :text=Se%20espera%20que%20la%20poblaci%C3%B3n,de%2011.000%20millones%20para%202100 [Consulta: 2021, Febrero 2]

Pimentel, O. (2021, Enero 17). Caracas está perforada por la desesperación de tener un pozo para conseguir agua. Disponible: https://cronica.uno/caracas-esta-perforada-por-la-desesperacion-de-tener-un-pozo-para-conseguir-agua/ [Consulta: 2021, Febrero 2]

UN Water (2015). Agua para un mundo sostenible. Datos y cifras. Informe de las Naciones Unidas sobre los recursos hídricos en el mundo 2015

Dautant, R. y Guevara, E. (2011). Recursos Hídricos Venezuela 2011. Centro del Agua para América Latina y el Caribe. Informe Técnico. Disponible: http://centrodelagua.org. [Consulta: 2013, Agosto 15]

Avegaua (2011). Situación de los Recursos Hídricos en Venezuela. Disponible: https://www.gwp.org/globalassets/global/gwp-sam_files/publicaciones/varios/2011-situacion-recursos-hidricos-venezuela.pdf[Consulta: 2013, Agosto 15]