16 de noviembre de 2022

Dra. Ana Cerini. Paraná Entre Ríos. Argentina. Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.

Analizamos situaciones vividas por los alumnos postpandemia, tanto a nivel primario como medio. En ambos hay cuestiones que pueden desarrollarse. El rol de los padres es fundamental; ellos forman parte de la comunidad educativa. Son ejemplos para sus hijos Motivar el interés y esfuerzo por el aprendizaje

Hemos transitado una pandemia larga y aislante de la participación social y educativa. Nos preguntamos qué aconteció con los niños y jóvenes en este tiempo. Cómo impactó en ellos al retornar a la presencialidad. En ocasiones previas hemos analizado cómo se desarrolló la enseñanza virtual en ese tiempo. Ahora debemos mirar la realidad y analizar cómo fue el retorno de los alumnos a la presencialidad educativa.

Me parece necesario diferenciar entre los niveles educativos: hay diferencias notables entre Primaria y Secundaria.

Acerca del Nivel Primario: Como ya hemos dicho en notas previas, los docentes hicieron maravillas, ya que no tenían capacitaciones previas para trabajar con tecnologías mediáticas. Los alumnos que contaban con tales tecnologías fueron perseverantes y lograron adquirir aprendizajes vía zoom virtuales. Seguramente les faltó aquellas vivencias que regala la presencialidad; sin embargo, y a pesar de ello, lograron aprender.

En tanto los alumnos que no tenían conectividad por falta de PC, Tablet o internet, quedaron solos, faltando hoy recuperar el aprendizaje.

Entiendo que es el gobierno quien debe darles las posibilidades de estudio a todos, ya que es respetar el derecho a aprender. Esto debe hacerlo (en muchos casos ya los está haciendo) entregando los equipos tecnológicos necesarios y la conexión gratuita para quienes no cuentan con trabajo que les brinde el sustento económico necesario para la vida y/o disponibilidad económica familiar; no tienen el dinero necesario para obtener la tecnología que necesitaban, así como pudo haber habido otras razones similares. Las entregas de PC, Tablet e internet gratuito deben ser considerada como una cuestión fundamental. Pero destacamos que siempre el apoyo de los padres es necesario, diría imprescindible.

En tanto en el nivel secundario la problemática es distinta. Lo que se observa y/o trasciende, es que la mayoría de los alumnos no tiene ganas de estudiar. Como lo pasaron sin ninguna exigencia, les parece que en toda la vida pueden seguir actuando del mismo modo, realizando sólo lo que les apetece, ya sea dormir, escuchar música o desarrollar actividades ajenas al estudio, que les resultan interesantes y placenteras.

Muchos retornaron a las instituciones educativas, pero durante las clases áulicas suelen colocase auriculares y escuchan música, no atienden a lo que el profesor indica acerca del contenido temático. No presentan los trabajos requeridos; buscan estar charlando con los compañeros o por internet, vía celular, con los amigos que se encuentran en lugares fuera de la institución y del aula.

Si se los llama y se requiere su atención, no dan respuestas válidas, siguen sin importarles lo que acontezca. Pareciera que sólo les interesa continuar jugando por internet, vía PC.

En clases de educación física, las mujeres suelen aducir que no pueden jugar vóley porque tienen colocadas uñas postizas… y similares, o directamente no van. Al ser contra turno, les parece facilitarles la no asistencia, por lo que sólo concurren antes de terminar cada tiempo de evaluación, de modo tal que solicitan los registren y consideren los profesores cual alumnos aptos de haber recibido la enseñanza y aprendizaje correspondiente, lo cual es verdaderamente imposible.

Como se acostumbraron en la pandemia a vincularse intensamente a través de redes, solían colocar sus estados de ánimo y vivencias. Si algo les fastidiaba, o les generaba celos, envidia, enojo, iniciaban un proceso de violencia virtual, que reproduciéndose toma más fuerza e incita a actuar atropelladamente, pensando que esa violencia no acarreará ninguna consecuencia mala para cada uno, como en lo virtual acontece.

 Pasan a querer ser protagonistas, que llaman la atención de público de buena o mala manera. Señalo que los comportamientos sociales ya no les importan, como tampoco el deber ser, por no haber sido inculcado a tiempo. Esto se verá reflejado dentro y fuera de las instituciones educativas, generalizándose.

En este acontecer, debo señalar que no entiendo mucho la actitud de los padres; una gran pena es, si no los instaron a estudiar durante la pandemia.

 En hogares de nivel económico pudiente, era necesario hacerles entender que sus únicas ocupaciones eran de estudio. Puede ser que haya sido para no generar discusiones familiares por tal tema y desearon no agravar la situación generada por el encierro.

 En tanto, en otras circunstancias más carenciadas -en las que tenían que salir a buscar alimentos, cartones o desarrollar cualquier otra actividad que les genere algún recurso económico, para alimentarse o poder comprar algo que necesitaran- era necesario que los padres les hicieran ver que sin educación no van a poder salir adelante, en el futuro y en lo cotidiano, donde cada vez se requiere mayor especialización. 

Es indispensable que todos los padres ejerzan su paternidad; les hagan entender a sus hijos la importancia de la educación para la vida de cada quien. Requerimos que los padres enseñen y den ejemplos de cómo buscar la paz con los demás. Para esto es indispensable que nunca den ejemplos de violencia, como suelen ser narrados en algunos periódicos. Cuando las calificaciones de los hijos no concuerdan con lo esperado, los padres no deben actuar con violencia, enfrentando a los profesores, amigos u otro personal, ya que, al verlos actuar violentamente, los hijos y sus compañeros copiarán el mal ejemplo como tónica para sus vidas personales y actuarán de modo similar.

Si no tenían conectividad, tratar de hacerles recuperar tiempos yendo a los laboratorios de las escuelas, a investigar en la institución educativa, usando internet y conectándose con compañeros más adelantados. Siempre la escuela, al igual que las bibliotecas públicas y el propio hogar, deben marchar juntos. Los hogares necesitan ser sembradores de valores desde el nacimiento. Esto debe ser compartido, al igual que las actitudes que deben formar, el acompañamiento que deben realizar. Y las instituciones educativas, bibliotecas y museos, efectuar actividades de recuperación de saberes para que no resulte, en alumnos, el haber vivido tiempos perdidos, o sentirse dejados de lado.

Ante esta situación me pregunto:

¿Cuál es la misión de los padres? ¿Tienen ellos también que cursar en las escuelas o deben alentar y mostrar la importancia de ser educado? ¿no es importante que trabajen y estén ocupados en búsqueda de lograr el sostenimiento del hogar? Probablemente haya muchas disciplinas que no conozcan plenamente y que los horarios que necesitan destinar al trabajo les complique muchas actividades a desarrollar.

Sin embargo, solo los padres pueden alentar a sus hijos a que sean personas valiosas, veraces, dispuestas al trabajo, y que estén en búsqueda de progreso y mejoramiento en sus posibilidades educativas.

La educación es la que nos “abre” la cabeza para poder pensar, discernir y tomar decisiones; es la que nos hace mejores aportantes de ideas creativas que nos destaquen en la comunidad; nos hace seres libres, para que no lleguemos a vivir cual esclavos en nuestro tiempo y espacio. Todo esto pueden desarrollar los padres, adultos y docentes, por el bien de los adolescentes y jóvenes.

Es una realidad tomar conciencia que podemos lograr esta posibilidad. Siempre compartiendo con nuestros hijos y no esperando que otros los formen solos. Las actitudes se forman en casa. Todos los valores iniciales se forman en casa, aunque más no sea, mostrándose ante los hijos que tales cuestiones les importan, que les sirve para el futuro, al igual que para el hoy de cada día. Para crecer y desarrollar sus pensamientos y decisiones.

Las instituciones educativas necesariamente tienen que desarrollar recuperación de saberes antes de los exámenes y darles charlas acerca de la importancia de los saberes en la vida cotidiana, especialmente para su inserción laboral, social, económica y tecnológica del futuro que ya les es inminente. Lograr hacerles valorar, científicamente, el aporte que la educación brinda. Esto es formar intereses. Es una meta educativa. Toda la vida fue incluido tal propósito.

Es volver a generar el interés por ser educado. Organizarlos en grupos a investigar determinadas cuestiones referidas a cada materia de estudio, individualmente o en grupos, haciéndoles sentir que el grupo de estudio depende de cada uno de los participantes. En tanto el bien de uno, depende de los aportes de todos los integrantes del grupo. Luego compartir los saberes con los demás grupos. Si es posible hasta los logros de cada grupo colocarlos en redes para que muchos compañeros puedan compartirlos y opinar al respecto. Me parece que es una modalidad que hoy les gusta y puede generarles mayor interés por estudiar. Igualmente enseñar a usar los contenedores de Iberciencia, que presenta numerosas cuestiones interesantes y muy atractivas.

Padres, Docentes: esfuércense en conquistar los buenos logros. Son fundamentales para volver a encauzar la historia de una manera valiosa, para cada educando y para cada ser que se educa. Desterrar la violencia, profundizar el diálogo democrático, respetuoso con los demás, ya sean profesores, compañeros, amigos, vecinos. El dialogo respetuoso permite alcanzar la paz.

En tanto apelo a las autoridades educativas provinciales, regionales, nacionales a considerar que la falta de normativas que colocan límites a un accionar descuidado o no correspondiente, no es conveniente en estas circunstancias. El consensuar y dialogar es importante, en tanto quieran escucharte y razonar al respecto; si no, no sirve.

A más de uno de nosotros, nos resultó un bien que algún profesor o directivo nos corrigiera y nos señalara que podíamos brindar más desde nuestras posibilidades, motivándonos a desarrollar mayor esfuerzo, mejorando nuestras competencias.