26 de marzo de 2022

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Ana Martínez Pérez, Universidad Rey Juan Carlos y Natalia Mesa Freydell, Universidad Rey Juan Carlos

En la tradición de las Ciencias Sociales, las técnicas de investigación que permiten el desarrollo de la empatía han sido las propias del método etnográfico, que se han ido exportando a otras disciplinas: observación participante y entrevista en profundidad.

Las metodologías de aprendizaje significativo activo en el marco de una investigación centrada en la docencia se articulan así en la intersección entre entrenar la escucha y la mirada. El objetivo didáctico sería aprender a escuchar y a observar atentamente. Para ello incorporamos técnicas como la entrevista en profundidad, las narrativas, el método biográfico con historias o relatos de vida, o la aplicación del storytelling.

El objetivo de estas prácticas es que los estudiantes consigan registrar información obtenida mediante observación participante, procesos de creación/recepción visual (foto/vídeo), mapas cognitivos, o desarrollo de storyboard.

Siendo este esquema general válido para diferentes ámbitos de conocimiento, se puede aplicar, y de hecho se aplica, en la formación específica de profesionales de la salud. La empatía podría ser considerada como una competencia genérica esencial para todos aquellos profesionales que trabajan atendiendo a otras personas en el cumplimiento de los derechos fundamentales: salud, educación, justicia.

¿Un departamento de empatía?

En este sentido, presentamos una propuesta utilizada con frecuencia en otros países como el Reino Unido y Estados Unidos, en la formación universitaria de estudiantes de ciencias de la salud, pero que se puede utilizar en cualquier ámbito.

Algunos debates siguen vigentes sobre si la empatía se puede enseñar o no. Muchos de los estudios recientes indican que, aunque hay personas más empáticas que otras, efectivamente es una habilidad que se puede y debe fomentar desde las aulas universitarias. De hecho, la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, cuenta con un departamento, parte de la Facultad de Filosofía, dedicado a la investigación y la enseñanza de la empatía a trabajadores de la salud.

Cómodos en la incertidumbre

La Educación en Salud Apoyada en Museos (Museum Based Health Education) plantea estrategias para fomentar la empatía al estimular el pensamiento crítico, la observación lenta, la escucha atenta, el respeto por opiniones diversas y diferentes puntos de vista y al invitar al estudiante a sentirse más cómodo con la incertidumbre y a aceptar que hay algunas situaciones para las cuales puede no haber una respuesta específica.

El escenario ideal de estas actividades son las galerías y museos. Sacan al estudiante de su medio usual de aulas y hospitales, y propician que muestre otras facetas de sí mismo. En este ámbito, ni las jerarquías ni el conocimiento previo son requerimientos para la actividad. Se trata de proveer un espacio seguro y de respeto donde las personas se pueden expresar libremente y puedan explorar sus sentimientos, sesgos y prejuicios.

Qué son buenas prácticas

Podemos enumerar varias buenas prácticas, aunque nos centramos en dos por haber constatado su utilidad en la práctica docente; no sólo en Ciencias Sociales sino también en Ciencias de la Salud. Tanto en la observación lenta de pinturas, como en el tour de respuesta personal, la obra de arte actúa como un “tercer objeto”.

En la observación lenta de pinturas se invita a los estudiantes a mirar los detalles de una obra de arte, entenderlos con relación a la vida del autor y su obra, y cómo se puede relacionar con las actividades diarias que realizarán como profesionales.

En el tour de respuesta personal, se les invita a encontrar una obra de arte que responda a preguntas específicas que se escogen, dependiendo del objetivo de la actividad, entre “algo que me parece bello”, “algo que me produce rabia”, “algo que me es difícil aceptar”, “algo que me parece triste”; una vez escogida la obra, la presentan ante el grupo poniendo énfasis en sus razones para escogerlas.

El objetivo de aprendizaje no es el debate en sí mismo, tampoco se trata de que haya respuestas correctas o incorrectas; la práctica persigue generar un espacio y un tiempo para explorar emociones y fomentar la empatía.The Conversationhttp://theconversation.com/es/republishing-guidelines —>

Ana Martínez Pérez, Profesora titular de Sociología, Universidad Rey Juan Carlos y Natalia Mesa Freydell, PhD candidate, Universidad Rey Juan Carlos

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.