16 de julio de 2019

Ernesto Ezequiel Angulo Julio
Panamá, República de Panamá
Es vital preparar a los estudiantes tanto en los aspectos académicos como en los socio-culturales de su comunidad.

La educación es fundamental para el desarrollo de los pueblos y eso es indiscutible. Lo que podemos discutir es para qué pueblo debemos trabajar o qué pueblos deseamos desarrollar. Debido a la movilidad rural y urbana, muchas veces encontramos personas educándose en áreas o comunidades en las cuales no necesariamente van a vivir.

Encontramos por ejemplo zonas de difícil acceso en las que los habitantes deben emigrar hacia áreas más pobladas si desean culminar sus estudios. Esto significa que se educarán en ambientes que no son en el que ellos vivirán – si regresan a sus comunidades de origen. En muchas ocasiones vemos a habitantes de las comarcas indígenas que viajan incluso a las ciudades a recibir su educación secundaria y universitaria totalmente fuera de un contexto y realidad a la que regresarán al terminar.

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Esto ocasiona que la aplicación de lo aprendido sea para ambientes distintos a la realidad en la que vivirá el estudiante.

Por otro lado, el aprendizaje no debe circunscribirse a lo académico. Cada comunidad, con sus propias costumbres y culturas, tienen distintos intereses, actividades y necesidades. La artesanía, música, baile, escultura, costura, medios de producción y otras actividades varían de comunidad en comunidad. Cada una de estas comunidades debe tener una educación orientada, además de los aspectos académicos, a sus propias tendencias, costumbres y necesidades con la finalidad de fortalecer además la cultura y medios de producción de la sociedad en la que vive.

Parte de la deserción escolar se debe a la necesidad familiar de poner a producir a los niños en la actividad familiar. Si esta es la costura, desde niños se dedicarán a la actividad a fin de fortalecer el ingreso familiar en detrimento de su educación.

Debemos pues diseñar programas curriculares que incluyan además estas actividades para que, además de aprenderlas, le sirvan como ingreso familiar a la vez que aprenden el oficio y continúan su educación. De lo contrario, estaremos poniendo en riesgo la educación de esa comunidad desatendiendo sus necesidades primarias, lo que ocasionará que dicha comunidad prefiera hasta dejar la educación con tal de satisfacer las necesidades familiares.

Con frecuencia vemos programas educativos llenos de contenido académico pero que poco refuerzan los valores culturales y morales de las comunidades. Con la finalidad de formar ciudadanos participativos y comprometidos con el desarrollo social de sus comunidades, debemos formarlos también en los aspectos culturales de la misma comunidad.

Debemos pues determinar dichos aspectos para incluirlos en el programa educativo de cada comunidad y así preparar a nuestros estudiantes basados en sus necesidades culturales y sociales, además de las académicas.