26 de diciembre de 2019

Dra. María Carmen Buelga Otero. Buenos Aires. Argentina. Si la cuarta revolución tecnológica está instalada en la sociedad, debemos pensar y diseñar la cuarta revolución educativa en la formación de los docentes y alumnos.

La cuarta revolución nos está cambiando la forma en que nos comunicamos, como establecemos las relaciones familiares, sociales y laborales. También ha generado nuevas formas de obtener información, de la recreación personal y la búsqueda de noticias locales, nacionales e internacionales.

Los niños, niñas, jóvenes y adultos han naturalizado el uso de la tecnología y una vía es la conexión permanente a internet, lo que impacta en la educación. Y es el aula escolar el ámbito donde la conectividad, según algunos países, debe estar presente. Según esta visión, permitiría que todos los alumnos puedan alcanzar los mejores recursos educativos en nivel mundial, como los contenidos curriculares de otros docentes, libros digitales, actividades desarrolladas por profesionales, etc.

Proponen una escuela abierta para todos los alumnos, ya sea que vivan en una pequeña población rural o en grandes urbes, lo que permitiría una mayor equidad social. Otro punto que establecen es la disminución del costo económico en el material escolar, al poder ser utilizado en forma digital evitando el papel.

Al incorporar el acceso a internet en las aulas, esta exige un cambio en la metodología de la enseñanza y del rol del docente, como de los alumnos. Situación que debe ser analizada desde una nueva perspectiva, con mayor complejidad, dado que el docente debe dejar de ser el trasmisor de información, para ser un facilitador del desarrollo individual de cada alumno, estimulando la creatividad, el talento, el trabajo en equipo y organizando proyectos que se nutren de los mismos. Los alumnos dejarían de tener el rol pasivo, para asumir una responsabilidad en la definición y los objetivos a alcanzar en sus metas educativas-formativas, que sería individual e interactivo.

Por lo expuesto, las tecnologías de la información van a permitir que los docentes de todos los niveles educativos puedan realizar intercambios de los contenidos curriculares y del material que cada uno elabora en su actividad diaria. También el mayor uso de las redes de docentes permitiría el intercambio de ideas y experiencias.

Sabemos que una sociedad evoluciona, tiene movilidad social cuando las diversas generaciones van aportando a una mejor y mayor calidad educativa. Es a través de estas que las personas mejoran su situación laboral, se pueden adaptar a los cambios tecnológicos, como incorporar los avances en los diversos conocimientos.

La cuarta revolución nos impone la incorporación de la revolución educativa, pero antes de realizar cambios profundos con la tecnología, debemos pensar que cambios hay que hacer en la formación de los docentes y alumnos.

Desde mi pensamiento y experiencia docente, quiero dejar constancia que el docente en el aula no puede ni debe ser reemplazado por la tecnología. Es muy importante la interacción con los alumnos, la capacidad de la palabra, la mirada y las emociones propias de los seres humanos. Por ello, la presencia del docente en el aula hace a un mejor y mayor desarrollo de los alumnos.

Debemos pensar que ambos, docentes y alumnos deben realizar cambios al incorporar la tecnología en el aula, es fundamental saber que ésta, tiene aspectos positivos y negativos, una realidad que hay que conocer y abordar.

Ahora, cómo abordarla, es una pregunta que amerita múltiples análisis y no solo sobre el desarrollo tecnológico en procesos, inteligencia artificial y robótica, sino, el impacto de los mismos sobre la educación, las currículas y la innovación que ésta amerita, para formar a las nuevas generaciones.

Generaciones que son formadas culturalmente y socialmente con valores puestos más en la tecnología que en el ser humano. También las familias son trasmisoras de comportamientos, que en muchos casos afectan al rol la escuela, como el gran referente educativo y movilizador social.

Podemos pensar de qué forma vamos a estructurar las currículas escolares, para diseñar la cuarta revolución educativa, que permita a los alumnos, en todos los niveles educativos, formarse y ser parte de los ámbitos laborales-tecnológicos que se están desarrollando con gran velocidad, lo que a su vez genera una gran incertidumbre de cómo será en el futuro el empleo donde se puedan insertar las nuevas generaciones. 

Adherimos y festejamos la innovación que aporta la tecnología a la educación, como es; facilitar la resolución de dudas que se tienen consultando internet, no requiere demasiado esfuerzo y se hace con gran rapidez, también los celulares pasan a ser un medio importante en la comunicación interpersonal nacional e internacional, consulta de datos, aplicaciones, juegos, noticias y muchas otras que vayan surgiendo en el continuo desarrollo e innovación tecnológica.

La cuarta revolución impacta en la educación y son muchos los estudiantes que hacen uso de libros electrónicos, de material técnico, como estudiar carreras universitarias por internet, lo que desplaza las formas históricas de enseñanza-aprendizaje.

También la innovación tecnológica aporta cambios en las conductas de las personas, una de ellas es la pasividad a la que nos somete, dado que todo lo resuelve la tecnología, realiza actividades por nosotros y nos acostumbramos a copiar y pegar sin analizar demasiado. Para tener en cuenta, cuanto es el tiempo que le dedicamos al uso de ésta y dejamos de realizar cosas que son de verdadero interés para nuestras acciones educativas, laborales, familiares y sociales.

Dados los cambios que nos atraviesan y los que van a venir, es posible preguntarnos si los mismos están cambiando el rol del docente y de los alumnos en el proceso educativo-formativo y cómo impacta este en los diversos medios sociales, culturales y laborales. Será el momento de anticiparnos y considerar la cuarta revolución educativa. Lo podemos pensar juntos.