1ro de diciembre de 2022

Blanca Ruby Orozco Mera
Santiago de Cali, Colombia
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.

La actitud investigativa en cualquier momento y espacio, le permite a todo ser humano vivir racionalmente la vida cotidiana, lograr el desarrollo del espíritu científico y alejarse de problemáticas o engaños.

El ambiente escolar postpandémico ha conllevado a entender y atender con mayor énfasis que desde La formación básica se debe promover el "espíritu investigativo”; cuestionarse desde los primeros años de la educación, no con el fin de que todos se conviertan en investigadores consagrados posteriormente, sino con el fin de cultivar en todo niño y niña esas preguntas filosóficas que ha bien expresan y a veces no se escuchan en la escuela y mucho menos en el hogar, interrogantes que llevados al razonamiento colectivo promueven desarrollo de la curiosidad, la imaginación, la disciplina y pensamiento lógico sobre la realidad.

Es a partir de esta actividad de reflexión como se construyen los valores éticos, el cuidado de la naturaleza, el respeto a las diferencias y la autonomía que hace a las personas responsables de sus actos. Adicionalmente, más niños y jóvenes se sentirán capaces de ingresar a la ardua competencia intelectual que les permitirá destacarse en el mundo de la ciencia, el arte y la tecnología.

Hay que reconocer y reflexionar como adultos el caso dado cuando a niños o niñas no se les permite hablar en clase, leer lo que les gusta, manipular objetos, moverse libremente, estar en colectividades y desarrollar fantasías, estos escolares tendrán menos posibilidades de asumir en su vida adulta el riesgo que implica la exploración de mundos desconocidos, aún sin ser personas dedicas al trabajo científico. Esto es importante porque una actitud investigativa es necesaria para vivir racionalmente la vida cotidiana, y evitar caer en trampas y engaños que se ofrecen como solución a los problemas del diario vivir. Una persona que ha logrado desarrollar desde la infancia un espíritu científico estará en capacidad de resolver muchos problemas, a la vez que se prestará menos a ser engañada por charlatanes o vendedores de promesas o en su defecto como lo demostró el tiempo pasado de pandemia entrar en estados emocionales negativos para la vida misma.

Así como un animal domesticado, que recibe su ración diaria de comida sin ningún esfuerzo, pierde su interés en cazar animales en el campo, un estudiante escolarizado como simple receptor puede perder fácilmente el interés por conocer la realidad circundante al acostumbrarse a recibir su ración diaria de respuestas correctas en el aula escolar, sin reflexión alguna o sin poder manifestar su posición porque se habrá inhibido al faltar el espacio de comunicación efectiva como estudiante y notablemente su "espíritu investigativo" del cual lo dotó la naturaleza se empieza a frustrar, llevándole al desarrollo de pensamientos inexplicables o detección de expresiones por su autovaloración.

En sociedad estamos llamados a reconocer que, en cierta forma, todos los animales somos investigadores naturales del entorno en el cual nos encontremos, y de las "investigaciones” dependen motivaciones y avances de los aprendizajes que permiten sobrevivir la cotidianidad y explicarse la transformación a la que se dé lugar. En este sentido la investigación está asociada con la curiosidad y la capacidad de explorar el medio a través de la actitud corporal y el uso de los sentidos.

En las labores escolares es de atender que Investigadores somos todos, toda persona con su:

Conocimiento
Iniciativa
Estudio
Necesidad
Colectividad
Investigación
Apreciación
 Desarrolla ciencia.

El todo está brindar espacios donde se cultiven habilidades necesarias para imaginar, percibir, examinar, observar, descubrir, diferenciar, sistematizar y ante todo permanente comunicación efectiva.

La ciencia, como el arte, tiene sus propios lenguajes, que intentan reflejar la realidad de una cierta manera. También tiene su propia gramática. Es más, el lenguaje se constituye en una actividad fundamental para la comunicación del saber. No sólo porque los discursos científicos se escriben con palabras, sino porque la construcción del conocimiento requiere del conversatorio permanente entre los investigadores y con otras personas de la comunidad.

El ser humano se interroga ente su proceso imaginativo y su facilidad de expresión le permite el desenvolvimiento con el lenguaje, ejerce el proceso del conocimiento y por ende de las experiencias creadoras que le conllevan a disponerse para percibir el exterior que le rodea escuchando, captando diferencias, caracterizaciones, un mirar con atención que permite las modificaciones, los cambios, las transformaciones a las que se da lugar acorde a los descubrimientos y valoraciones para la continuidad y el desarrollo comunicativo entre pares y en sociedad.

Según Maturana, en la biología del conocer, cada uno de los seres humanos es un observador que interpreta lo existente, le da significado y coherencia estructural, así como también produce constructos lógico-mentales, y es así como lo convivimos a diario dentro o fuera del aula por ello es de hacer regocijo ahora que se ha reflexionado en los cambios de ambientes educativos y atender que el observador pertenece a una cotidianidad y esta se comprende con actitud investigativa, donde el conocimiento se valida, se refleja y posibilita acciones.