18 de abril de 2020

Ana Ma. Gurrola Togasi, Escuela Nacional Preparatoria, UNAM, México.
Cuando era estudiante de la Carrera de Químico Farmacéutico Biólogo, escuché decir a mi profesor de Anatomía que México debía invertir en educación, ciencia y desarrollo tecnológico como lo hacía la India.

En ese momento aquella afirmación me pareció descabellada, la imagen que yo tenía de la India era la de un país lejano, caluroso y con un gran atraso económico y social. Pero más de 20 años después, la India es ahora uno de los países que figura como un futuro gigante de la economía mundial, mientras que México sigue siendo un país tercermundista, con un bajo desarrollo económico y con un considerable atraso científico y tecnológico.

En un país en crisis, en el que hay que atender apremiantes necesidades básicas y enfrentar las secuelas que dejan la mala administración y la corrupción, parece que siempre se piensa a corto, muy inmediato plazo. Invertir en algo tan aparentemente intangible como la educación y el desarrollo científico y tecnológico, que requiere fuertes inversiones de dinero a largo plazo, parecería ser un lujo que no nos podemos dar.

Pero el caso de la India nos revela lo contrario, los países en vías de desarrollo deben invertir en estos importantes rubros para encontrar soluciones viables a sus apremiantes problemas económicos, de salud y de índole social. Educar a la población para elevar la calidad de vida y poder contar con suficientes recursos humanos para impulsar el desarrollo del país es parte de la solución.

México invierte aproximadamente el 0.36 % del PIB en ciencia y tecnología, mientras que Japón invierte el 3 % y los Estados Unidos el 2.7%. Esta notable diferencia trata de ser superada ya que el actual gobierno planea aumentar a 1% para 2018.

Pero los discursos oficiales no son garantía de nada, la demagogia es un factor que desafortunadamente ha estado presente en el gobierno de México, al parecer las autoridades comprenden la necesidad de impulsar el desarrollo científico y tecnológico del país pero la realidad es que las medidas tomadas no surten los efectos necesarios.

Sin embargo, habrá que otorgar el beneficio de la duda, esperar que los programas destinados a fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la educación superior funcionen adecuadamente y ayuden a México a resolver muchos de sus graves problemas y podamos tener un despertar como el de los habitantes de la península del Indostán.