28 de julio de 2021

Raúl Carbajal López, Cipriano Barrio Alonso y Francisco Javier Gil Martín, investigadores del Departamento de Filosofía de la Universidad (Grupo CTS-Oviedo).
El fenómeno de la despoblación de los espacios tradicionalmente rurales (y agrarios) de Europa constituye una tenencia demográfica alarmante, que afecta de manera diversa en cada territorio. La participación social (vecinal, asociativa, sindical, etc.) raramente puede combatir la inercia política instaurada en la sociedad europea y española (basada en la inactividad, en la falta de compromiso real y en el viejo mantra electoral de la rentabilidad -cara a la representación política en las administraciones e instituciones-).

La Triple P (pan, paisaje y paisanaje) debe orientar a la dinamización CTS-Rural
Tal como defendió el antropólogo asturiano Adolfo Martínez García (6 de julio de 2021) luchar por el mundo rural constituye una actividad sociopolítica que genera un dinamismo general en el correcto funcionamiento general (la comunidad vecinal, la localidad, la provincia y la nación). Los seres humanos formamos parte de un sistema natural más amplio: la naturaleza, fuertemente jerarquizado. Como animales sociales y políticos no debemos olvidar el (máximo) respeto social que se guardaban (hasta no hace tanto) a nuestros mayores: ellos eran herederos de una identidad, una cultura humana que producía pan, paisaje y paisanaje. La triple P permanece vinculada a una realidad clara: en los sistemas sociotécnicos rurales la actividad agropecuaria generaba alimentos y conocimientos científicos basados en el contacto estrecho de la comunidad humana particular con la naturaleza. La dimensión societal (cooperación humana) estaba vinculada a una dimensión tecnológica (avances e innovaciones) de la producción familiar (la casería) donde se hallaba una dimensión productiva específica (en y para la comunidad). Hoy en día esa o-producción humana constituye un campo emergente en el ámbito Ciencia Tecnología Sociedad (CTS) relacionando enfoques verdes, movimientos sociales, producción agroecológica, revolución tecnológica, dignificación rural etc. Estaríamos hablando por tanto de una intervención comprometida: CTS-Rural, vinculada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030.

La cooperación social intergeneracional como pilar fundamental de la dinamización rural

Observando la historia social de Iberoamérica podemos establecer una línea temporal basada en procesos de generación de conocimiento y de producción de alimentos para la comunidad (véase “Agricultural system: co-producing knowledge and food”) cuyo pilar fundamental se basada en la identidad heredada de los rangos de edad más adultos (concretamente en el “paisano” como espacio social y productivo; y la “paisana” como espacio familiar, productivo y de cohesión). Una práctica extendida a través de tiempos y espacios ha sido la cooperación social, entendiendo ésta como un sistema alternativo al sistema precapitalista de mercado (con una gran acogida entre las clases sociales vulnerables). La única salida para poder corregir las desigualdades en la “España Olvidada” pasa por la cooperación social intergeneracional (Carbajal y Barrio, 2021) basada en el compromiso sincero y honesto de las administraciones públicas, cuyos representantes políticos son elegidos por una ciudadanía (¿crítica?). Comunidad, dignidad y funcionalidad deben ser tres pilares que motiven toda acción humana en el medio, desde la perspectiva ecológica y ambiental.

La “renta joven rural” como única solución para repoblar la España Olvidada

Las posibles soluciones que aplicar deben ser innovadoras y adaptadas a las necesidades del paisaje y del paisanaje. Desde una perspectiva “productiva” debe de implantarse políticas de tan alto coste que puedan frenar el éxodo de mujeres y jóvenes, ya que son la esencia social cara al presente y al futuro (una de ellas sería la renta joven rural propuesta por Carbajal y Barrio, 2019, en el 4º Foro Europeo de la Juventud celebrado en Candás, Asturias). Ello no implica olvidarnos de la ancianidad: debe ser cuidada, ofreciéndoles servicios públicos de calidad. La cooperación social intergeneracional debe basarse en espacios colaborativos, integradores e inclusivos.

Frente a modelos residenciales deben primar los centros de día intergeneracionales, permitiendo una vida rural digna, con servicios públicos de calidad a la vez que se ofrecen oportunidades de realizar la vida en familia (vivir, convivir, producir y consumir productos de proximidad).

¿Y la juventud? ¿Qué presente-futuro tiene?

La juventud debe escuchar la experiencia social previa, generando verdaderas innovaciones que puedan lograr la dignificación del medio rural y su ciudadanía, creando proyectos de presente y futuro. Deben ser entendidos como aliados necesarios para lograr la dignificación de la ruralidad. Para ello la educación comprometida a lo largo de toda la vida (formal, no formal e informal) debe lograr la constitución de “ciudadanos rurales internacionales” empáticos y con perspectiva ecológica integral (Francisco I). Reconociendo que el tan mencionado “emprendimiento” juvenil puede ser una solución (pongámoslo entre comillas), el Estado debe financiar el asentamiento de jóvenes que vivan, convivan y produzcan en nuestro querido mundo rural (asturiano) tantas veces olvidado. Esa renta joven rural deberá ir acompañada de formación ocupacional y para el empleo: solo así se podrá generar verdaderas innovaciones sociales en el rural, modernizando la existente “estructura” que carece de alternativas económicas, sociales, culturales que generen la promoción integral del pueblo (como entidad humana y clase social). -La ruralidad no está reñida en ningún caso con la modernidad-.

Sin trabajo(s) asentados no hay perspectiva(s) de futuro en la España Olvidada

Hoy en día, la revolución económica se encuentra en el epicentro de la problemática de la Europa Vaciada: sin trabajo(s) no hay perspectiva(s) de futuro y sin ella(s) no hay jóvenes. Paralelamente debemos asumir la dignificación social de la gente que vive y convive en el medio rural, no deben ser ciudadanos de tercera en ningún plano (social, económico, político, identitario…). Ese orgullo rural debe llevar parejo otras líneas de activismo como pueden ser el feminismo o la lucha LGTBI: la diversidad (social, generacional y productiva deberán lograr la constitución de una Europa rural viva, orgullosa de lo que fue y comprometida con lo que será (a pesar de los limitantes externos).

“El que tenga oídos para oír, que oiga”

A través del trabajo (“pan”) la comunidad podrá lograr un paisanaje rural integrado en el paisaje, de manera cohesionada e integral: toda la población debe cooperar, construir y buscar soluciones a la España (y la Asturias) vaciada. Llevamos décadas “filosofando” en relación a esta cuestión. De la misma manera que debemos de ser exigentes con nosotros/as mismos/as, también tenemos que requerir el máximo apoyo institucional a cada uno de nuestros representantes políticos. Menos fotos en el mundo rural para subirlas a Instagram y más compromiso evidenciable. “El salero se demuestra andando”.