2 de agosto de 2019

Identificar la innovación con el uso de móviles y tabletas resulta a día de hoy más bien triste. Si lo innovador no sirve para aprender más y mejor, maldita la gracia.

Hace unos días se presentó el estudio Ser estudiante universitario hoy. La Vanguardia tituló así: ‘Los universitarios quieren profesores más innovadores’. ¿La razón? Mientras que los jóvenes usarían las tabletas y los móviles para aprender, para comunicarse, para hacer trabajos… resultaría que la revolución digital no ha llegado a las aulas donde predominan las llamadas clases magistrales, los apuntes y el examen final. ¿Cuáles serían, por el contrario, las metodologías innovadoras? La gamificación, los cursos en línea (los famosos MOOC) o la clase invertida. Curiosamente, se diferencia entre metodologías innovadoras y metodologías activas (trabajos en grupo, actividades prácticas, evaluación continua, diálogo y debate en clase, aprendizaje basado en problemas…) que, se supone, no merecerían ser catalogadas de innovadoras. Hasta aquí la noticia…

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