26 de mayo de 2019

Lo que puede llegar a ser desesperante es que siendo este un debate tan antiguo necesite todavía renglones que lo revitalicen. Porque la crítica al libro de texto escolar se corresponde con la crítica al modelo pedagógico y didáctico de la escolástica: la verdad encerrada en un texto único, que hay que aprender a reproducir con la ayuda del sacerdote/maestro. Ustedes me dirán que ahora las cosas no son así, que los libros ya no son la Enciclopedia Álvarez y que los hay hasta digitales. Ciertamente, se modificaron los formatos -siempre menos de lo que hubieran podido modificarse- pero la esencia del discurso didáctico permanece inalterable: la colonización de la vida del aula, del trabajo del docente y del discente, de las relaciones entre sujetos, por un dispositivo que regula el conjunto de tareas y concreta lo que debe ser aprendido y como debe ser aprendido.

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