24 de agosto de 2021

Antonio Vergara López. Ecuador
La presente nota aborda aspectos significativos sobre el acceso a la información científica y tecnológica para fomentar el desarrollo de los países incorporando las Tic en los procesos educativos.

Para que un país trascienda es vital que aporte a la humanidad logros, adelantos significativos en el campo de la ciencia y tecnología. Pero este avance debe ir, definitivamente de la mano de una correcta difusión para que se establezca una cultura científica idónea en la comunidad de una región determinada.

En este sentido la ciencia como información adquiere un rol determinante dentro del desarrollo de una nación, ya que al tener acceso a la misma, los pueblos pueden lograr su desarrollo. Si cada comunidad supiera qué se está haciendo en aras del progreso científico, es más fácil obrar para construir positivamente.

La información es el nuevo poder: ya se puede apreciar la guerra que se está dando en este preciso momento entre los que desean embeberse en las mieles del control de la información y los que ahora son dueños de la misma. 

Represión, cierre de portales de almacenamiento de datos con la excusa de “proteger los derechos de autor y la propiedad intelectual”, cuando la realidad es otra: Tener acceso a los datos, a la información personal de cada uno de nosotros, de lo que decimos, de lo que opinamos y de lo que sentimos y deseamos.

Pero, ya viendo el lado positivo de las cosas, si canalizamos la información científica para bien, tendremos asegurado un éxito en la nación, este se verá reflejado evidentemente con una producción de obras para la comunidad, y más que todo, se despertará una conciencia nacional, la que motivará a las generaciones que vienen a que investiguen, a que creen y aporten.

Ahora que la educación superior en el Ecuador desde el año 2010 está determinada por una nueva ley, y que a su vez el ente regulador de la misma también rige al desarrollo científico y tecnológico de la nación, se implementaron políticas nacionales en las que se establece entre otras prioridades que desde el bachillerato se comuniquen, se difundan y se repliquen experiencias significativas en el ámbito educomunicacional y de la tecnología educativa.

Del ábaco a la calculadora, de la máquina de escribir a la computadora, del telégrafo al correo electrónico, de la Biblioteca de Alejandría al internet. Todo cambia y siempre cambió, pero ahora ese cambio es acelerado.

Las ideas le llegaban al hombre, pasaban años, décadas – e incluso siglos – hasta que se apliquen, y así mismo se sucedían otros tantos años hasta que se difundan; en la actualidad todo este proceso se puede dar en meses y se volvió cíclico, ya que esta difusión de la aplicación de las ideas trae como consecuencia la llegada de nuevos y emergentes conceptos.

Y para que se sucedan nuevas y más innovadoras teorías, el ser humano se ha valido de la tecnología para la consecución de las mismas, convirtiéndose ésta en lo que describe Toffler como el “motor”, que con su intrincado sistema de engranajes hace más sencillo todo al ser humano logrando, consecuentemente, el cumplimiento de sus planteamientos teóricos.

Empero, como es conocido, para que un motor funcione es necesario un carburante, un combustible que haga que ese motor “arranque”, esa gasolina es el conocimiento, aquel paradigma buscado desde el inicio de la humanidad por los grandes pensadores, lleva a una reflexión importante: 

A pesar de la globalización, de los avances tecnológicos y de su acelerado paso, de las “aldeas globales”, de la modernidad y de la tecnología, siempre se regresará al mismo punto, a donde inició todo, que es la idea primigenia, aquella que lo visualiza todo y logra la consecución de las metas y la satisfacción de las necesidades. 

De esta forma se puede apreciar que incluso hoy tiene plena vigencia aquel postulado de Giambattista Vico en el año de 1744 (corsi e ricorsi), el que manifiesta que todo lo que sucede en la humanidad es cíclico y que una vez concluido, inicia.