11 de mayo de 2021

Albin Eduardo Garcia Torres
El Tocuyo-República Bolivariana de Venezuela
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.

Introducción.

Comenzamos nuestro recorrido con el Biólogo chileno Humberto Maturana, el cual estuvo interesado desde muy temprano en el problema del conocer desde una mirada biológica y nos exhorta a transformar nuestra praxis pedagógica.

Comenzare señalando la mala noticia de su fallecimiento el 6 de mayo del presente año, en palabras del equipo rector de la Universidad de Chile es: "sin duda, una gran pérdida para el pensamiento crítico y ontológico nacional e internacional. En el contexto científico en el que Maturana desarrolla su pensamiento, se entrelazan diversas tendencias; entre las cuales, está presente la concepción biológica tradicional y dominante en la cual el sistema nervioso humano es un sistema abierto, conectado con el medio a través de los receptores sensitivos y que es un procesador de información eficaz a la hora de captar y representar la realidad de tal medio externo.

II Congreso Iberoamericano de Docentes. Docentes frente a la pandemia

Aunado a ello, en las ciencias positivas domina la tradición epistemológica bajo la cual se realiza la división entre sujeto y realidad independiente, afirmando que el sujeto puede captar el medio eficazmente por medio de su sistema nervioso abierto y que, si se rige metódicamente por el protocolo del método científico, puede establecer conclusiones científicas certeras sobre tal realidad independiente.

Entre los años cincuenta y setenta se da un germinal y fuerte desarrollo de la cibernética y la teoría de sistemas, las cuales se enmarcan dentro de un contexto de cuestionamiento a la comprensión tradicional de los sistemas, reflexión en torno a su lógica organizacional, funcionamiento y relación con el medio, lo que permite la emergencia de la teoría biológica del conocer y biología del amar 1.

En cuanto a la biología del conocer para Maturana, cada uno de nosotros es un observador que interpreta lo existente, le da significado y coherencia estructural, así como también produce constructos lógico-mentales. En este contexto el sistema nervioso humano es una red operacional cerrada en la cual se dan coordinaciones funcionales internas y cambios estructurales de acuerdo con las circunstancias respectivas de funcionamiento del organismo con su medio, todo esto enmarcado dentro de la relación estructural entre las actividades del sistema nervioso, el cuerpo del organismo humano y las circunstancias externas que él como observador percibe en su relación con el entorno al cual pertenece.

De conformidad con esta exigencia, no se puede trazar una línea divisoria tajante entre el proceso de observación y lo que es observado, nuestras ideas no son reflejos de lo real, sino traducciones de lo real; todo un sistema neurocerebral traduce lo captado por los sentidos que son transformados en mensajes y códigos a través de redes nerviosas y es el espíritu cerebro el que produce lo que se llama representaciones, nociones e ideas por las que percibe y concibe el mundo exterior 2.

 Así, para Maturana no es posible hablar de la dualidad sujeto cognoscente-realidad externa independiente, sino que hay que hablar de observador que interpreta intencionalmente el medio (en el marco de la objetividad entre paréntesis), de acuerdo con su operatividad constructiva de conocimiento y con el medio al cual él pertenece. Es un observador quien interpreta de esta manera la interacción de un organismo con su medio y constata una conducta adecuada. Es él quien atribuye conocimiento al sistema observado y evalúa las acciones de este como indicio de operaciones cognitivas, porque las considera convenientes y adecuadas. También la preservación de la vida es, en este sentido, expresión del conocer, manifestación de una conducta adecuada en el dominio de la existencia. aforísticamente hablando: vivir es conocer y conocer es vivir3 .

En relación a la biología del amor, Maturana enfatiza que es el fundamento mediante la cual aceptamos la legitimidad del otro, que la tarea educativa deba realizarse y como tal, dar prioridad a la formación del ser, teniendo como foco principal una mayor atención a su hacer. Así, la educación debería corregir más el hacer y no directamente el ser, convidando al aprendiz siempre que sea posible, a la reflexión, para que él pueda desarrollar su autonomía, su creatividad y su espíritu crítico. Al proceder así, estaríamos abriendo un espacio sin fronteras y acogiendo al ser que aprende en su legitimidad.

Dada la diversidad y complejidad de los planteamientos teóricos del presente autor se considerará oportuno detenerse en aquellos relacionados con la Educación, esbozados en Formación Humana y Capacitación4 y suscrito como autoría de Maturana y Nisis, en donde se pone el acento en la recuperación de la dimensión humana especialmente en la relación emocional que se da entre Educador y Educando como expresión del amor que emerge en el fluir de las conductas relacionales a través de las cuales la otra, el otro, o lo otro surge como legitimo otro en la convivencia con uno.

A propósito de esto, considero importante presentar algunos de los quince aspectos destacados por los autores, referidos a la formación y capacitación en el marco de la Biología del amor los cuales son:

  1. Pensamos que la tarea de la educación escolar, como espacio artificial de convivencia, es permitir y facilitar el crecimiento de los niños como seres humanos que se respetan a sí mismos y a los otros con conciencia social y ecológica, de modo que puedan actuar con responsabilidad y libertad en la comunidad a que pertenezcan.
  2. Pensamos que para que el punto ( 1 ) se realice, el ámbito escolar que el profesor o la profesora genere debe darse en la aceptación del niño o niña como un ser legitimo en su totalidad en cada instante y no como un tránsito para su vida adulta.
    Esto implica que la mirada del profesor o profesora en su relación con los niños no debe dirigirse al resultado del proceso educacional, sino que acoger el niño en su legitimidad, aunque el profesor actúe consciente de lo que espera que el niño o niña aprenda.
    Esto también significa que la educación debe estar centrada en la formación humana y no técnica del niño o niña, aunque esta formación humana se realice a través del aprendizaje de lo técnico, en la realización del aspecto de la tarea educacional
  3. Pensamos que es tarea del ámbito escolar crear las condiciones que permitan al niño o niña ampliar su capacidad de acción y reflexión en el mundo que vive, de modo que pueda contribuir a su conservación y transformación de manera responsable en coherencia con la comunidad y entorno natural a que pertenece. Para que esto ocurra, los distintos temas que se estudien o con los que los niños se vean involucrados deben ser vividos por ellos como espacio de acción accesibles a su hacer (sea práctico o conceptual), en una continua invitación a mirar ese hacer y sus consecuencias con libertad para cambiarlo en cualquier momento.
  4. Pensamos que la educación es un proceso de transformación en la convivencia en el que los niños se transforman en su vivir de manera coherente con el vivir del profesor o profesora. Esta transformación ocurre tanto en dimensiones explicitas (o conscientes) como en dimensiones implícitas ( o inconscientes), que surgen en el convivir. En cualquiera de los casos, se trata de dimensiones que modulan el emocionar y especifican momento a momento lo que los niños y niñas pueden oír, entender o hacer desde el razonar y emocionar consciente o inconsciente. Por este motivo el profesor o profesora debe saber que los niños aprenden (se transforman) en coherencia con su emocionar, ya sea en coincidencia o en oposición a él o ella.
  5. Pensamos que el curso que sigue y ha seguido la vida humana es el de las emociones, no el de la razón. Las emociones son dinámicas corporales que especifican las clases de acciones que un animal puede realizar en cada instante en su ámbito relacional. Por eso las distintas emociones pueden caracterizarse plenamente según los dominios de acciones que la constituyen. El amor, por ejemplo, es el dominio de conductas relacionales a través de las cuales el otro surge como un legítimo otro en convivencia con uno; y la agresión es el dominio de las conductas relacionales a través de las cuales el otro es negado como un legítimo otro en convivencia con uno. Las dificultades de aprendizaje y conducta relacional que los niños muestran en su vida escolar, no son de índole intelectual ni relativa a sus características intrínsecas de personalidad, sino que surgen de la negación del amor como espacio de convivencia y se corrigen restituyendo dicho espacio.
  6. Todo quehacer humano ocurre en conversaciones, es decir en un entrelazamiento del lenguajear (coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales) con el emocionar. Por eso las conversaciones de capacitación se entrecruzan con las conversaciones de formación humana. La separación conceptual de las conversaciones de formación humana y capacitación permite, sin embargo, dos cosas: una, la de entrenar el emocionar y el entendimiento del profesor o profesora de modo que pueda siempre relacionarse con sus alumnos en la biología de amor, e interactuar con ellos sin corregir sus ser; otra, la de crear un espacio de conocimientos reflexivos y capacidades de acción en el profesor o profesora, de modo que estos puedan, a su vez, guiar a sus alumnos en la continua ampliación de sus conocimientos reflexivos y capacidad de acción solo corrigiendo su hacer y no su ser. En la medida en que estas dos clases de conversaciones se mantienen separadas conceptualmente se pueden separar y juntar a voluntad en el enseñar.

Para finalizar, invito a la comunidad de educadores a profundizar en la obra de Humberto Maturana a fin de implementar una práctica docente impregnada de amor.


1 Destacados del autor.

2 Miguélez M, (2007): El Paradigma Emergente. Editorial trillas.

3 Maturana, H. y Pörksen, B (2004). Del ser al hacer. Los orígenes de la biología del conocer. Ed. Saéz, J. C. Santiago de Chile: Comunicaciones Noroeste.

4 Maturana, H y Sima N, (1997). Formación y Capacitación. Dolmen Ediciones S.A.