6 de abril de 2019

Ricardo Ramírez. Bogotá. Colombia
En principio entendemos por sostenibilidad a la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social. La formación de una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros es uno de los retos venideros que propone en su preámbulo la Carta de la Tierra. Por ello la educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) es que los educandos puedan abordar los retos mundiales presentes y futuros de forma constructiva y creativa para crear sociedades más sostenibles y resilientes. Al apropiarse de los valores, actitudes, habilidades y conocimientos que se necesitan para contribuir al desarrollo sostenible, los educandos pueden tomar decisiones informadas y efectuar acciones responsables, y transformarse en agentes del cambio en sus escuelas, comunidades y sociedades por medio de algunos estudios pertinentes a la causa.

Introducción

Empiezo diciendo que la mencionada carta de la tierra está constituida por una declaración de principios éticos fundamentales, se preocupa especialmente por la transición hacia un desarrollo humano sostenible ofreciendo un nuevo marco ético integral inclusivo en el que la protección ecológica, la erradicación de la pobreza, el desarrollo económico equitativo, el respecto a los derechos humanos, la democracia y la paz son interdependientes e indivisibles.

Este texto brinda una agenda educativa muy valiosa ya que establece un conjunto de valores que posibilitan un fundamento ético para la comunidad mundial y principios para una forma de vida sostenible. Dentro de los principios sobresale «Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible» (ECI/Earth Charter Initiative, 2000, aptdo.14), por lo que la formación y educación en sostenibilidad supone un reto ante cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida.

La necesidad de incorporación de la sostenibilidad en la educación universitaria y muy en particular la educación para la sostenibilidad en la formación del profesorado, queda reflejada muy especialmente en la Conferencia Mundial de UNESCO para la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), en la que se señala entre otras muchas cosas la búsqueda por reorientar los programas de elaboración de planes de estudio y formación de docentes, con miras a integrar la EDS en los programas de formación inicial y de perfeccionamiento para docentes en funciones. Alentar a las instituciones de formación de docentes, los maestros y los profesores a crear redes y a elaborar e investigar las prácticas. En particular, ayudar a los docentes a formular estrategias de EDS aplicables a clases numerosas y a evaluar los procesos de aprendizaje de la EDS.

Especificaciones de la educación para la Sostenibilidad

Se necesitan acciones educativas que transformen nuestras cosmovisiones, nuestras perspectivas e intereses y que nos orienten en las acciones fundamentadas para avanzar colectivamente hacia una sociedad sostenible: desde la adquisición de pautas de consumo responsable (Cebrian, G y Junyent 2015) a la transformación de la competitividad en cooperación para superar desequilibrios que no son aceptables. Todo lo cual requiere estudios científicos que nos permitan lograr una correcta comprensión de la situación y concebir medidas políticas y económicas adecuadas.

Particular importancia reviste el esfuerzo de educación en los medios no urbanos, hasta aquí escasamente atendidos (ver Desarrollo Rural y Sostenibilidad). La educación es crucial para afrontar la pobreza en este medio y lograr un Desarrollo Rural Sostenible. Por ello, en 2002, durante la Segunda Cumbre de la Tierra, celebrada en Johannesburgo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la UNESCO pusieron en marcha una iniciativa de cooperación para incrementar el acceso y mejorar la educación básica de la población rural (http://cms01.unesco.org/es/esd/themes/rural-development/).

En este marco sobresale destacar a La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura quien ha desarrollado, un programa proyecto hacia finales la década de los noventa, un proyecto dedicado a la Educación Ambiental (en adelante EA) en Iberoamérica, que, en línea con actuaciones curriculares anteriores de este Organismo, se ha enfocado en el nivel educativo medio, es decir, en aquel en donde los educandos empiezan sobre los 12/13 años y que se extiende hasta los 17 ó 18 años.

El proyecto ha estado dirigido, básicamente, a técnicos y especialistas de los ministerios de educación y de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de los distintos países iberoamericanos, con la finalidad general de contribuir a introducir o perfeccionar la EA en la educación secundaria o de nivel medio.

Para lograr este objetivo, concretada a su vez en diversos objetivos, se han puesto en marcha varias actividades, la primera de las cuales ha estado centrada en una acción sobre el currículo, considerado como un componente clave para la introducción de la EA en el nivel escolar y como un elemento mediador perentorio para la participación de los colegas.

Básicamente, esta primera fase ha supuesto un trabajo con expertos y técnicos de los distintos ministerios de países de la región involucrados en procesos de reforma educativa o con experiencia contrastada en este campo, y con especialistas en educación no formal. A sus resultados y conclusiones se han dedicado ya diversos estudios específicamente en la publicación («Educación Ambiental: Teoría y Práctica», Revista Iberoamericana de Educación, Nº 11, Mayo/Agosto, 1996.)

Ahora es necesario señalar algunas conclusiones de este trabajo y de valorar sus propuestas y resultados.

La experiencia de dicho trabajo ha permitido por ejemplo a los expertos colombianos tipificar claramente los obstáculos a los que hace frente la formación docente en EA y planificar algunas estrategias para la sensibilización, la formación y la profundización en tales aspectos por parte del profesorado. Todo ello desde el reto de formar maestros para el proyecto, para la resolución de problemas ambientales, para el trabajo de recontextualización de la escuela y de significación de la realidad que busque una interrelación de la problemática ambiental con la vida escolar.

Otra de las propuestas que destaco es el de la Fundación Educambiente, con su programa «Convivir en la Tierra (‘Fortalecimiento de la capacidad interdisciplinaria en Educación Ambiental’)» desarrollado por una fundación privada, que puede concertar su actuación con un ministerio de educación, en este caso de Argentina, para contribuir a la necesaria formación del profesorado en un nuevo sistema educativo. Su principio fundamental es la difusión de la EA por medio de la EDS en toda la estructura del nuevo sistema educativo nacional y capacitar en un ámbito de interdisciplinariedad a supervisores y docentes del último ciclo de la enseñanza general básica y de la enseñanza polimodal. Allí se resalta una importante fundamentación teórica, en línea con el constructivismo, su metodología de talleres busca la formación de formadores y de agentes multiplicadores, siendo ya muchas las actuaciones emprendidas al respecto y las que están en marcha en la actualidad.

Otro ejemplo evidenciado es junto a estas propuestas de educación presencial, la ponencia «La Educación a distancia: su alcance y posibilidades» presenta la factibilidad de un modelo educativo abierto y flexible que permite interactuar a quienes participan en los procesos formativos superando las barreras espaciales y las dificultades de comunicación que supone la lejanía. Se trata, en este caso, de una fórmula que emana de una universidad española, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), y de un Máster en Educación Ambiental, pensados para formar agentes multiplicadores. Es un modelo entre cuyas ventajas figuran la formación vinculada al contexto y la formación de colectivos plurisectoriales y multidisciplinares, favoreciendo la creación de redes, posibilitando roles flexibles para estudiante impulsando el diálogo con la realidad, todo ello con costos reducidos y rentabilizando los múltiples canales de comunicación que hoy posibilita la tecnología. En general sin exponer todas las ventajas de los trabajos realizados quisiera destacar la lectura de las conclusiones permite encontrar, toda una serie de ideas recurrentes a la hora de conceptualizar las características generales que debería tener una formación continua en EA por medio de la EDS y la capacitación básica que debería proporcionar al profesorado.

Bibliografía de referencia

Cebrián, G., & Junyent, M. ( 2015) Competencies in Education for Sustainable Development: Exploring the Student Teachers’ Views. Sustainability, 7, pp. 2768-2786; doi:10.3390/su7032768
ECI/Earth Charter Initiative (2000). La Carta de la Tierra (Costa Rica: Iniciativa Carta de la Tierra). Recuperado el 15 de enero de 2015, de http://earthcharterinaction.org