El 8 de mayo de 2002, en una sesión especial dedicada a la infancia celebrada en la sede de Naciones Unidas de Nueva York, la pequeña Gabriela Azurduy de 13 años, leyó ante el pleno de representantes de todos los países del mundo una declaración en la que afirmaba: “Somos las víctimas de la discriminación política, económica, cultural, (...)