9 de enero de 2022

Ana Ma. Gurrola Togasi
Escuela Nacional Preparatoria-UNAM. Ciudad de México
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
La evaluación está íntimamente ligada a las estrategias de enseñanza de un docente, refleja en gran medida sus visiones educativas. Tradicionalmente ha consistido en la verificación de los contenidos disciplinares que un estudiante es capaz de repetir en un examen, pero en poco ayuda al desarrollo de las habilidades que un ciudadano actual requiere. Las prácticas de evaluación deben considerar situaciones relevantes y significativas para los estudiantes, que re alimenten al profesor sobre sus propias estrategias de enseñanza.

La evaluación del aprendizaje siempre ha sido uno de los aspectos de la práctica docente que más controversia genera, hay quien insiste en la importancia crucial del examen, otros apuestan más a la consideración de otros aspectos y no sólo los contenidos disciplinares. Desde mi punto de vista refleja mucho la visión educativa que el profesor tiene, por esto existe una enorme resistencia a cambiar las estrategias de evaluación, principalmente porque los profesores desean asegurarse que los estudiantes son capaces de reproducir en un examen los contenidos académicos revisados en el curso.

Esta reticencia se asocia a un paradigma basado en la transmisión enciclopédica y pasiva de la información, por mi propia experiencia como estudiante puedo asegurar que frente a un examen fui capaz de reproducir de memoria mucha información valiosa, pero que actualmente soy incapaz de recordar, y lo peor de todo, que estas prácticas educativas no me formaron para ser una buena profesionista.

Recuerdo de manera particular a mi profesor de bacteriología, que por cierto tenía una memoria asombrosa, impartía una clase ordenada, sistemática y basada en una cantidad exhaustiva de información. En sus exámenes preguntaba la temperatura de crecimiento de las bacterias, las características precisas de la morfología colonial, la composición química de los medios de cultivo y las pruebas bioquímicas de identificación, entre otros datos.

En una ocasión comentó que no era posible enseñar y evaluar la bacteriología de otra manera, que esos asuntos de la didáctica eran inaplicables a su asignatura. En ese momento su comentario me pareció acertado, pero a medida que fui formándome como profesora me di cuenta que existen muchas estrategias de enseñanza y evaluación que pueden ser aplicadas en cualquier asignatura. Ahora sé que es posible diseñar un caso para la identificación de una bacteria que haya sido aislada, por ejemplo, de un paciente, alimento o del suelo, de manera que los estudiantes investiguen información, la seleccionen y la apliquen para resolver el problema planteado.

Y ya que en esta ocasión me he puesto a recordar mis años de estudiante, puedo mencionar a mi profesor de química orgánica heterocíclica, Rafael Castillo Bocanegra, un excelente docente que nos pidió que diseñáramos una síntesis orgánica de un compuesto útil a partir de materias primas nacionales. Han pasado más de 30 años y aún recuerdo lo que propuse, la alantoína, un compuesto que ayuda a la regeneración celular por lo que se usa para la elaboración de ungüentos. Este último caso fue interesante, desafiante y significativo, de manera que realmente me ayudó a desarrollar habilidades para buscar información, cabe mencionar que no había Internet y que la búsqueda era manual a través del Chemical abstract, que favoreció el análisis de opciones para elegir la más viable y aplicar el conocimiento adquirido.

De mis relatos anteriores puedo inferir que existe una estrecha relación entre estrategias de enseñanza y de evaluación, algunas veces ambas se traslapan y es difícil establecer una frontera entre ellas. A la vez que se enseña se evalúa, es un proceso íntimamente relacionado, que se realimenta mutuamente y que no se centra exclusivamente en verificar la adquisición de contenidos disciplinares. El proceso que el estudiante sigue para resolver la situación planteada, su autorregulación y la reflexión que hace sobre su propio desempeño debe ser considerado en la evaluación, ya que es más valioso que su capacidad para aplicar reglas de nomenclatura o repetir de memoria toda la tabla periódica.

En este proceso el profesor también evalúa sus propias estrategias y puede realizar cambios sobre la marcha para ayudar a sus estudiantes a aprender de mejor manera, se convierte en un círculo virtuoso de realimentación mutua que ofrece información valiosa a todos los actores del proceso educativo.

La práctica docente es una actividad intelectual que requiere una actualización y revisión constante, los profesores debemos tener una actitud reflexiva sobre lo que hacemos con la intensión de identificar aquellas prácticas que son adecuadas, aquellas que tienen que ser modificadas o eliminadas, conocer lo que está surgiendo y qué puede ser incluido de acuerdo con nuestra realidad cotidiana. Debemos preguntarnos constantemente ¿qué necesitan mis estudiantes para ser ciudadanos participativos y profesionistas competentes en la sociedad actual?

La pandemia representó una coyuntura compleja que debe contribuir a cambiar las formas en las que enseñamos, aprendemos y evaluamos; que sea una disrupción que motive cambios profundos en las prácticas pedagógicas cotidianas. Si algo nos enseñó es que vivimos en una sociedad cambiante, voluble e inestable, con menos certezas, lo que genera indecisiones e inseguridades, en donde lo único seguro es el cambio.

La pandemia nos enseñó que tanto profesores y estudiantes debemos tener una mentalidad abierta, flexible, creativa y dispuesta a asumir nuevos roles, de lo contrario seremos arrastrados por las circunstancias. La evaluación es un campo particularmente susceptible a estas condiciones, no podemos continuar aplicando estrategias basadas en la memorización de información en una sociedad que genera miles de nuevos conocimientos diarios, debemos cambiar hacia el desarrollo de habilidades para la búsqueda, análisis y aplicación de información enmarcadas en ambientes de aprendizaje significativos.