7 de agosto de 2020

Ana Ma. Gurrola Togasi. Escuela Nacional Preparatoria-UNAM, Ciudad de México
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
El autoaprendizaje es una habilidad básica que los ciudadanos actuales deben tener en una sociedad cambiante y con escenarios cada vez más inciertos. La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar esta habilidad, los profesores debemos diseñar actividades para el autoaprendizaje que aprovechen el potencial de las TIC.

La educación es un proceso complejo que requiere abordajes multidisciplinarios y de diversas herramientas que ayuden a los estudiantes a aprender significativamente y a desarrollar sus habilidades. Los primeros casos de coronavirus en México se presentaron a finales de febrero, aún lo veíamos como algo lejano, escuchábamos noticias de que España, Italia y China tenían un gran número de personas contagiadas, pero no creímos que nos fuera afectar como lo está haciendo.

En marzo se declaró la contingencia y los centros escolares fueron cerrados, trastornando totalmente la vida cotidiana de millones de personas de todas las edades. En el caso de los profesores, tenemos la responsabilidad de diseñar diversas estrategias didácticas para continuar con nuestras clases, muchas escuelas, principalmente, privadas exigieron a los profesores la realización de videoconferencias en los horarios de sus clases presenciales. El resultado fue, en el mejor de los casos, un enorme número de estudiantes frente a la pantalla tratando de simular una clase presencial.

Alguna vez escuche que el subdesarrollo no es la carencia de recursos sino la mala utilización de aquellos que sí tenemos, me parece que esta aplicación de las TIC para solventar los problemas que enfrentamos debido a la pandemia es un clásico ejemplo de pensamiento subdesarrollado. 

Varios autores reconocidos en el campo de la aplicación de las TIC en la enseñanza coinciden que su simple introducción no mejora el aprendizaje de los estudiantes, el factor clave se encuentra en el profesor, en sus ideas educativas, estrategias de enseñanza y en su capacidad para explotar el potencial de la tecnología.

Si los profesores continuamos haciendo lo mismo de siempre pero ahora con el apoyo de las TIC, nada cambiará. La tecnología ofrece oportunidades de aprendizaje como nunca habíamos tenido, ahora podemos simular un proceso tan complejo como la fisión nuclear a través de una aplicación digital, visitar virtualmente el museo del Prado y acceder a enormes cantidades de información de excelente calidad. Perderemos todas estas ventajas si continuamos usando las TIC para simular una clase presencial, nuestro papel en estas circunstancias debe ser el de diseñadores de actividades de aprendizaje mediadas por TIC que impliquen la actividad constructiva y responsable del estudiante.

El papel del estudiante también debe cambiar, más que nunca debe ser responsable de su propio aprendizaje, disciplinarse en el desarrollo de las actividades diseñadas por el profesor y, sobre todo, ser reflexivo y analítico en cuanto a su propio proceso de aprendizaje.

El autoaprendizaje es una habilidad que todos los ciudadanos actuales debemos tener, los sistemas educativos deben poner énfasis en las políticas educativas que lo fomenten. En Internet encontramos una gran cantidad de recursos educativos abiertos para aprender casi cualquier tema que nos interese, la información y el conocimiento está al alcance de la mano de cualquiera que tenga un dispositivo electrónico conectado a la red.

Algunas de las habilidades que necesitamos para aprender por nosotros mismos son: la realización de búsquedas efectivas de información en fuentes confiables, habilidades lectoescritoras para la comprensión de la información recabada, capacidad para transformarla, comunicarla y aplicarla en la resolución de un problema o situación cotidiana. Otra habilidad más es la autorregulación, esto significa que debemos ser capaces de ponernos metas, diseñar estrategias para cumplirlas y evaluar los resultados obtenidos para mejorar.

Desde mi punto de vista, el desarrollo de estas habilidades en los estudiantes de ser un objetivo primordial a lo largo de todos los niveles educativos, de manera que los alumnos sean capaces de aprender de forma autónoma. Si esto se logra no habrá límites para ellos, podrán enfrentar el continúo cambio que caracteriza la sociedad actual y aprender al ritmo necesario para mantenerse actualizados y vigentes en un mundo impredecible y con mucha incertidumbre.

Para hacer frente a las demandas que la pandemia impone, los profesores debemos diseñar actividades de aprendizaje que fomente en los estudiantes el aprendizaje autónomo, que ellos mismos contrasten sus respuestas con las que son correctas, identifiquen en qué se equivocaron, las corrijan y reflexionen sobre lo que tienen que hacer para mejorar.

La formación voluntaria de círculos de estudio en línea supervisados por el profesor es otra opción más, los estudiantes se pueden agrupar e interactuar entre ellos usando chats, foros de discusión o redes sociales para compartir materiales o resolver dudas. Si un miembro conoce mejor un tema determinado, puede explicarlo al resto de los compañeros, de manera que todos aprenden bajo la supervisión del profesor.

El trabajo colaborativo en línea es otra opción para enfrentar la nueva normalidad, pueden realizar diversas actividades como presentaciones electrónicas, mapas conceptuales, mentales, wikis, diagramas, infografías, historietas, cuadros comparativos y ensayos, por mencionar algunos.

Dependiendo de la naturaleza del contenido, el profesor puede filmar una clase explicando los temas que sabe que pueden ser difíciles para los estudiantes, por ejemplo, en la materia de química cálculos estequiométricos, de pH y de concentración de disoluciones. Durante el desarrollo de la clase el profesor puede intercalar preguntas que el estudiante responde en ese momento con sus conocimientos previos o mediante la consulta de fuentes de información, finalmente el profesor resuelve las actividades propuestas dando oportunidad al estudiante de corregir y reflexionar sobre su proceso de aprendizaje. Una de las ventajas del video es que el estudiante puede detenerlo, avanzarlo o retrocederlo de acuerdo con sus necesidades.

Las videoconferencias pueden ser usadas para resolver dudas específicas que los estudiantes tengan sobre un tema después de haber realizado las actividades propuestas por el profesor, de esa manera el estudiante es responsable de su aprendizaje, no sólo se limita a copiar lo que el profesor dicta.

Como podemos observar, la variedad de herramientas tecnológicas y estrategias de aprendizaje mediadas por TIC es enorme, no podemos limitarnos a las videoconferencias para simular una clase presencial. Es indiscutible que para que los profesores estemos en condiciones de usar de forma inteligente las TIC requerimos una formación docente diferente a la tradicional, que realmente nos capacite para desarrollar habilidades didácticas, digitales y adquirir conocimientos disciplinares actualizados.

El autoaprendizaje es una competencia básica para los ciudadanos actuales, la pandemia lo ha dejado muy claro, cada vez enfrentamos escenarios más inciertos y cambiantes. Nuestra capacidad para sobrevivir como persona, inclusive como especie, está en la habilidad para adaptarnos y aprender por nosotros mismos, no restemos oportunidades de vida a nuestros estudiantes con práctica educativas arcaicas y centradas en la transmisión pasiva de información.