20 de enero de 2021

Ana Ma. Gurrola Togasi
Escuela Nacional Preparatoria-UNAM. Ciudad de México
Comunidad de Educadores de la Red Iberoamericana de Docentes.
La enseñanza virtual o a distancia es una modalidad educativa diferente a la presencial, no es suficiente con digitalizar materiales didácticos, distribuirlos y continuar simulando un ambiente presencial mediante videoconferencias sincrónicas. Requiere del profesor y del estudiante el desempeño de papeles diferentes, pero sobre todo de un cambio de mentalidad y de prácticas educativas cotidianas.

En la actualidad la virtualidad se ha convertido en un escenario cada vez más común y útil, hacemos compras por Internet, usamos aplicaciones tecnológicas para hacer transacciones bancarias, nos comunicamos con nuestra familia y amigos por chat, correo electrónico o videoconferencia; y los que somos profesores estamos inmersos completamente en ella.

Ejercer la práctica docente en la virtualidad requiere de grandes cambios, el primero de ellos de mentalidad, para impartir clases virtuales no es suficiente digitalizar materiales, subirlos a una plataforma o distribuirlos por algún medio electrónico y dictar clase mediante videoconferencias para tratar de imitar un escenario presencial.

Quienes han recurrido de forma exhaustiva a las videoconferencias no han comprendido el papel actual de un profesor, se fundamentan en el paradigma educativo centrado en la actividad del docente, que lo considera la única o al menos la mejor fuente de conocimiento, que acepta que los estudiantes no son capaces de aprender por sí mismos sin la intervención directa del profesor.

II Congreso Iberoamericano de Docentes. Docentes frente a la pandemia

Esta postura sólo apuesta por el uso comunicativo de las TIC en la enseñanza no aprovecha sus potencialidades para simular fenómenos, realizar investigación de campo o experimentales y para el trabajo colaborativo para construir propuestas, resolver problemas y construir conocimiento.

En realidad, se trata de una modalidad educativa diferente a la presencial que demanda roles diferentes del profesor y del estudiante, en el primer caso pasa de ser un experto en contenidos a un facilitador del aprendizaje, su función es monitorear el avance de los conocimientos y habilidades de sus estudiantes, diseñar secuencias didácticas que lleven a un uso reflexivo de la tecnología, retroalimentar y evaluar activamente el proceso de construcción del conocimiento y animar a los estudiantes hacia el trabajo autónomo y colaborativo. Bajo este punto de vista el profesor es un intelectual de la docencia y un mediador entre el conocimiento y el aprendizaje del estudiante, no un mero reproductor de programas de estudio.

En la enseñanza a distancia el papel del profesor es fundamental para evitar la deserción de los estudiantes, si estos no reciben ayuda y retroalimentación en tiempo y forma lo más probable es que abandonen el curso. La falta de habilidades causa temor en los profesores, quienes se resisten a aplicar las TIC en su práctica docente, desafortunadamente la pandemia nos ha demostrado que las TIC en la enseñanza ya no son una elección personal del profesor sino una necesidad, quienes no tengan una adecuada competencia digital docente serán prácticamente analfabetas funcionales y no estarán actualizados para desempeñar su función docente.

En cuanto al estudiante, es el principal responsable de su propio aprendizaje, lo que significa que no es un mero receptor de conocimientos transmitidos, es un sujeto activo con capacidades, reales y potenciales, para explorar, descubrir y asignar significados. Sus conocimientos previos determinan lo que es capaz de aprender y la forma en que la nueva información se insertará en las estructuras cognitivas existentes, o bien, se crearán nuevas.

Los jóvenes actuales usan las TIC de manera intensiva por lo que se les considera nativos digitales, sus procesos cognitivos para el aprendizaje se han visto modificados por ellas, poseen un procesamiento cognitivo fragmentado, discontinuo e hipermedia, adquieren la información de diferentes medios y recursos, no sólo de parte del profesor, con varios sistemas simbólicos; además de presentar una capacidad multitarea.

La aplicación de las TIC en los procesos de enseñanza aprendizaje representa una forma de instrucción más cercana a la manera en la que los estudiantes actuales aprenden, si los profesores continúan con estrategias didácticas monotemáticas, basadas en la conferencia, el dictado, el ejercitamiento mecánico y la reproducción de la información transmitida como forma de evaluación, aún medidas por la tecnología, los alumnos tendrán menos oportunidades de motivarse para aprender y disminuirán sus posibilidades para desarrollar habilidades digitales, metodológicas y cognitivas que son básicas para los ciudadanos actuales y futuros profesionistas.

Cabe resaltar que los alumnos hacen un uso personal de las redes que potencialmente puede mejorar el aprendizaje si se aplican en proyectos colaborativos de diferente índole que favorezcan el aprendizaje relevante.

De igual manera, se puede mencionar que los estudiantes tienen un gusto particular por el aprendizaje lúdico que tiene la ventaja de favorecer el desarrollo de la creatividad y la imaginación. En este aspecto, las TIC aportan elementos que benefician la creación de espacios de aprendizaje en contextos reales e imaginarios que representan retos a vencer y que, por ende, pueden mejorar la motivación por aprender.

La mayoría de los jóvenes quieren crear conocimiento usando las herramientas de su tiempo, ambicionan trabajar con sus compañeros en equipos de trabajo en la consecución de proyectos que les permitan tomar decisiones y compartir el control, aspiran conectar con sus iguales para expresar y compartir sus opiniones, esperan cooperar y competir entre sí, y quieren una educación que no sea únicamente relevante sino también conectada con la realidad.

Las características anteriores representan un enorme desafío para los docentes quienes debemos invertir esfuerzo y tiempo para modificar nuestra enseñanza, crear escenarios y situaciones más compatibles con las características de los estudiantes, que favorezcan la reflexión, el trabajo colaborativo, la aplicación creativa de las TIC para el acceso a la información, su posterior manejo y aplicación para resolver problemas y casos relevantes. Adicionalmente, este proceso de enseñanza aprendizaje debe realizarse a distancia, en la virtualidad, que ha resultado ser una excelente aliada.

Lo deseable es que cuando pase el confinamiento, que se estima se prolongará hasta 2022 los profesores y estudiantes hayamos adquirido conocimientos y habilidades para aplicar las TIC de forma creativa, que aproveche sus grandes potencialidades, que seamos capaces de aprender de forma autónoma, rompiendo las barreras espacio temporales.