6 de mayo de 2020

Ana Cerini. Paraná, Entre Ríos. Argentina
Es indispensable planificar en educación, proyectar formación, aun cuando no se conozca a ciencia cierta hacia donde se dirigirá el mundo, las ciencias, la tecnología y las sociedades. El pueblo tiene derecho a ser educado, orientado, formado integralmente. Y de ser necesario, complementará su formación de base, a partir de lo valioso que hayamos logrado desarrollar en ellos. Trabajar en el plano del conocer pero también del hacer. Formar personas, verdaderamente críticos, observadores pensantes de la realidad y creadores que abran nuevos espacios y desarrollen nuevos caminos.

En educación nunca hablamos de ver lo que acontece en cada ser tan solo para el día de hoy. Eso sería muy poco en relación a la función que le corresponde a la educación.

Pero como debemos planificar, podríamos llegar a preguntarnos ¿Para qué tiempo estamos educando? ¿Cómo será el mundo el día de mañana? Adivinos no podemos ser, pero podemos apelar a nuestra imaginación creativa, y mucho más fácil, formar en aquellos valores que entendamos son valiosos y no perecederos. Así llegaríamos a pensar que es fundamental la base formativa general teórica, en lengua, matemáticas, geografía, historia, ética, educación cívica y democrática, para poder ubicarse en el mundo y en el lugar de su ámbito de pertenencia, e incluso estar en condiciones de modificarlo o trasladarse. Mirando la evolución de los tiempos podemos señalar la importancia también del hacer. La educación no puede ser exclusivamente teórica, para ser integral, debe abarcar los planos del poder hacer.

Hoy en día se habla ya de automatismos, de robótica y de mil funciones a desarrollar que no existían en tiempos cercanos, pero pasados. Una de la funciones de la educación es la formación integral del alumno y, dentro de ella, la socialización y la inserción en su tiempo contextual. Hoy no podemos preparar para determinados puestos de trabajo, como se hacía a mediados del siglo pasado, en las queridas y valoradas escuelas técnicas, pero podemos prepararlos para que logren, posterior a su formación de base, determinadas formaciones complementarias, según vayan aconteciendo los tiempos y las variantes que la sociedad, sus instituciones y sus organizaciones, vayan adoptando.

En mi provincia las escuelas técnicas y las agrotécnicas tienen un lugar de importancia. Las primeras dentro del ámbito urbano, y las segundas en ámbitos rurales. Las dos cumplen sus funciones rectamente formando a sus alumnos para interpretar, desarrollar y poder ejercer algún tipo de inventiva en actividades propias de tales lugares creando nuevas posibilidades.

Debemos señalar que a mayor título que se alcance, mayor grado de preparación tendrán los alumnos. Seguramente no por la especificidad puntual de aquello que reciban, sino porque la educación ayuda a “abrir las mentes” y preparar para un grado de discernimiento mayor.

Todas las tecnologías que se aplican y pueden aplicarse en cuanto a software de simulación, ayudarán a resolver problemáticas, no accesibles en tiempos pretéritos. Igualmente las pasantías que se ofrecieron en los últimos años del siglo XX, y que hoy se están retomando por lo menos en los anuncios, son valiosas, ya que la idea de formar y aplicar lo aprendido en campos similares de la realidad, es de gran relevancia en la formación del sujeto que se educa.

El único problema de estas prácticas de pasantías es que en aquellos tiempos, hemos observado que los empresarios y/o instituciones que contrataban pasantes, ponían a los alumnos a efectuar acciones no específicamente vinculadas con aquello en lo que se formaban, por lo tanto carecían de valor como practica del hacer.

Para que se comprenda a que me refiero, señalo algunos ejemplos, detectados en la ciudad de Paraná en torno a los años 1997 y subsiguientes. Siendo secretaria académica de una institución terciaria que formaba técnicos en Marketing concurrí a una empresa láctea que había contratado a una de nuestras alumnas, quien contaba con calificaciones de 9 y 10 en las diversas materias, especialmente las específicas de su carrera. Allí encontré a mi alumna corriendo jamones y baldes de leche dentro de los freezer. Evidentemente esta actividad nada tenía que ver con lo que ella se estaba formando. Más bien, debía haber estado colaborando en los planes de marketing de quesos, jamones, dulces y lácteos y como posicionarlos en la mente de los consumidores, para que su actividad de pasantía fuera parte de su formación teórica. La realidad es que los empresarios habían decidido, a bajo precio, reemplazar operarios de servicio con nuestra pasante. Fue inmediato retirarla del lugar.

Otro ejemplo me lo brindó mi esposo, vinculado a las ciencias económicas, quien concurrió a una empresa que prestaba servicios habiendo contratado a una pasante de este rubro de formación. Con dolor tuvo que solicitar que no fuera la alumna pasante quien le sirviera el café a él y a los profesionales que lo acompañaban.

Tengamos en cuenta lo que aconteció cuando una legisladora nacional, formuló un proyecto de legislación que fue aprobado, pautando como debían ser verdaderamente las pasantías para que sirvieran a los que se estaban formando; muchas firmas que habitualmente convocaban a pasantes dejaron de hacerlo y retiraron sus empresas como posibilidad de formación. Aparentemente, sólo los buscaban para bajar sus costos de producción y no para que aprendan.

Lo bueno de las pasantías bien implementadas y con sana intención empresarial, es que permite que “el alumno encuentre sentido a los conocimientos adquiridos y perciba en todo momento un estrecho contacto con la realidad”, tal como señala en su blog A.H. Odorico de la Universidad Nacional Tecnológica.

 

Hace varios años, cuando se implementaba la educación polimodal en Argentina, desde Entre Ríos escribimos y publicamos un documento que se llamaba “Educar para Producir y Producir para Educar”, que llegó a las escuelas técnicas y agrotécnicas en sus días institucionales como disparador y despegue para el desarrollo de discusiones y reflexiones de los equipos docentes. En éstos, incluíamos estos pensamientos para alertar a docentes y directivos de las instituciones educativas.

Veamos qué objetivos tienen hoy las escuelas técnicas y agrotécnicas: el Consejo General de Educación en 2011 establece un área de formación general y el campo de formación científica tecnológica, vinculada al mundo del trabajo y la producción. En formación general se incluye formación ética y ciudadana, humanidades en general; en tanto en el otro campo, se incluye formación en ciencia y tecnología y formación tecnológica específica; tiene una duración de 3 años para el ciclo básico y de 4 para el ciclo especializado.La Formación General: incluye Lengua y Literatura, Artes Visuales, Música, Matemática, Biología, Física, Química, Historia, Geografía, Formación Ética y Ciudadana, Educación Física, Lenguas Extranjeras, Economía, Psicología, Filosofía, Educación Tecnológica, Tecnologías de la Información y la Comunicación,. De estas disciplinas toma “el saber acordado socialmente como significativo e indispensable. Estos contenidos se refieren a lo básico, o sea a los saberes que son necesarios para garantizar el conocimiento y la interlocución activa de los adolescentes y jóvenes con la realidad, y también a los que son pilares de otras formaciones, posteriores.” En el campo orientado se incluyen aquellas disciplinas, que coinciden con la terminalidad de los estudios elegidos y acordados como valiosos para tal especificidad. Igualmente se incluyen Prácticas Educativas, en tanto se considera la “necesidad de implementar acciones que ponen en juego la propuesta escolar en otros ámbitos sociales”.

Considero importante la formación general junto a todo lo que hace a la introducción al mundo de la ciencia y la tecnología, aunque se calcula que en cinco años queden desactualizadas las perspectivas. La formación general va “abriendo la cabeza” como dicen los adolescentes, para luego redireccionar su propia formación y buscar las nuevas posibilidades que se les ofrecen. Y la formación específica ayuda a conocer lo que en el país y en el mundo se entiende como valioso para cada tipo de tecnología y producción científica requerida en la formación elegida.

Junto a lo señalado se incluyen tutorías disciplinares, debido a que se considera al Tutor acompañante, orientador y de ayuda a los estudiantes en sus procesos de aprendizajes, a la vez que aportan una mirada pedagógica-didáctica a los equipos docentes en relación a las diversas situaciones y problemáticas escolares

Numerosos analistas de la realidad y su evolución, afirman que “el trabajo de los seres humanos pudiera ser reemplazado por el de los robots, cuestión proclamada por los expertos en robótica desde hace tiempo, como Moravec. Si bien no se ha cumplido aún esta predicción, no descartemos que pudiera llegar a ser. Vemos los drones que emplean los medios de comunicación, usados de manera casi habitual, para mostrarnos el tiempo, las multitudes y otros similares, impensables hace no más de 20 años, por lo menos en nuestro medio.

Recuerdo que en la década de los años 60 del siglo XX se afirmaba que al ir evolucionando la ciencia, la técnica y la organización ciudadana, iría quedando mucho tiempo libre para el ocio creativo que vivirían las personas en su contexto y se pensaba en aprendizajes diversos como complementación enriquecedora de la formación previa, tales como estudios de música, arte, declamación, recreación….Se llamaba Educación para el Ocio, que se supone debía ser creativo.

Sin embargo, lo acontecido en la evolución del mundo y sus negocios, implicó mayor dedicación y horas de trabajo, tanto para obreros, empleados o dueños de empresas de cualquier tipo. Un ejemplo: vinculado a las vacaciones vemos que generalmente nadie hace uso de ellas en tiempos largos, sino más bien en pequeños fines de semana o cortos paseos, ya que, quienes son poseedores de muchos recursos, deben ocuparse de las variaciones del mercado, de las oscilaciones de las bolsas, teniendo que estar “al frente del timón” para no sucumbir.

Como educadores nos planteamos que en todo lo que proyectemos, debemos mirar el pasado para analizar el presente y desde allí ir previendo el futuro, con los datos que logremos.

Observamos que “cada vez se crea más abundancia, pero menos gente puede acceder a ella” como señala González Fonseca. La evolución de las mejoras tecnológicas, hasta ahora, no ha ido seguida de una mejora ética, que es la que verdaderamente humaniza a cada ser. Observamos que la tecnología se ha ido desarrollando con el fin de aumentar los beneficios del que produce y la reducción del trabajo humano que rebaje los costos.

En educación, desde ya, debemos ir previendo posibles contenidos, pero mientras tanto no podemos dejar de mirar las estadísticas, para ver cómo crece la población que tiene derecho a ser educada, y prever las aulas, bibliotecas, talleres, profesores que necesitarán y metodologías a emplear. En nuestro país hemos visto que en la ciudad más importante CABA, hace algunos años, no se tuvo en cuenta esta situación y que los niños que debían ingresar a las escuelas, no tenían adonde concurrir por falta de aulas, en su primer día de clases y pasaron algunos meses hasta que les hicieron aulas prefabricadas! Esto no puede ocurrirle a un planificador y nunca a un educador. El pueblo tiene el derecho constitucional de ser educado.

Todo educador debe proponerse formar alumnos críticos, pensantes, creadores de nuevos caminos y nuevas alternativas que valoren lo humano. Todo esto se fomenta y forma desde las primeras clases y durante todo el desarrollo escolar. A mayor educación, mayor posibilidades de concreción, siempre que la misma sea verdaderamente reflexiva y crítica. Reflexión, acción, vuelta a reflexionar evaluando las formas y modos y reformular.