9 de diciembre de 2019

Miller Montenegro
Bogotá, Colombia.
Como bien lo expreso Nelson Mandela; la educación es la mejor herramienta para cambiar la sociedad y el mundo, del mismo modo son la única forma de preparar a los niños y jóvenes para enfrentar el mundo y liderar el cambio que requiere la sociedad y el planeta entero.

Durante mis años como docente en los niveles de educación tecnológica y profesional, junto a mis colegas hemos encontrado un patrón de comportamiento que sobresale en la mayoría de los estudiantes, hablamos de un rango edad amplio, entre los 18 y 30 años, este patrón consiste en una actitud desorientada frente al reto de asumir la vida con una actitud positiva y proactiva.

Encontramos en muchos jóvenes bajos niveles de perseverancia y de paciencia, lo cual en un proceso de aprendizaje es fundamental, ya que el esfuerzo propio del estudiante le permitirá avanzar con éxito en su proceso y le ayudara a construir el conocimiento, pero debo ser reiterativo, para que el estudiante curse con éxito todo este proceso debe tener paciencia además ser perseverante, así lograra el nivel de análisis y evaluación adecuado para el nivel que cursa.

Ahora bien sobresale en todo esto la necesidad de construir adecuadas pautas de comportamiento y buenos hábitos no solo de estudio, también en aspectos como; vida saludable, recreación, etc., es decir hablamos también de desarrollar disciplina, aspecto en el cual encontramos falencias en los jóvenes, considero en este aspecto que la disciplina ha sido mal interpretada, ha sido entendida como coacción o represión, muchos jóvenes así lo han manifestado cuando hablamos de este aspecto de la vida en mis sesiones en clase sobre aspectos de vida. La disciplina es esencial para alcanzar cualquier meta en la vida e implica trabajar en ella durante toda la vida para fortalecerla.

Comunidad de Educadores: Un espacio para visibilizar el pensamiento de los docentes

La Red Iberoamericana de Docentes (41.400 miembros) quiere aprovechar la gran visibilidad que tiene sus blogs, tanto en la Red como en abierto, y va a iniciar una etapa en la que se van proponiendo temas de interés para la profesión docente que se actualizarán cada dos meses y que serán revisados por nuestro Comité Académico con el compromiso de hacer un retorno de todo lo recibido. Los docentes que a lo largo de 2020 publiquen un mínimo de 5 artículos recibirán un certificado acreditativo. El registro en esta acción es libre y gratuito y las entregas se harán a través de una plataforma Moodle para tener un control y las herramientas de evaluación adecuadas. Todos lo interesados puede registrarse desde hoy hasta el 31 de diciembre de 2019. Los datos que se solicitan son los necesarios para emitir, en caso de haberlo logrado, los certificados. Registro en: https://forms.gle/ssatywJomDsff2T27

Y en 2020 haremos entre todos el Año Iberoamericano de la Cultura Científica

Hemos visto de la misma forma pocas habilidades para la toma de decisiones, encontramos que la incertidumbre les generan grandes niveles de incertidumbre e inseguridad, en principio esto es natural para el ser humano, lo desconocido nos inquieta y perturba, y aun mas si ella amenaza nuestra zona de confort o zona de seguridad, para enfrentar esta situación es necesario desarrollar habilidades como aprender a identificar los sentimientos, las causas que los alteran bien sea de forma positiva o negativa, y sobre todo aprender a controlarlos, encausarlos, es decir construir la inteligencia emocional que cada uno necesita,. Al lograr esto y vale la pena resaltar que existen diferentes técnicas, que les permitirían enfrentar las amenazas de la vida actual, entre ellas el estrés, causante de muchas patologías, enemigo veloz de la salud física y mental de las personas. Todos los maestros sabemos que en los estudiantes un gran generador de estrés son las evaluaciones.

Paralelamente a esto observamos que la habilidad para generar empatía o esa destreza para relacionarse adecuadamente con sus congéneres es baja en algunos estudiantes. En este nivel de educación la gran mayoría de estudiantes es mayor de edad (esto no siempre es directamente proporcional al nivel de madurez) lo cual les permite acceder fácilmente a sustancias como el alcohol, cigarrillos y otras sustancias psicoactivas, agravando la situación de muchos jóvenes.

Observar esta situación me ha hecho reflexionar sobre el proceso formativo y sobre nuestro trabajo en las aulas así:

En primer lugar los procesos formativos deben transformarse, es decir estos deben ser adecuados para las características de cada segmento de la población y no como sucede actualmente que tenemos una educación estandarizada.

En este orden de ideas no es suficiente con enseñar matemáticas y otras áreas de las ciencias básicas, o desarrollar en los estudiantes habilidades de lectoescritura, economía o administración, debemos brindarles las herramientas para que ellos desarrollen sus habilidades humanas, es decir educarlos para que puedan asumir la vida con responsabilidad y con la mejor actitud posible, y así puedan enfrentar todos los retos de la vida. Esta tarea no es solo de los centros de formación y de los maestros y profesores, es también del estado y de las familias en especial de los padres y de quienes asuman este rol con los niños y jóvenes, las leyes deben buscar apoyar y proteger a la familia en esta tarea, de la misma forma las leyes deben apoyar a los centros de educación y a los maestros. Es necesario implementar acciones educativas para que los niños y jóvenes puedan enfrentar la vida con la mejor actitud.

Segundo se hace necesario que en nuestras actividades hablamos espacios para brindar a los estudiantes las herramientas que les permitan desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar la vida con responsabilidad y permitiéndoles alcanzar las metas que se tracen.

La situación social de la actualidad hace que los niños y jóvenes se enfrenten a grandes obstáculos como son la desigualdad socioeconómica, la violencia y el cambio climático para mencionar solo algunas, para esto debemos estar preparados para ayudarlos, de tal forma que en su edad adulta se enfrenten a estos retos y sean capaces de liderar sus vidas con responsabilidad y liderar el cambio que la sociedad y el planeta necesitan. Para esto nosotros como maestros debemos desarrollar estas mismas habilidades en nosotros mismos, para poderlas enseñar.

La educación para la vida inicia en casa, continua en el colegio y debe terminar en la universidad con el desarrollo de habilidades blandas, que les permitan a los jóvenes desarrollarse y tomar las riendas de su propia vida.

Con educación para la vida, con una catedra para la paz, con educación ambiental para un desarrollo sostenible, podremos contribuir a lograr que el mundo sea un mejor lugar para vivir.