5 de marzo de 2022

Shutterstock / Egorov Artem

Carlos Alberto Lastras Rodríguez, Universidad Nebrija

Cereales, automóviles, chips para aparatos electrónicos, todo escasea en un mundo cada vez más interconectado. Tras el parón del consumo provocado por los confinamientos obligatorios durante la pandemia, el tirón de la demanda ha sido muy fuerte. Muchos quieren de todo pero, algunas veces, los bienes y servicios tardan en llegar.

La clave está en las cadenas de suministro, en las que se producen indeseables cuellos de botella. Estos atascos se hacen más visibles en los países en desarrollo sin litoral (landlocked developing countries, LLDC) que exportan principalmente materias primas. Estos son países confinados de cara al comercio internacional por vía marítima.

Países en desarrollo sin litoral y sus países limítrofes

Fuente: OMC

La OMC ha elaborado un informe en el que analiza la posición y debilidades de estos países poco desarrollados y encerrados.

Una cuestión de fronteras

Los LLDC dependen de sus países limítrofes para la salida al mar de sus mercancías. Para ello, deben llegar a acuerdos de colaboración y coordinación, lo que a veces es complicado por las rivalidades históricas entre países vecinos.

Los países en desarrollo sin litoral necesitan que haya una mayor integración en el sistema comercial internacional. Las economías ricas deben promover y facilitar la participación de los países sin costas en la creación de medidas y de normas, y en la toma de decisiones relativas al comercio internacional. En particular, en el desarrollo de procesos y estándares.

Por ejemplo, las medidas sanitarias y fitosanitarias no pueden ser una barrera para el comercio. Todos los países deberían tener los mismos estándares para los mismos procesos (incluido el tránsito) en el tratamiento de los productos agrícolas. De esta manera, se reducen los costes, se facilita el comercio y se evita tener mercancía perecedera detenida en los puertos, en espera del papeleo correspondiente.

Según la Organización Mundial del Comercio (p. 101), hay más de 5 000 contenedores procedentes de Mongolia parados en puertos chinos. Para evitar estas situaciones, se hace imprescindible que en el comercio internacional, y en especial en el caso de los países sin acceso directo al mar, haya menos burocracia, menos papeleos y menos trámites aduaneros.

Una medida a aplicar sería la del desarrollo de corredores de transporte, auténticas vías rápidas para el comercio, atravesando países, sin fronteras y minimizando trámites a lo largo de todo el recorrido. Esto ayudaría a los países en desarrollo, y en especial a los LLDC, a exportar sus productos con más eficacia.

Los corredores de tránsito han funcionado positivamente en numerosos países africanos que no tenían acceso directo al mar: Botswana, Burkina Faso, Burundi, Chad, entre otros. Sería muy positivo aplicar este modelo en otras áreas comerciales. China tiene un ambicioso proyecto de corredor de transporte, El cinturón (terrestre) y la ruta (marítima), que atravesaría Rusia, Mongolia y China.

Terminal de contenedores del puerto de Shanghai (China). Shutterstock / fotohunter

Planificar, estandarizar, armonizar

Otra necesidad es la de contar con una mayor y mejor planificación. En el escenario de la pandemia, esto se ha puesto manifiesto cruelmente pues muchos países han quedado rezagados respecto al reparto y distribución de vacunas contra la covid-19.

Para ser más eficaces, deben estandarizar y armonizar todos los procesos necesarios para el transporte de mercancías. Sobre todo, digitalizar los procesos fronterizos, implantando sistemas interconectados entre los países en desarrollo sin litoral y los países de tránsito, ayudará al flujo de productos y de información en las fronteras nacionales.

El resultado final debe ser poder trabajar con sistemas integrales que cubran completamente cada tránsito, con el objetivo de fortalecer las relaciones entre clientes, agentes fronterizos y operadores.

Una mejor tecnología tiene necesariamente que ser soportada por una infraestructura de calidad. Otra de las prioridades de los países en desarrollo sin litoral debe ser invertir en plataformas tecnológicas e instalaciones que aseguren el transporte de las mercancías así como su calidad y validez medioambiental y la de los servicios y procesos asociados.

Una opción de crecimiento económico

Sin tener acceso directo al mar, estos países, para ser más productivos, deberían enfocar sus inversiones en industrias y sectores que estén menos afectados por la falta de acceso al mar y de la larga distancia a los mercados.

La producción y exportación de servicios se convierte en prioritario; ejemplo de ello es el desarrollo de call centers en países africanos con los mismos usos horarios europeos y con población suficiente que habla inglés y francés. Desde ahí se pueden producir servicios de venta directa y de atención al cliente para empresas multinacionales con actividades deslocalizadas.

Así, no solo se produce un flujo físico de productos de los países en desarrollo sin litoral hacia Europa, sino que también hay un flujo en la dirección opuesta que favorece la transferencia de conocimiento y la mayor capacitación tecnológica y de procesos, tan necesaria para la transformación digital de los países en desarrollo sin litoral.

En el espacio hispanohablante, Paraguay destaca entre los países en desarrollo sin acceso directo al mar. Hay un idioma en común, es un país en crecimiento, pero con problemas para dar salida al mar a sus mercancías. Se podrían firmar acuerdos bilaterales, que aseguren una mayor inversión y capacitación hacia Paraguay y que proporcionen un mayor flujo de mercancías, y sobre todo de servicios en distintos sectores, tales como el financiero, sanitario y de telecomunicaciones.

Los países desarrollados y las organizaciones multilaterales deben favorecer el comercio internacional, estableciendo mecanismos que mejoren la trazabilidad de los contenedores, la monitorización de los puertos y los movimientos de trenes y camiones. Todo esto es posible mediante inversiones en una mayor digitalización de los procesos. Estos países también deben de aprovechar la cooperación que les ofrecen agencias y organizaciones gubernamentales.The Conversationhttp://theconversation.com/es/republishing-guidelines —>

Carlos Alberto Lastras Rodríguez, Profesor de Economía y Métodos Cuantitativos, Universidad Nebrija

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.