28 de febrero de 2019

Agencia ID. A principio de la década de 1940 con la Segunda Guerra Mundial y la de Vietnam en los años 60, diversos sectores de la sociedad en Europa y Estados Unidos cuestionaron el papel de la ciencia y la tecnología: ¿para qué sirve?, ¿cuál ha sido su función en la población?, ¿quién puede hacer uso de ella?, ¿quiénes se benefician?A la par surgían cuestionamientos: ¿por qué es tan importante llegar a la Luna cuando hay hambruna en la Tierra?

En diversos sectores de Europa y Estados Unidos decidieron analizar a la ciencia desde el ámbito filosófico, histórico, educativo, económico y sociológico, y su papel en la sociedad, por lo que se fue conformando un enfoque alternativo denominado Ciencia, Tecnología y Sociedad.

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A partir de dicho enfoque se han elaborado programas académicos que dieron lugar a la institucionalización de asignaturas específicamente dedicadas a esta temática.

Estas asignaturas han tenido auge en las últimas dos décadas en diversas instituciones educativas en el mundo; sin embargo, en México se carecía de docentes que las impartieran, por lo que a principios de año 2003 se llevó a cabo un seminario sobre tales materias, liderado por la Organización de Estados Iberoamericanos, al que asistió personal de las principales universidades del país y sistemas educativos de Bachillerato.

Luego de esta actividad en el país, diversas asignaturas basadas en el enfoque de Ciencia y Sociedad son obligatorias en los diversos subsistemas educativos de México, por ejemplo, los bachilleratos tecnológicos, el posgrado del Instituto Politécnico Nacional, los institutos tecnológicos, y desde el 2005 en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para estudiantes del primer año.

En estas materias se busca que los estudiantes vean a la ciencia y a la tecnología como resultado de la actividad humana y su repercusión en la vida de la sociedad.

De acuerdo con la maestra María Cristina Rueda Alvarado, docente de la Facultad de Química de la UNAM, coordinadora de la mesa de Educación en dicho seminario, el logro de México respecto a este tipo de asignaturas es que en la actualidad ya son obligatorias, y los alumnos, una vez cursada la materia tienen mayor conciencia sobre la relación entre ciencia-tecnología-sociedad.

Su experiencia como profesora de la asignatura Ciencia y Sociedad que se imparte durante el primer semestre en la Facultad de Química, indica que los alumnos logran tener una visión menos técnica de la carrera de química, ya que una vez concluida la materia se dan cuenta de cómo los avances científico-tecnológicos tienen implicaciones en la salud, economía y política de una nación.

Para poner en práctica lo aprendido en la asignatura Ciencia y Sociedad, como trabajo final los alumnos de esta Facultad toman un problema real; por ejemplo, el de los jornaleros agrícolas procedentes de las provincias del sur del país Oaxaca y Guerrero que trabajan en los campos de Sinaloa y Sonora, al norte de México.

Los jornaleros viajan de 20 a 30 horas en camiones maltrechos y condiciones infrahumanas; cuando llegan a los campos agrícolas se instalan en habitaciones carentes de higiene y aceptan bajos salarios.

Además son obligados a emplear, sin equipos especiales, insecticidas y agroquímicos de manera indiscriminada sobre la cosecha del tomate, lo que desemboca en problemas de salud.

Ante ello, los alumnos de la Faculta de Química simulan la situación y toman el rol de los participantes de este proceso –dueños de la cosecha, empresa que produce los insecticidas, personal de gobierno, de la Secretaria del Medio Ambiente, jornaleros y representantes de ONG’s.

Una vez que determinan su rol, comenta la especialista de la UNAM, aplican lo que aprendieron en la materia que tomaron con el enfoque Ciencia y Sociedad. Discuten, toman decisiones y ven a fondo cómo y por qué se deben aplicar las normas con un pensamiento crítico hacia el papel que juega la ciencia en esta problemática del país.

“El logro de la asignatura es que los alumnos tengan una conciencia crítica, lo que deriva en que tomen decisiones informadas en beneficio de la sociedad, no de un grupo”, indica.


Los desafíos de Ciencia, Tecnología, Sociedad y Valores a nivel educativo

Desde el punto de vista de la maestra Rueda Alvarado, ahora que imparte la materia en la Facultad de Química, se han dado cuenta que la información de la asignatura Ciencia y Sociedad tendría mayor asimilación en los últimos semestres de la carrera porque los estudiantes cuentan con una visión amplia y crítica.

En la Facultad de Química la asignatura se imparte desde el 2005; sin embargo, en la de Ingeniería, la materia filosofía de la ciencia y la tecnología tiene 20 años como parte fundamental de la carrera.

Al respecto, la maestra Rueda Alvarado considera que la asignatura Ciencia, Tecnología, Sociedad y Valores tendría que formar parte de las carreras en Economía y Derecho, con el fin de analizar su relación con las problemáticas nacionales.

“Las reflexiones que se hagan en las universidades son importantes porque de aquí salen formadores de decisiones que en algún momento pueden reconocer desde el punto de vista ético y de valores, la actitud que deben tomar sobre determinados problemas”, explica.

Las asignaturas de este tipo, concluye la maestra Rueda Alvarado, lo que buscan es un cambio de actitud del estudiante, y si esto ocurre tendrá un nivel ideológico positivo y reconocerá el valor de la ciencia desde el punto de vista cultural, económico, político y social, de esta manera se contribuirá al avance en la nación.

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Verónica Vega

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