29 de junio de 2021

La pedagogía de borde estima la relación de aprendizaje en un marco de realidades comprendidas y normalizadas en una cotidianidad amenazada y violenta. Para el caso de Casa Loma y otros que se alzan desde lo alto de las laderas en lápices, ritmos, rimas, imágenes, grafitis, esa pedagogía es la imaginación dotada de buenas dosis de rebeldía para transmitir nuevas ritualidades y símbolos en sus esquinas.

En la Vereda la Loma, ubicada en el corregimiento de san Cristóbal, colindante con La Comuna 13 de Medellín, se encuentra la Fundación Casa Loma, un Centro Cultural que tiene 3 años desde su constitución, pero suma 7 u 8 de procesos en el territorio. La casa emerge por la necesidad de varios jóvenes y colectivos artísticos que han resistido a la crisis provocada por la violencia y que, hasta el momento de colectivizarse, ya sumaban dos desplazamientos forzados: uno, en el 2011, cuando 25 familias salieron de su territorio por amenazas; y, otro, dos años después, en que, en un margen de 10 días, 99 familias (365 personas entre menores y adultos) se ven forzadas a desplazarse y dejar sus hogares a consecuencia del conflicto que vivían. Este hecho se consolida como uno de los desplazamientos intraurbanos más grandes por efecto del conflicto colombiano. La condición de periferia y ubicación estratégica de la Vereda la Loma la convierte en un escenario perfecto para manejar y consolidar poderes territoriales, por ello durante varios años se vio abocada al dominio y control militar de grupos armados.

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