21 de julio de 2021

Prof. Julio Manuel Pereyra

Lo estratégico- situacional: un currículo que alterna y complementa los contenidos y las competencias.

Pese a los paradigmas de la diversidad, la inclusión, y un popurrí de corrientes pedagógicas, en el sistema educativo formal (se) sigue primando la escolarización de la inteligencia (Gardner) , la ‘normalización’, y la tan temida ‘pedagogía bancaria’ (Freire) centrada más en la enseñanza de contenidos, que en el aprendizaje de competencias (cognitivas y cognoscitivas).

La significatividad del aprendizaje radica en la utilidad social de lo aprendido, y cuanto esto impacta en mejorar la calidad de vida de colectivos/grupos o sujetos.

Lejos entonces de la meritocracia y la papirocracia (fenómeno de certificación), la Educación Comunitaria (No Formal), se centra en los sujetos excluidos del sistema o con trazas de escolarización discontinuas.

En ese contexto, en dinámicas que no contemplan estructuras etarias ni por grados, el objetivo de la intervención educativa radica en trabajar estrategias de aprendizaje, técnicas de estudio, y competencias sociales e intelectuales desde y a partir, de contenidos ‘curriculares’ adaptados a las necesidades propias del contexto (basurales, aldeas indígenas, colonias rurales, gitanos, diásporas, evacuados, refugiados, etc.). Esto significa, dar tanta importancia a lo ´conceptual´ como y especialmente, a lo metodológico- procedimental; el objetivo, se posiciona entorno a la aplicación prácticas de información, conocimientos y saberes para atención y/o prevención de situaciones socio-contextuales.

Esto no es más que, atender de manera educativa la necesidad de herramientas funcionales y ejecutivas de ‘esa’ comunidad/barrio/aldea (y en ese momento). De aquí el “emergente” (que da nombre a este abordaje pedagógico- formativo) a entender/atender, y desde una propuesta de enseñanza, que pretende dejar Capacidad Instalada en Referentes Pares (Comunitarios) en/desde modos, formas, estrategias y recursos de acción.

Se pretende así, más allá de lo formativo, dejar un acervo o banco de recursos artesanales, técnicos, informativos y/o ejecutivos de implementación significativa.

Toma uno de los Pilares de la Educación del Siglo XXI (Delors), el “aprender a hacer” desde una mirada situada (en territorio) y con conciencia situacional, reconociendo(se) como una Educación/ Pedagogía Paliativa cuyos formatos se adscriben a la flexibilidad de la Educación Comunitaria/No Formal, lejos del corset administrativo- burocrático de los Tiempos Pedagógicos, Planes/Programas y tiempos evaluativos de acreditación y certificación de saberes.

Conjuga entonces un enseñar (tanto) lo que ´quieren, como lo que ´necesitan´ (coyunturalmente).

Se trata de una mirada educativa alternativa y complementaria a las trazas formales de escolarización de los Sistemas (Estatales/Gubernamentales) de Educación

¿Qué enseñar?

La selección de contenidos/temas/información a trabajar, debe (re)construirse desde las necesidades sociales identificadas en/para/desde los grupos; puede utilizarse relevamientos y/o atender emergentes como los identificados a vox populi en la Prensa y/o comunicados oficiales de Organismos Estatales (como alertas Epidemiológico-Sanitarias, incendios domésticos, casos de secuestro, Trata de Personas, etc.)

Eso implica por ejemplo, trabajar Atención Primaria de la Salud (APS) la Educación Sexual Integral (Enfermedades de Transmisión Sexual), la potabilización del agua, la prevención de enfermedades, etc. desde la enseñanza (paralela) de las Cs. Naturales.

El respeto a la Lengua, a los dialectos, y en ocasiones hasta de creencias propias de la Cultura, mientras se enseñan Derechos (Humanos y del Niño) o Leyes (para dotar de herramientas normativas ante casos de Abuso, Violencia, Género, etc.), ejemplo de temáticas abordadas desde las Cs. Sociales.

Las instanciaciones didácticas buscan atender problemáticas estructurales y coyunturales, con tiempos pedagógicos acordes a las dinámicas sociales más que administrativas (calendario escolar). Deben entonces atenderse situaciones como zafras, cosechas, inundaciones, festejos culturales, y diseñar secuencias de trabajo que no se vean afectadas por estas (atendiendo cuestiones como ausentismos e inasistencias de alumnos).

En estos contexto, pese a combatirse y denunciarse el trabajo infantil (otro ejemplo), el proceso es paulatino y se debe ser conscientes que, para algunas familias el espacio educativo no es valorado, y afecta la mano de obra que brinda un hijo en la economía familiar, pudiendo ello implicar el abandono del espacio educativo por parte del menor.

Este tipo de labor educativa debe velar por el principio de laicidad (no adscripción político-partidaria ni religiosa) y entenderse como un proceso de construcción conjunta con los actores comunitarios, desde el que puedan generarse y proyectarse Políticas Públicas de atención y contención, (re)institucionalizando a los sujetos en sistemas público-estatales, para evitar depender de voluntades o posibilidades de individuos o grupos privados.

Implica entonces, el principio de “Asepsia Ideológica”, en el sentido del porte de indicadores/marcadores por parte de los Educadores, que los identifiquen/ asociación explícita y directamente con adscripciones religioso- confesionales, político- electorales e incluso, con grupo/colectivos ideológicos, cuestión que limita los obstáculos de los partícipes en cuanto a prejuicios y/ etiquetas.

Solo el Estado puede garantizar (y debe velar) la atención permanente pues se ve obligado a ello, con asignación de recursos humanos y materiales permanentes.

La acción comunitaria debe ser el camino para, y no el fin de.

Este tipo de propuestas- intervenciones Educativo- Comunitarias deben instaurarse como una crítica constructiva y propositiva activa de la realidad, y atender formas de denuncias con/desde Información Basada en la Evidencia, generando en sus dinámicas (y en su difusión) la concientización y sensibilización de realidades que impulsen sinergias entre agentes/actores comunitarios tanto estatales como privados.

Pedagogía de la emergencia

Esta metodología/modalidad conjuga según el contexto, enfoques y propuestas conjuntas de Educación Especial, Rural, Intercultural- Bilingüe. Técnica y de Alternancia, abarcando preceptos transversales que en el sistema formal representarían propuestas que van desde Educación (Niveles) Inicial, Primaria y Secundaria así como, para Jóvenes y Adultos.

Puede (re)construirse en marco/ a partir de otras propuesta socio- comunitarias como Comedores/Merenderos Comunitarios/Olla Populares, cooperativas de trabajo, etc.

En resumen, la Pedagogía de la Emergencia, debe diseñar, desarrollar e implementar estrategias didácticas- pedagógicas, desde un (re)pensar ‘curricular’ que contemple las problemáticas coyunturales y manifiestas del grupo.

Obliga despojarse de etiquetas, estigmas y prejuicios sociales, en contextos Interculturales- Bilíngües y de Frontera de etiquetas etnocentristas y/o eurocentristas, así como contemplar el bilingüismo y el interculturalismo (al momento incluso del armado de material, traducción de textos informativos, presentación de una temática como la Salud Sexual y reproductiva, etc.)

Exige (por ejemplo) un/el diseño de protocolos de seguridad e higiene (se trabaja con enfermedades infecto contagiosas: dengue, lepra, sarna, VIH, y niños inmunodeprimidos, en contextos con vectores patógenos: basura, insectos, etc.), y protocolos referenciales de acción/derivación/consulta ante casos detectados (abuso, desnutrición, violencia de género, etc.).

Como dato anecdótico: lo que evidencia este trabajo y su registro (audiovisual) como trabajo, desnutrición y mortalidad infantil, y las denuncias que implica, exponen al educador a situaciones de presión política y hasta de amenazas (inclusive de muerte).

Documento complementario Escuelita Ambulante Actividad de Educación Especial Itinerante. Única propuesta en América de Pedagogía Diferencial Comunitaria (PDF)