3 de agosto de 2018

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Julio César Páez García.
Montería-Córdoba-Colombia
Abrir mi aula de clases para contar con satisfacción lo que hago desde su interior y permitir que observadores me ausculten, me vean, realicen contrastaciones con su experiencia y conocimientos, me critiquen, me valoren lo que hago, me aporten nuevas ideas, es sin lugar a dudas una opción que me permite mejorar mi quehacer docente.

Alguien quiere observar y saber lo que hago en el aula de clases; se acerca detrás de los calados o ventanas, ronda el espacio del laboratorio, me sigue en las prácticas de campo, indaga por mi formación y hasta pregunta por mi historia de vida docente. Pero ¿quién o quiénes quieren auscultar mi aula? ¿Será mi profesora de didáctica en la maestría? ¿Serán mis compañeros de maestría o del área? ¿Será el coordinador o rector de la institución? ¿Serán los representantes de la Secretaría de Educación o quizás del Ministerio? o ¿Serán mis estudiantes que se están formando para ser docentes de preescolar y básica primaria? De cualquier forma, las puertas y espacios de mi aula están abiertas para que conozcan lo que hago al momento de orientar a mis estudiantes pero, también para que en cualquier momento me puedan retroalimentar esos procesos, por ello los invito a que lean, contrasten este escrito con sus vivencias, y a partir de allí esperar sus comentarios que sin lugar a dudas tendremos puntos de convergencias y divergencias, de eso se trata, pues es esto lo que nos permite enriquecer nuestras prácticas.

Antes de entrar a mi aula o espacio de intercambio de saberes y a veces de producción de los mismo, tengo presente la programación, la cual articulada a la propuesta curricular, al modelo pedagógico y al horizonte institucional que se expresa en el proyecto educativo institucional (PEI) de la Escuela Normal Superior de Montería, da cuenta de hacía dónde queremos formar a nuestros estudiantes, con cada clase que se orienta en el aula. En un principio planeo mi clase en mi casa hasta altas horas de la noche y de acuerdo a los ámbitos conceptuales que se indica en la programación, busco información en los libros de mi biblioteca personal y en páginas de internet, luego selecciono de acuerdo al tiempo la información que pondré a consideración, identifico los materiales a trabajar algunos los diseños otros los retomo de otros autores e inicio un esquema de la secuencia que debo llevar de acuerdo al plan de clase propuesto en la institución.

Llega el momento de la puesta en escena de esa planeación de clases que casi siempre le ocurren variaciones y hasta nos toca “improvisar” por las distintas inquietudes e intereses de los estudiantes los cuales ya terminaron su bachillerato e inician un proceso de formación para ser docentes de preescolar y básica primaria.

Así las cosas, les describo lo que pasa en unos de los tantos tipos de aula que utilizo, la de las cuatro paredes, al entrar a ella encuentro a mis estudiantes sentados en las sillas alineadas, quizás por la tradición o por la organización que siempre ha tenido un aula y que antes para mí era indiferente, pero ahora, a penas entro a este tipo de aula y después de dar los saludos respectivos, les pido el favor de poner sus sillas en círculos o semicírculos, pues después de haber leído en alguna parte y de experimentar que en esa posición se concentran mejor los estudiantes, tienen menos posibilidad de distraerse, se miran todos entre sí y recibe la mirada directa de su orientador, utilizo esa estrategia para empezar el intercambio de saberes, aunque el ruido de la silla molesta en ese instante y por mucho que se oriente siempre está ese ruido que indica que la clase va a empezar, a algunos no les gusta mover su silla después que están sentados, otros toman con beneplácito la nueva posición y después de un silencio de atención y con los rostros atentos a escuchar, planteo allí la situación o pregunta problematizadora la cual se puede resolver en una o varias sesiones de clases realizando reflexiones frente a lo planteado. Luego si la clase es expositiva me ayudo de medios audiovisuales, presentando la información en diapositivas a través de video beam o también utilizando la pizarra o tablero.

Viene aquí un momento interesante y es la forma como se diseñaron las diapositivas para la clase, éstas aunque cuestionadas por muchos autores, el tipo de diseño de las mismas me pueden mantener motivados a las estudiantes durante toda la clase, seguir secuencias de procesos y hasta contrastar valoraciones de contenidos, depende mucho de la creatividad del docente y trato que mis diapositivas o las que utilizo tengan esas características, pero, cuando no utilizo diapositivas saco copias del documento propuesto y de manera individual los pongo a leer, luego en grupos, y posteriormente les proporciono preguntas que den cuenta de la situación problematizadora planteada de tal manera que puedan resolver a partir de ella, otros cuestionamientos que les permitan establecer diálogos de saberes y dependiendo de la temática los motivo a elaborar un primer borrador de un escrito donde exprese la construcción de una propuesta de trabajo como maestro de preescolar y básica primaria para lo cual se están formando.

En esos diálogos de saberes se evidencia un proceso de valoración y evaluación constante en el desarrollo de la clase, aunque se dan algunos momentos para pruebas escritas, se puede describir en los estudiantes la actitud que asume frente al tema, la aplicabilidad que tiene, la apropiación del tema o sea un proceso de evaluación por competencias el cual se ve reflejados en la participación, el comportamiento, la disposición, la proposición y la puesta en práctica de los conocimientos que van sumando para la valoración en el período de clases respectivo.

Y al momento de finalizar la clase se establecen compromisos del estudiante como del docente que permiten fortalecer la situación planteada al inicio, estos compromisos pasan desde las consultas de profundización, reflexiones frente a lo visto, preparaciones para sostener diálogos de saberes y exposiciones argumentativas hasta los nuevos documentos que pueda traer el docente. Con esto cierro mi clase desde este tipo de aula, no sin antes recoger en una hoja el nombre, apellido y firma como evidencia de asistencia a mi clase. Lo mejor sería que observaras y auscultaras mi aula en vivo y en directo, pero a través de este medio puedo describirte algunas de mis experiencias que realizo en este espacio del conocimiento.

Por ahora y no del todo se cierra esta aula, pero se abrirán las siguientes, donde les contaré como es una clase desde el aula de laboratorio, cómo es desde los espacios de prácticas de campo y cómo es una clase aplicando los materiales didácticos de la OEI, en la comunidad de educadores para la cultura científica; porque hay mucho que contar, sus diferencias, sus nuevos intereses, sus motivaciones, sus cambios de actitudes en fin la satisfacción de contar lo que hago desde mi quehacer docente. Hasta pronto.

I Congreso Iberoamericano de Docentes
Algeciras 6 al 8 de diciembre de 2018
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